El poeta y filólogo, que prepara un nuevo poemario, participa esta semana en la Escuela de Estudios Clásicos y en los Martes Literarios.
Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950) escribe el que será su nuevo poemario, «con mis temas de siempre», según anuncia. Esta semana estará en la UIMP para participar en la II Escuela del Mundo Clásico y protagonizar, en un diálogo junto al escritor y 'activista por las Humanidades' Emilio del Río, una nueva velada de los Martes Literarios. Poeta, ensayista, filólogo, Premio Nacional, exdirector de la Biblioteca Nacional de España, profesor de Investigación del CSIC, miembro numerario de la Real Academia de la Historia... Luis Alberto de Cuenca se siente sobre todo un poeta «comunicativo».
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–¿No le parece un milagro que en un país en el que se han denostado las asignaturas relacionadas con los estudios clásicos tenga tanto éxito la Escuela?
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–Lo que me parece un milagro, más que la Escuela en sí, que lo es, es que exista una persona como Emilio del Río capaz de volcar todo su entusiasmo en esta empresa o en cualquier otra..
–Emilio del Río, precisamente, sostiene que si estudiásemos a los clásicos mejoraría nuestra capacidad de pensar, de crítica y seríamos más libres. ¿Comparte esa afirmación?
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–Totalmente. Hay un antes y un después de la enseñanza del latín y del griego en las escuelas de todo el mundo, no solo en las de España. El latín y el griego son las gimnasias mentales más importantes que hay y de la gimnasia mental a la gimnasia moral hay muy poco espacio. También tengo la certeza que leyendo a los clásicos somos mejores y más felices.
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–¿Cómo podemos llevar, en pleno verano además, a un joven acostumbrado al lenguaje de las redes sociales a un foro en el que se va a hablar de Homero, Aquiles y 'La Orestíada'?
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–Mi experiencia en esta Universidad ha sido siempre de abundancia de personal, así que no estoy preocupado por el número de asistentes, pero es que, además estoy convencido de que la llamada de lo clásico, con personas como Emilio del Río, que está haciendo una labor extraordinaria con sus libros, divertidos y simpáticos, y desde la radio, contribuye a que la gente se sienta atraída por este mundo.
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–¿Si le dieran a elegir entre Homero y Jorge Luis Borges con cuál de los dos se quedaría?
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–Caramba. Me lo pone muy difícil. No podría renunciar a ninguno de los dos. En la literatura hispana hay dos grandes figuras que son Miguel de Cervantes y Jorge Luis Borges. Ellos son los que han escrito las obras más decisivas en español. En cuanto a Homero, es el padre de la literatura. Así que no me pida que elija. Homero está fuera de toda lista y Borges está en una gran posición de esa lista, el segundo después de Cervantes.
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–Le pongo en otra disyuntiva. ¿Con quién se queda: con el Guerrero del Antifaz, que aparece en la foto de su perfil de' wasap', o con Tintín?
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–Pues sí que me vuelve a poner en otra tesitura muy compleja aunque, sinceramente, creo que soy más del Guerrero del Antifaz, que era el protagonista de los tebeos de mi época, mientras que a Tintín le conocí ya de mayor porque de pequeño no me gustaba nada el papel en el que aparecían sus viñetas, Pero bueno, al Guerrero le tengo en el wasap, porque a lo mejor la Fundación Hergé –que custodia y difunde el legado el autor de Tintín– me pone un multa por los derechos de autor. (Ríe).
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–Cuando le citan, además de como poeta, filólogo, ensayista... , también le definen como tintinólogo.
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–Bueno, es que a pesar de que mi afición por este personaje fue tardía, ya le digo que empezaría a leer esos álbumes con veintitantos años, luego me he ocupado mucho de él. Si me viera ahora mismo, percibiría que en la muñeca de mi mano izquierda llevo un reloj en el que en la pantalla aparece Tintín poniéndose una gabardina.
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–Volvamos a la poesía. ¿Qué tipo de poeta ha querido ser?
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–Un poeta comunicativo que llegue a la gente, que de algún modo sea el portavoz de la comunidad, que diga las cosas que le pasan a las demás personas y que no las saben decir en verso y yo, que tengo la suerte de poder hacerlo, lo haga por ellos. Para mí, la labor comunicativa es la esencia de la literatura y de la poesía.
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–¿Se puede ser poeta sin haber sufrido por amor?
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–Perfectamente, aunque es cierto que los sufrimientos por amor siempre le vienen bien al poeta, pero sí hay excelentes autores y poemas que no son de desamor.
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–¿Es más partidario de la poesía leída o de la escuchada?
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–De las dos formas, aunque es cierto que soy muy partidario de la escuchada porque creo que la poesía está ideada para ser interpretada por un bardo, o rapsoda que decían los griegos, que se sabían de memoria un gran número de versos relacionados con las hazañas de sus héroes y que iban recorriendo distintos lugares recitándolos para entretener a la gente. Pero también creo que leída en la intimidad, por la noche en la alcoba antes de dormir es un gran placer y, sobre todo, lo que realmente creo es que no hay que leerla de principio a fin sino que hay que abrir un libro y permitirse el lujo de saltar páginas, adelantarse o volver en función de lo que desee.
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–¿En qué está trabajando ahora?
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–Estoy preparando un nuevo libro, que aún no sé cuando saldrá. Probablemente en 2025, con cincuenta o sesenta poemas que tratarán de mis temas de siempre, pero con la perspectiva del día de hoy. Creo que no hay que tener una determinada edad para escribir poesía, que se pueden hacer versos de los seis años hasta los 105. Yo desde luego no he dejado de hacerlo, me divierte mucho y no voy a dejarlo.
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–¿Echa de menos la política?
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–Nada. La política te quita mucho tiempo para leer, para estar con los amigos, la familia... y yo ya he decidido que los años que me queden de vida quiero dedicarlos a mis hobbies, que son los libros y a mi familia y amigos.
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–Pero sigue pendiente de lo que ocurre a su alrededor e, incluso, ha defendido públicamente a Isabel Díaz Ayuso.
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–Sigo pendiente de aquella manera, no se crea que estoy muy atento, aunque evidentemente me doy cuenta de alguna algarabía que escucho en la radio o veo en la televisión, y sí, la presidenta de Madrid me gusta mucho. Me parece que es una persona muy capaz, que lo hace muy bien y que tiene una gran capacidad de comunicación y una manera muy inteligente de dirigirse al parlamento madrileño.
.Por Rosa M. Ruiz