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José Manuel Blecua nació en Alcolea de Cinca (Huesca) en 1913 y fue catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Barcelona. Blecua, uno de los más eruditos y sabios filólogos de todo el siglo XX, ha publicado un ingente número de valiosísimos estudios literarios que, realmente, no le dirán mucho al lector medio pero que son indispensables para el estudioso de la literatura de los Siglos de Oro pues le serán utilísimos para comprender tan complejo periodo.
En 1983 recibió el Premio Aragón de las letras y en 1993 recibió el Premio Internacional Menéndez Pelayo. El gran estudioso falleció en marzo de 2003 dejando un vacío insustituible en el panorama filológico y académico, pues era alguien muy apreciado por sus alumnos. Sirva esta pequeña y humilde reseña de uno de los libros que publicó como sentido homenaje. Gracias maestro, tus libros siempre estarán con nosotros.
2. Contexto literario de la obra.
Las referencias a la poesía clásica en la literatura del Renacimiento son continuas y podemos encontrar dos clases de imitación de estos modelos poéticos del mundo antiguo: por una parte el seguimiento único de un modelo excelso y, por otro, la imitación de varios modelos para extraer una idea algo más original. Además, hemos de destacar que se divulgan los clásicos en lengua vulgar, a diferencia de lo que sucedía en el s. XV que se hacía en latín. El eminente estudioso que ha realizado esta antología señala como 1526 la fecha más decisiva en la historia de la poesía española. En ese año Andrea Navagiero (embajador de Venecia) propuso a Juan Boscán que utilizase los metros italianos para componer poesía en español. Este hecho daría pie a toda una revolución de la poesía en nuestro país.
3. Comentario de la obra.
La égloga pastoril es el género poético que triunfa en el Renacimiento. Estas composiciones, basadas en la poesía virgiliana, son adoptadas por Garcilaso de la Vega y su éxito se debe a que el hombre renacentista es una amante de una naturaleza idealizada que posee elementos inamovibles y perfectos en lo que se denomina Locus amoenus, es decir, el poeta se encuentra en un verde prado, a la sombra de los árboles mientras le acaricia una suave brisa que mantiene una temperatura muy agradable mientras oye el continuo rumor de las aguas. Este lugar, es a veces, el marco adecuado para dos de los más frecuentes temas renacentistas: el amor pastoril (amor físico pero no sexual) y el Beatus Ille, tópico filosófico rural. Se aprecia también un incremento de la poesía petrarquista tanto de temática como de estilo de la mano de Juan Boscán y Garcilaso pero se aprecia que, a este petrarquismo, se le dota de un neoplatonismo que se enfrenta al aspecto trágico de la poesía trovadoresca. Se produce una aclimatación del endecasílabo en España, algo que ya intentaron antes autores como Juan de Mena o el Marqués de Santillana, aunque esto no supone un abandono del octosílabo tradicional.
Hernando de Acuña, Gutierre de Cetina y Diego Hurtado de Mendoza son poetas que siguen el camino de Garcilaso de la Vega, cumpliendo, el primero, la dedicación a las armas y a las letras que tanto se valoraba en la época cultivando una poesía heroica y amorosa. La oda, la elegía o el madrigal son algunas de las formas de la poesía del Renacimiento español y como ejemplo de este grupo, el filólogo reseña el que, tal vez sea el más famoso madrigal de todos los tiempos que comienza con los conocidísimos versos ‘Ojos claros, serenos, si de un dulce mirar sois alabados’… Pero el siglo XVI no sólo se caracteriza por la adopción de las formas italianas y la imitación de los clásicos. Se produce una contribución importantísima de España a la literatura y a la cultura universal. Los versos místicos de Santa Teresa y San Juan de la Cruz y los maravillosos poemas ascéticos de Fray Luis de León elevarán la poesía española a unas cotas ciertamente difíciles de superar y que merece conocer. Todo ello está cuidadosamente reseñado y valorado en esta antología de poesía.José Manuel Blecua nos presenta una magnífica antología en la que se recopilan los principales versos de tan prolífico siglo.
Recomiendo muchísimo la lectura del libro puesto que considero que las antologías son una magnífica puerta de entrada hacia el mundo de una literatura alejada del gran público y de las caducas mesas de novedades en donde el espacio es devorado por obras que no tardan en ser olvidadas por todos ya que, en muchos casos, no son más que un mero producto de márketing editorial. Siempre nos quedará la poesía de los siglos de oro y para el que no la conozca, tiene una oportunidad inmejorable con esta antología. Imprescindible en nuestra biblioteca.
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