XXXVI CERTAMEN DE POESÍA "BLAS INFANTE"

La poesía en 2024: doce meses contra el silencio

Fuente: https://www.abc.es/cultura/cultural/poesia-2024-doce-meses-silencio-20250102135249-nt.html?gig_actions=sso.login&gig_enteredFromComponent=fromLoginClick

En el desarrollo de la lírica del pasado año están muy latentes todas las heridas e incertidumbres de nuestra época.


Tal vez, sin que nos hayamos enterado, los poetas son los verdaderos héroes de nuestra sociedad literaria. Siguen ahí, infatigables, cada uno en su trinchera, mientras el mundo de una y mil formas les vuelve la espalda. Desalojados de los suplementos literarios, sin revistas que tengan una repercusión real más allá del espacio ínfimo en el que aparecen, a los poetas y a la poesía apenas les dejan ocupar un sitio que no sea en los márgenes de nuestro sistema cultural. Es cierto que, históricamente, con periodos de mayor o menor visibilidad, la poesía siempre estuvo en los márgenes, siempre tuvo que crearse su propio ecosistema, pero nunca como hoy sintió tan cerca la amenaza o la condena a la insignificancia.
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Habrá algunos que argumentarán que la cultura tal como la hemos conocido hasta hoy está a punto de desaparecer, que, como el mercado no está fuera de nosotros sino en nosotros mismos, se ha producido una mutación en nuestra forma de conocer y en nuestra forma de leer, que los bárbaros digitales están aquí y saquean nuestras aldeas, aquellas que construimos en el Romanticismo y que apelaban a la profundidad y a la aventura espiritual como valores supremos del arte, y que, en esta mutación, la poesía ha sido la primera víctima. Para estos, a lo que estamos asistiendo, es a ver el humo del incendio de nuestras viejas creencias..
Y, sin embargo, la poesía sigue viva, creándose su nuevo rostro y poniendo palabras a este tiempo de tantas encrucijadas y actualidades tan complejas. Desde luego, en el desarrollo de la poesía escrita en este 2024 están muy presentes, muy latentes, todas las heridas y todas las incertidumbres de nuestra cultura, todos los cambios y paisajes diversos que configuran este nuevo siglo. La poesía sigue resistiendo a pesar de todos los silencios con sus armas de siempre: expresar sensibilidades, ganar una nueva forma de lenguaje, acercarse a ese enigma que es mirar y escribir las cosas de nuevo.
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Tal vez, sin que nos hayamos enterado, los poetas son los verdaderos héroes de nuestra sociedad literaria
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¿De qué crisis de la poesía se puede hablar cuando todavía Circe Maia, Raúl Zurita, Anne Carson, Sharon Olds, Ana Blandiana, Joaquim Manuel Magalhaes o Joao Miguel Fernandes Jorge aceptan el reto de ser conciencia y aventura, diálogo de su escritura con este tiempo? ¿Cómo pensar en la irrelevancia de la poesía después de haber leído con absoluto asombro 'El último de nuestros tíos', de Linda Pastan, publicado hace solo unos meses por Pre-Textos? ¿Cómo no reconocer esa gran voz de la escritura en español que es Fabio Morábito después de acercarse a un libro como 'Canción segunda', en Visor? ¿Cómo saber del sufrimiento que causa la historia, de tantos silencios y muertes en esa guerra interminable entre Israel y Palestina, sin aproximarse a los poemas de 'Nada más que perder', de Najwan Darwish, en Vaso Roto? ¿O cómo enfrentarse a las heridas de Europa sin abrir esta partitura de 'Música para muertos y resucitados', de Valzhyna Mort, que ha aparecido en La Bella Varsovia ?
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Imágenes que queman
Está claro que cualquiera de estos libros está jugado con fuego, que sus imágenes queman porque son imágenes nacidas de la sensibilidad y la inteligencia, del riesgo, que trazan el retrato de nuestra identidad mejor incluso que muchas novelas que ocupan portadas y páginas destacadas en nuestros suplementos literarios. La cultura no ha muerto en ellos, no es una caduca superstición, sino algo que sigue definiendo ese gran proyecto de la mente humana que es su comprensión sentimental de lo que la rodea. Hablando de cultura, es un placer seguir los pasos de la felicidad detrás de Juan Antonio González Iglesias por un Nápoles de vida, autobiografía y humanismo en 'Nuevo en la ciudad nueva' (Visor), acercarse a esa edición monumental que es 'Poesía de la cábala', de Peter Cole (Vaso Roto), para entender el misticismo de la tradición judía, y reconciliarse con los símbolos que fundan nuestra realidad más profunda después de los iluminadores poemas de 'Ceguera, allí estarás', de Jeannette L. Clariond, en Nueva York Poetry Press.
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2024 es el año en que dos grandes poetas de hoy hicieron la recopilación de su poesía completa: Eduardo Moga en 'Ser de incertidumbre' ( Dilema) y Marcos Díez en 'Con sol dentro' (Visor), a la vez que Hiperión publicaba 'Oír las grietas', una gran antología llevaba a cabo por Francisco Javier Irazoki de ese poeta tan secreto como imprescindible que es Ramón Andrés. Y 2024 se ha abierto a ese territorio mítico que ha creado José Luis Puerto, cuya última entrega 'Cristal de roca' (Páramo) vuelve a hacernos presente una escritura poderosa, que nos enseña una manera de estar en el mundo, de dialogar con la memoria, de bucear en la intrahistoria para desentrañar qué somos.
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Poesía de la historia, poesía de la cultura y cómo no poesía de la intimidad, poesía como mirada hacia la memoria familiar, hacia una casa y hacia un amor, eso es 'En el jardín del poema', de Juan Antonio Masoliver Ródenas, editado por Acantilado, un libro que es goce de principio a fin y que posee la fuerza de la sinceridad, de jugarse todo en cada verso. Porque, en efecto, esos mundos íntimos, nuestras tragedias existenciales o familiares, nuestras búsquedas, nuestros amores encontrados o perdidos, la naturaleza del tiempo los vamos a encontrar en libros como 'El sol y las otras estrellas', de Raquel Lanseros (Visor); 'Siempre promete amanecer', de Ignacio Caballero (Vitruvio); 'Un momento', de Luis Muñoz (Visor); o dos libros ya imprescindibles de la joven María Paz Otero: 'A la tarde' (Vitruvio) y 'Los atormentados' (Rialp, Premio Adonais 2023)
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Sin duda en esta soledad sonora de la poesía están esos nuevos universos poéticos creados por los jóvenes, esa generación 'milenial' que en realidad es la primera nativa de lo digital. En ellos la vanguardia se define como un nuevo impulso y hay que esperar que sean recibidos como una apuesta de futuro, en un panorama donde, como escribe Vicente Monroy, uno de ellos, «nuestra raza es tacaña con los vivos, generosa con los muertos».
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Habrá silencios, querrán hacerlos invisibles, pero cada poema sigue siendo un acto de redención, un acto contra la rendición, porque, como diría Darwish, «a pesar de todo/ es todavía mi deber decir unas cuantas palabras/ envenenadas de esperanza, /aquí, en esta asamblea de desesperación»
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Por Diego Doncel