Virginia Fernández Collado, poeta de intensa acción cultural en Almería -nacida en Bédar, y profesora de Administración de Empresas, en Educación Secundaria- presenta "Depredador", su primer libro de poemas, el sábado 21 de febrero, a las ocho y media de la tarde, en La Oficina –espacio para el encuentro con el arte y la literatura, situado en la calle de las Tiendas.
Le acompañarán en la presentación los poetas Toño Jérez, quien ha impulsado y cuidado la publicación de esta obra, en la colección "Máquina de escribir"; y Juan José Ceba, que ha escrito una aproximación al universo de la autora.
La escritora ha dado a conocer sus versos, con anterioridad, en el cuaderno literario "Poeta de Guardia", editado con motivo del recital que ofreció en La Oficina; y ha participado en libros colectivos, como "Antología del poeta y artista virtual" (Quebec-Canadá), "Un poema a Pablo Neruda. Homenaje" –publicado en Chile-, "Antología del poeta virtual" (Madrid), "Lo demás es oscuridad" (coordinado por Pilar Quirosa y Mario Sanz), "Libertad tras las rejas" (al cuidado de Toño Jerez), o "La honda presencia. 20 poetas al encuentro con Antonio López", presentado en el Museo Ibáñez. Ha colaborado en la revista "Axarquía".
Virginia recibió el primer premio de Poesía en el XIII Certamen de Creación Joven Ciudad de Almería, en el año 2011. Su actividad literaria y cultural es incesante. La hemos visto en la organización de Alcazaba-Gazela. Y ha colaborado, entre otros muchos actos, en el Amanecer en la Alcazaba, homenajes a Julio Alfredo Egea, Valente, Panero, recital dedicado a Juri Talvet y a la poesía estonia, o en la lectura colectiva de "Zimma", cuentos de Ismael Diadié. Es una poeta llena de sueños y proyectos.
En "Depredador" asistimos a "la gestación de una poesía nueva, personal, deslumbrante de imaginación, comprometida y solidaria; una manera valiente y radical de vigorizar la palabra, en consonancia con su tiempo y el vértigo de acontecimientos de una época convulsa". El lector participa de un mundo de inocencia primera, con trasmundos o lugares sutiles, la fuerza combativa de la libertad o los asombros de la lluvia, con un verbo recién creado en amplios e infinitos horizontes, el acercamiento al silencio, y el deseo de ser bosque por entero. Reclama el arte de la mirada y la visión estremecida ante las simples cosas, y muestra la alegoría de los naufragios del tiempo presente. Una escritura de ahora mismo, con enorme autenticidad.