Fuente: lavanguardia.com
El poeta publica 'Alma Venus', donde habla de Paesa, Urdangarín o Lasa y Zabala | El escritor reivindica la poesía que devuelve la dignidad de la palabra | Gimferrer reflexiona sobre la pérdida de la Europa humanista en manos de la economía
Pere Gimferrer celebra los cincuenta años de su primer libro de poesía (Mensaje del Tretrarca) con Alma Venus (Seix-Barral), en el que a sus metáforas sobre el amor y la muerte, la belleza y la memoria, el arte y la vida, la reivindicación del poema que nos construye, aborda en algunos versos y en algún poema temas de la historia antigua y del presente.
"¿Urganda la desconocida? No: / en pieza separada, Palma Arena, /bultos rellenos de latón y paja/ y el roberío que en la noche brilla; chamarileros de color de plomo/ y un alfeñique de pupila azul".
¿Urdangarin? Pere Gimferrer cita a Urganda la desconocida, la hechicera del Amadís de Gaula que se presenta siempre con aspecto cambiante, pero el lector piensa en Urdangarin y en el caso Palma Arena.
"Escribo Urganda, no Urdangarin", se evade Gimferrer. "No cito ningún nombre propio". Pero el poema sigue: "La terracota del país de espumas/ no ve los entorchados de serrín, la saturnal nocturna de licántropos,/ la patulea de los malandrines". El escritor compara la palabrería estafadora con la palabra del poeta y su función custodia: "Por eso guardamos las palabras,/ para no conciliarnos con el papel moneda,/ con el albéitar de botica y pienso". Sin significación, cada palabra "es sólo vocerío de comparsas,/ graznido ronco de los quincalleros,/ intercambio de falsificaciones:/ el julai y la ja, feria de incautos/ o de trileros, tocomocho al ser".
En todo el libro se filtra esa idea del poeta como celador de la dignidad de la palabra ante su secuestro por la politiquería y los mendaces, como -dice Gimferrer- la poesía cívica de Blas de Otero.
"No es la primera vez que hablo de la historia actual ", dice Pere Gimferrer. "Ya antes en los años 60 había citado al Che Guevara o la guerra del Vietnam, y en Tornado, la guerra de Iraq". Le recuerdo sus chanzas sobre Felipe González en Mascarada, que le valieron un reproche de Octavio Paz -"És cosa baixa ser el criat d'algú/ com Felipe González / No acosteu les urpes ací/ D'aquest govern sóc insubmís/ Quincalleria sevillí/ Govern de roba venturera"-, pero él prefiere hablar de su nuevo libro: "Escribo sobre algo más fuerte que la corrupción", comenta. En otro poema, el comentario de una escena de Muerte en Venecia, de Visconti, cuando se encala con cal viva los muros de la ciudad asediada por la peste, le conduce a los etarras Lasa y Zabala, cuyos cadáveres calcinados fueron identificados en 1995 y está considerado el primer crimen de los GAL.
Hay más alusiones al presente: al financiero George Soros, al ensayista Noam Chomsky, al modisto Karl Lagerferd. Y por supuesto, a directores de cine, a músicos, a artistas, a Borges o a Jaime Gil de Biedma, que le envió una postal en inglés desde Granada.
En otro poema habla de guerra, de armas y de fusilados -Companys, Laval, Brasillach y el Che- y el monasterio de Cardeña del Cid le conduce a Paesa, el escurridizo agente español que simuló su muerte y su funeral en Cardeña: "El paladín -escribe Gimferrer- da paso al transformista".
Hay también una reflexión sobre el devenir de Europa hoy en crisis humanista, dominada por el dictado político-financiero -se mofa de un político socialista que decía "Uropa"-, el fracaso de las ilusiones revolucionarias, la vindicación del amor y la pasión como elementos de vida y de singularidad individual que se escapan de la utilidad impuesta por el sistema económico. Y sobre todo, un manifiesto poético contra los vendedores del maletín de niebla, la fullería del vivir, el poema manierista, la epidemia del "flatus vocis y gesticulación", el estruendo de las palabras muertas, el imperio de la pantalla digital. El dilema entre arte y vida: "Fantaseando, descubrí el amor,/ pero el amor es algo realista;/ fantaseando, descubrí el poema,/ mas el poema crea realidad... Venía de vivir en el poema,/ para que así el poema viva en mí". La vida se desencadena en los cuerpos, Alma y Venus. Para el escritor, "la poesía es liberadora, más allá del papel del erotismo, por el uso que hace del lenguaje".
¿Cómo ha cambiado Gimferrer desde Mensaje del Tretrarca a Alma Venus? "Hay poetas jóvenes que escriben como viejos y poetas viejos que escriben como jóvenes. Mejor que lo que yo le pueda decir, está la frase que me escribió Octavio Paz: 'Dentro de diez años será usted un hombre joven y dentro de cuarenta un viejo, pero siempre será, estoy seguro, un poeta joven, un poeta dueño de esa perfección que sólo lo joven tiene".
La inquietud de Gimferrer en su nuevo libro era que "no pareciera un remake de Rapsodia. También he intentado que cada verso en singular y cada poema en su conjunto funcione y que se entienda más allá de si el lector capta la multitud de fuentes que introduzco en los poemas".
Tras una primera lectura de los versos de Alma Venus, escrito mayoritariamente en endecasílabos, con algún alejandrino, queda un aliciente, no menor, en descubrir las citas ocultas: el misterioso Aminabad de san Juan de la Cruz, los versos de Neruda ("cementerio de besos/, aún hay fuego en tus tumbas"), las alusiones a Josef van Sternberg, Rulfo, Góngora, Stellan Rye y Paul Wegener, Proust, Aleixandre, Fritz Lang , Eluard..., "un archivo cultural que, si usted lo reconoce, es también compartido", comenta.
Alma Venus es una expresión latina, que usa Virgilio y que él tomó de Antonio Negri, "un filósofo oscuro, del que se demostró que no era terrorista". En su caso, tiene un significado de "poderío benéfico" para reivindicar el poder subversivo del amor en un momento como el actual.