Fuente:granadahoy
En el prólogo del libro habla de tu encuentro con el acervo poético de oriente. ¿Cómo se produjo ese encuentro? ¿Cuándo el discípulo está preparado aparece el maestro? Mi primera formación literaria y poética fue occidental y sobre todo como lector de lengua española, francesa, italiana y portuguesa; accedí a los primeros textos de China o de Japón en verso y prosa (gracias a traducciones en alguna de las anteriores lenguas) bastante tiempo después, cuando era estudiante universitario, fue cuando me acerqué a los textos literarios orientales, aunque ya conocía el pensamiento filosófico y religioso de las más influyentes corrientes en estos países, sobre todo el taoísmo y el budismo.
La lectura de la poesía y otros géneros literarios orientales fue la confirmación de muchas de las intuiciones e inquietudes que tenía sobre la importancia de estas riquísimas tradiciones. Y sí, en cierto modo, apareció la maestría de los grandes nombres de la poesía china o japonesa cuando ya tenía una cierta preparación poética.
-¿Esta simbiosis entre sus versos y las fotos de Francisco Fernández viene de la fusión entre poesía y pintura de la tradición china?
-La tradicional simbiosis entre las artes plásticas y literarias en oriente puede venir de perlas para encontrar una justificación más para explicar un ejercicio como este que ofrecemos en el libro Haikus de la Alhambra. De todos modos, ya era perfectamente conocedor de que esa tradición era también, aunque no tan antigua, conocida en occidente y de la que no puedo sino sentirme también sincero deudor. No sabría decirte con rotunda claridad cuál fue la influencia primera consciente o inconsciente para idear este conjunto de poemas y fotografías que conforman el libro como una unidad singular.
-¿Qué influencia tienen de la literatura china y qué rasgos toman de la japonesa?
-De la china, como digo en el prólogo del libro, ese carácter wen, es decir, de encrucijada, de encuentro, de mixtura, que iban a coincidir con ese concepto integrador que siempre había pensado personalmente que tenía la poesía como potencia integradora del mundo visible (fenomenológico) con el mundo invisible del pensamiento, las emociones, los sentimientos… También la concepción del poema breve (haiku en este caso) como mínimo completo -lü-shi-, capaz de integrar en tan poco espacio (tres versos) una plenitud expresiva que pueda sugerir al potencial lector de los poemas. Y de la poesía japonesa el gusto especial por el juego con los elementos de la naturaleza para ofrecerlos como recurso expresivo y, sobre todo, el sugestivo mensaje de sus poemas impregnados del pensamiento del budismo zen.
-¿Hay ahora una moda del haiku en España?
-Ciertamente. Hay una gran propagación de esta fórmula de gestar versos en la actualidad.
-¿Y esa propagación es fruto de la serenidad oriental o de la prisa occidental?
-Para el lector ocasional de poesía seguramente es una liberación intelectual por la brevedad de sus composiciones, y puede ofrecerse como una lectura poética de andar por casa. Para el lector avisado y avezado de poesía es una suerte de pozo sin fondo de inspiración e interpretación que, sin duda, requiere sosiego para su total deleite. El origen de esta formulación poética exige, tanto en su construcción como en su lectura y aprensión, un estado de consciencia del que hoy parece estar muy alejado en las costumbres o hábitos tantas veces enajenadores de nuestra sociedad.
-En el libro, esa conjunción foto-haiku que conforma "una suerte de música duradera" se plasma sin seguir un criterio fijo, en algunos casos una imagen es acompañada por varios haikus, a veces varios haikus no tienen imagen, o a veces una imagen va acompañada de un sólo haiku.
-Tuve siempre claro que, aun con la necesaria y estudiada armonía con la que se había concebido el libro con los poemas, las fotografías y el propio objeto material artístico que es el libro, se hacía imprescindible reconocer la unidad y potencia de cada elemento, pues cada uno de ellos tiene capacidad individual para distinguirse como arte singular, por eso creí que esas rupturas de simetría en el orden de los poemas, fotografías y paginación, serían el contrapunto preciso para que la suma de las partes fuese más que la totalidad del conjunto que se ofrece.
-¿Cómo ha sido el trabajo entre Fernández y usted: cada uno se ha centrado en su tarea de forma solitaria o se han coordinado?
-Ha sido una tarea enriquecedora y profundamente gratificante. Se pensó primero en el proyecto. Después, cada cual trabajó por su cuenta. Más tarde fuimos viendo (estupefactos en muchos momentos) cómo iban casando, en extraordinario puzzle, las imágenes con los poemas y, a su vez, todo ello con el diseño, maquetación, impresión y encuadernación de su marco material y que tendría como resultado este conjunto intitulado Haikus de la Alhambra del que nos sentimos profundamente satisfechos y que, a nuestro juicio se integra perfectamente con el marco natural y arquitectónico dónde vino.