Fuente: protestantedigital.com
El homenaje es la poesía del deber”, dijo el excelente poeta francés Alfredo de Vigny. La frase me viene al pelo para lo que he empezado a escribir. Porque las casi 450 páginas del libro que comento son 450 reconocimientos a la obra de uno de los mejores poetas que hoy cuentan en España.
Son 450 alabanzas a su extensa obra en verso, 450 expresiones de agradecimiento a un hacer poético que nació en el corazón de Alencart con el primer suspiro de vida. “Mi corazón está ocupado por el Verbo y el amor”, confiesa el poeta.
EL ARCA DE LOS AFECTOS, que rinde homenaje a Alfredo Pérez Alencart, se presentó en la Sala de la Palabra del Teatro Liceo en Salamanca el 23 del pasado enero. Tantos fueron los asistentes que Jesús Fonseca escribió esto al día siguiente en el diario LA RAZÓN: La presentación del libro “desborda la Sala de la Palabra del Teatro Liceo”.
Pérez Alencart nació en 1962 en la ciudad peruana de Puerto Maldonado, situada en la región amazónica de Madre de Dios. Vino a España cuando tenía 23 años. Quería ampliar estudios en Salamanca y en Salamanca se quedó. Desde 1987 es profesor de Derecho del Trabajo en la Universidad. ¿Qué hace un poeta enseñando Derecho del Trabajo? Tal vez lo mismo que hacia el más grande poeta de la Generación del 98, Antonio Machado, enseñando en Institutos de Baeza, Segovia, Soria y Madrid.
Acepto que también el poeta tiene necesidades propias y familiares. Pero estimo que reducir la genialidad de estas personas a simples tareas de educadores constituye un desperdicio. Y hasta una crueldad. “Hemos de ganarnos la vida, la poesía no da para vivir”, dicen. Lo acepto, pero me subleva.
La edición de ARCA DE LOS AFECTOS, homenaje a Pérez Alencart al cumplir medio siglo de vida, ha sido coordinada por la poeta (¿poetisa?), Verónica Amat, con la colaboración de Jacqueline Alencar, esposa unida al poeta como el calor al fuego, y otros cinceladores del verso, como José María Muñoz Quirós, José Sánchez Carrolero, Juan Ángel Torres, José Antonio Valle, José María Sánchez Terrones, Gloria Sánchez, Isaura Díaz y el catedrático de pintura en la Universidad de Salamanca, amigo íntimo del homenajeado, Miguel Elías, autor de la portada y de otros dibujos que figuran en el interior. Elías posee las cuatro condiciones que el alemán Ludwig Feuerbach exigía al pintor: “un corazón emotivo, un ojo certero, una mano ligera y un pincel siempre fresco”.
El gran mérito de este equipo, encabezado por Verónica Amat, consiste en haber reunido en el libro composiciones de unos 230 poetas de muchos y muy diferentes países. Todos ellos se dan a conocer por orden alfabético en las tres páginas que acogen el índice de autores. Desde el iraquí Bahira Abdulatif hasta el chileno Raúl Zurita, desde la A a la Z, contando por orden de apellidos.
En la presentación de la obra, Amat aclara que “Alfredo Pérez Alencart se merece más de un homenaje… Tan generoso a la hora de difundir la obra de notables maestros o de jóvenes promesas, lo suyo quedó macerándose… Entendí que había llegado el momento de poder devolverle parte de lo mucho que ha sembrado en nuestros corazones, tanto en España y Portugal, como en su América que le sigue nutriendo el espíritu”.
En el espacio que sigue hasta el final de este artículo creo de obligación y justicia reproducir algunos de los poemas que figuran en este admirable y exquisito libro. Difícil tengo la selección, pero límites obligan.
Empiezo con unas estrofas de las muchas escritas por Isabel Pavón, compañera nuestra –de Pérez Alencart, mía y hasta de cien más en las tareas que llevan a cabo PROTESTANTE DIGITAL y la ALIANZA DE ESCRITORES Y COMUNICADORES EVANGÉLICOS” (A.D.E.C.E.).
Dice Isabel Pavón:
TU HECHURA PREPOSITIVA
Amigo, aquí estoy, escribo para ti, realzo tu hechura de caminante apresurado que, como si le faltara el tiempo, reparte los dones propios y festeja los ajenos. ¡Qué cualidad tan sana y a la vez escasa poseer ese equilibrio de saber dar y reconocer lo que el Señor reparte!
A ti, Alfredo, que existes como un ángel que nació sin alas en el otro hemisferio verde del mundo, a ti que llevas como tarjeta de presentación tu buen hacer, tu manera genuina de abrir puertas al prójimo, tu conversación afable, esas incansables ganas tuyas de emprender algo nuevo hoy, y mañana, y pasado mañana y más allá de cualquier fecha, van estas reflexiones.
So pena a equivocarme, averiguo sal marina impregnada entre tus sílabas, cumplimiento de promesa que una brisa levantina alza y rocía al aire. La voz muda su tono.
Sobre la tierra late el fruto, del grano que murió en lo oscuro. Duele el claustro. Duele la espera. Mas lo fértil verde brota. Avanza y avanza el viento solar hacia la órbita de la Tierra.
Tras la apariencia se esconde la persona verdadera, el poeta que libre de ataduras vuela.
Vía Salamanca va este escrito mío repleto de cariño, admiración, simpatía…
Huang Han, desde China:
DIOS
Estás hecho de musgo,
de ardimiento ciego,
de alud que se derrumba
conmigo,
en la llenez de la llaga,
en el amor asombrado,
en las señales eternas.
Rami Saari, poeta israelí:
Vuestra meta no la paran
muros ni gendarmes:
quien emigra pasa
alambradas y trepa vallas,
levantándose, cayendo,
resistiendo cansancios
con el nervio vivo
vibrando por encontrar
contraluz a su agonía.
Que los hombres no
se enmurallen cuando
otros toquen a su puerta.
Del poeta iraquí Abdul Hadi Sadaun:
PALABRAS
(para Alfredo)
Espejos que consumen
susurros pálidos
y
vasta línea de irreconocibles caras.
Yo hasta el momento no asumo mi papel
en esta algarabía,
no sé nada en este aljibe seco,
yo no decido nada
en esta jaula mareada.
Yo saludo
tú también
repetimos el mismo gesto desde aquella tarde
donde volaron nuestras últimas gotas de prudencia,
Somos cautelosos desde entonces…
Seguimos así
hasta un fin sin punto.
Desde Cuba, Nancy Morejón.
EL PUENTE Y LA ALAMEDA
Para el poeta
Alfredo Pérez Alencart,
Siempre
El puente y la alameda,
frente a dos lunas menguantes,
y un rumor del Pacífico,
traen al poeta hasta los aires fríos
de una danza ancestral.
Nos miramos sin tregua
el poeta y las dos lunas
buscando todos
las señales de un país inmenso,
multiplicado
en los confines del mundo.
La noche es nuestra porque es la noche
de un encuentro entre lunas y versos
con este poeta de los mares del Sur
cuyo canto
se alza sobre la brisa de los ríos profundos
para arrastrar cierta nostalgia limeña
y a sus amigos fieles,
en ese insólito riesgo suyo de la palabra
que juega, como los niños, contra las guerras,
contra los miedos, contra las desigualdades,
en largas caravanas de viajes extraños
por los cuatro puntos cardinales.
De su tierra peruana llegan estos versos escritos por Ricardo González Gil:
VISITA A SALAMANCA
A Alfredo Pérez Alencart
El aire se serena…
La voluntad se enhechiza…
No sólo por el oro de las piedras,
ni el cielo (aquí sí) a la altura de su nombre.
Me acoge algo más que la escondida senda
y la agonía quijotesca:
tu amistad extremada,
Alfredo, peruano ecuménico,
Sembrado en Madre de Dios,
cosechado en Salamanca.
En nombre propio y en nombre de quienes día a día, semana tras semana elaboramos los contenidos de PROTESTANTE DIGITAL y de la ALIANZA DE ESCRITORES Y COMUNICADORES EVANGÉLICOS, expresamos nuestra alegría y nos unimos al homenaje recibido en Salamanca. Alfredo Pérez Alencart, cristiano evangélico comprometido en su fe, con Dios y con su Iglesia, miembro, juntamente con su esposa, de una Asamblea de Hermanos en Salamanca, es motivo de orgullo para todos los evangélicos españoles por su talla espiritual e intelectual.