Jacobo Cortines y Juan Lamillar destacan la mirada crítica de Romero Murube por la destrucción del patrimonio sevillano
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Fuente.https://www.abc.es/sevilla/cultura/resaltan-mirada-critica-romero-murube-destruccion-patrimonio-20241128191813-nts.html
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Joaquín Romero Murube, uno de los grandes poetas sevillanos del siglo XX y personaje clave en la conservación del Real Alcázar, siempre tuvo una mirada ensoñada de Sevilla, a la que veía como la ciudad de la gracia y del equilibrio.
Sin embargo, su mirada se fue transformando cada vez más hacia una visión cada vez más crítica, sobre todo cuando en la década de los 50 y de los 60 se atentó contra el patrimonio de la capital, derribándose edificios tan emblemáticos como el Palacio de los Sánchez-Dalp de la plaza del Duque. Los poetas Jacobo Cortines y Juan Lamillar lo han recordado mediante una conferencia que han ofrecido este jueves en la que fuera la casa del autor de 'Los cielos que perdimos', el Alcázar.
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Cortines ha centrado su intervención en «el elogio y la elegía que Romero Murube siempre hizo de Sevilla». En ese sentido, ha dicho que la capital hispalense ocupó un «lugar importantísimo de privilegio dentro de la geografía literaria del poeta, pero eso no significa que sea un escritor exclusivamente local. En 'Pueblo lejano' se centra en Los Palacios y también escribió sobre otros sitios de Andalucía, de España y de Europa. Indagar en Sevilla era indagar en una compleja relación donde entra el pasado y el presente, la ensoñación, la realidad, la belleza, la fealdad, etc.».
.A lo largo de su discurso, Jacobo Cortines ha hecho una trayectoria por la bibliografía de Romero Murube, desde sus 'Prosarios' (1924) hasta 'Los cielos que perdimos' (1964). «En 'Prosarios' tiene veinte años y muestra una precocidad en el diagnóstico. Ahí habla de cómo se estaba despojando a Sevilla de su gracia natural. Era discípulo de José María Izquierdo, autor de una obra fundamental, 'Divagando por la ciudad de la gracia' (1914), y hereda en sus escritos ese concepto ciudad de la gracia»
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En su libro 'José María Izquierdo y Sevilla' (1934), Romero Murube «muestra la visión que tenía Izquierdo de Sevilla de la proporción y de la divagación, que para Romero Murube era un razonar sin raciocino. Murube usa muy bien ese concepto de la divagación». También Cortines ha destacado obras como 'Sevilla en los labios' (1938). Allí habla de los patios de Sevilla, de la intimidad y de la ciudad de la proporción. Era 'la ciudad mágica', como diría Jean Cocteau. «Ese sueño de Sevilla se convierte en los años 50 y 60 en una auténtica pesadilla por los derribos de los edificios que se hicieron y por las barbaridades urbanísticas que se cometieron», dice Cortines. En 'Memoriales y divagaciones' escribe unas diatribas lanzadas desde la prensa sobre la destrucción de la ciudad. Y de ahí llegó 'Los cielos que perdimos', «un libro muy nostálgico y desengañado donde sueña con una Sevilla nueva, racional, cristiana y bella que obligaría a respetar aquellos conceptos de la gracia y de la divagación. En definitiva, Romero Murube era el sueño de un humanista que aspiró a la belleza ordenada».
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Por su parte, Juan Lamillar ha realizado una semblanza en donde ha hablado de la obra y la personalidad del poeta. Igualmente ha analizado cómo se veía Romero Murube a sí mismo y cómo lo veían otros escritores como Caballero Bonald o Paul Morand. Además, ha mostrado el desencanto sobre cómo se destruyó la ciudad. «'Sevilla en los labios' es un clásico de la literatura de Sevilla. Esa visión suya sevillana de recuerdos y evocaciones siguió escribiéndola en 'Memoriales y divagaciones', 'Lejos y en la mano' y 'Los cielos que perdimos', donde era consciente de esa destrucción bárbara que se hizo en la ciudad en los años sesenta».
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Dice asimismo Lamillar que le gustan especialmente «las evocaciones que el poeta hizo de sus amigos, al igual que la visión que ofreció de la ciudad, de los jardines y de las calles. Me encanta 'Memoriales y divagaciones' porque hay varios capítulos en los que se pone de manifiesto que hubiera sido un gran memorialista. Relata la visita a Sevilla en 1939 del conde Cianno –yerno de Mussolini- y la que hizo también a nuestra ciudad el rey Abdalah de Jordania. Ese último capítulo es muy irónico».
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Igualmente Juan Lamillar ha destacado la importancia de Romero Murube en la ciuda «Gracias a él volvieron al Alcázar de Sevilla los tapices de 'La conquista de Túnez' y la Virgen de los Mareantes. También gracias a su intercesión regresó al Hospital de la Caridad el cuadro de Murillo 'Santa Isabel de Hungría curando a los tiñosos'. Además, según el autor de la biografía de Romero Murube, «él tuvo la idea de hacer un pregón para la Semana Santa de Sevilla y de que la Feria se trasladara a Los Remedios. Era una figura de referencia en Sevilla en los años 50. No sólo en el aspecto artístico, sino en otros temas como la Semana Santa. Además, participó en la remodelación del Museo de Bellas Artes. Era un personaje muy influyente en la ciudad».
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Por Andrés González-Barbaatrimonio-20241128191813-nts.html