Sofía Solórzano: la poeta fusagasugueña que ve la poesía como refugio en tiempos de prisa

Fuente: https://letralia.com/entrevistas/2025/02/16/sofia-solorzano/

Detenerse y, sobre todo, sentir, ha dejado de hacer parte de la agenda. Vivimos en una época en la que todo sucede rápido, los mensajes desaparecen, las palabras se convirtieron en reacciones, stickers, y el ruido no se detiene.

Sin embargo, en medio de ese vaivén, la poesía ha sabido hacerse un espacio. Sofía Solórzano, la primera mujer de Fusagasugá en publicar una obra poética, ha contribuido al proceso.
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Con la difusión de poesía en redes y el lanzamiento de su primer poemario, Volar también implica lanzarse al vacío, esta joven colombiana es prueba de que, en tiempos de inmediatez, las palabras todavía tienen el poder de conmover. Conversamos con ella sobre cómo la poesía puede rescatar lo que el mundo moderno nos obliga a olvidar: la introspección, los sentimientos y, sobre todo, la pausa.
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—Tu poemario habla desde lo íntimo y lo cotidiano. ¿Por qué crees que la poesía es un medio ideal para rescatar los sentimientos en esta era tan acelerada?
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—Creo que la poesía obliga a frenar. Cuando lees o escribes un poema, no puedes correr, necesitas tiempo para saborearlo, entenderlo o incluso sentirlo. Nos hemos acostumbrado a lo inmediato, pero los sentimientos, como la poesía, no responden a esa lógica: necesitan espacio y calma. En este sentido, un poema puede ser un refugio, un lugar donde las emociones no pasan de largo, donde pueden quedarse y ser exploradas..
Hay poemas que nacen de una necesidad visceral, como si ese sentir interno pidiera salir.
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—¿Cómo describirías tu relación con la poesía como un espacio de autoconocimiento?
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—A veces no sabes que sientes algo hasta que lo escribes, hasta que las palabras te lo muestran. Hay poemas que nacen de una necesidad visceral, como si ese sentir interno pidiera salir. Es en ese proceso donde más me reconozco, donde más me escucho a mí misma. La poesía tiene esa capacidad de convertir lo abstracto en algo tangible, algo que puedes ver y tocar con palabras.
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—En una época en que todo parece medirse en “likes”, ¿qué significa para ti compartir poesía en tus redes sociales y migrar a ese @sofiaenletras?
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—Las redes sociales, con todo lo efímeras que son, también pueden ser un puente poderoso; permiten que la poesía llegue a personas que, quizás, nunca la buscarían. Un poema breve puede aparecer en un scroll y detener a alguien por un instante. Eso, en esta época, ya es valioso: lograr que alguien pare y sienta. Creo que la poesía en redes puede contribuir a salvaguardar la sensibilidad que a veces se pierde en la prisa digital, a decirle a la gente que es significativo darle voz a lo que lleva dentro, pero en formatos que conoce y le gustan, como un reel o una imagen.
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—Tu poemario lleva un título muy significativo: Volar también implica lanzarse al vacío. ¿Qué lugar tiene el riesgo emocional en la creación poética?
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—La poesía siempre es un riesgo, porque es exponer lo más íntimo, incluso lo que no sabemos que llevamos dentro. Publicar el libro, especialmente por autopublicación, fue también un salto al vacío. Decir: “Esto es lo que soy, esto es lo que siento”, y compartirlo con el mundo, da miedo, pero también tiene una recompensa: conectar con otros a través de esas palabras. El riesgo, al final, es parte de ese vuelo..
La poesía siempre ha sido necesaria. Es un lugar donde nos reconocemos.
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—Como poeta que autopublicó su libro, ¿qué consejo les darías a quienes desean llevar sus sentimientos al papel y compartirlos, pero temen dar ese paso?
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—Que confíen en sus palabras y que no se guarden lo que quieren decir. Empezar por compartir con personas cercanas puede ayudar a ganar confianza. Y que sepan que, aunque dé miedo, siempre habrá alguien que necesite leer lo que han escrito. Además de que encuentren un editor que los acompañe en el proceso.
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—¿Qué le dirías a alguien que siente que la poesía no tiene lugar en el mundo moderno?
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—Le diría que la poesía siempre ha sido necesaria. Es un lugar donde nos reconocemos, donde encontramos las palabras que no sabemos decir. En un mundo tan ruidoso, la poesía nos devuelve el silencio y la profundidad. Tal vez no veas poesía en todas partes, pero está ahí: en lo cotidiano, en lo que sientes y en lo que observas, sólo hay que detenerse y mirarla.
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Por Juan Pablo Vargas