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Tiene el Encuentro Luis Vidales el respaldo del alcalde Jesús María Zuluaga.
Hace mucho rato las ciudades entendieron, a través de sus dirigentes públicos y privados, que el arte y la cultura no es un asunto decorativo. En Fráncfort, Alemania, por ejemplo, más de 300 mil personas visitan las estaciones y góndolas de libros, expuestos por cerca de 7 mil empresas expositoras.
Este año el país invitado es Indonesia. Algo similar ocurre con las ferias de Madrid, de Buenos Aires, Monterrey y Guadalajara, donde se citan los libreros, las editoriales, los traductores y, en forma especial, los escritores.
En Colombia ya existen certámenes similares, financiados por el Estado, por las cámaras de comercio y por la empresa privada. Luna de Locos en Pereira, el Festival Internacional de Poesía de Medellín, y el Hay Festival de Cartagena, son convocatorias pagadas con recursos del gobierno, pero también con el apoyo de las industrias y el comercio locales.
En el país, pocos eventos se asemejan al Encuentro Nacional de Escritores Luis Vidales, cuyo sentido es pedagógico. Su destacado trabajo en las instituciones educativas de Calarcá y en algunos de Armenia, su abordaje directo a 640 estudiantes, y su apoyo a la labor de los docentes de Español y Castellano se ha convertido, a la mirada de los especialistas, en un modelo que se debería replicar en otras regiones porque convirtió la literatura, la lectura crítica y la escritura creativa, en un asunto de interés público.
Nadie entiende, entonces, que los gobernantes soslayen el necesario compromiso de los recursos públicos con estos empeños de la sociedad civil, que en este caso se realiza a través de la Fundación Torre de Palabras, gestada hace 8 años en sesiones de trabajo lideradas desde el Instituto de Bellas Artes de la universidad del Quindío.
Tiene el Encuentro Luis Vidales el respaldo claro en esta versión del alcalde de Calarcá Jesús María Zuluaga, quien comprometió de verdad a la administración de la Villa del Cacique. Cuenta además el encuentro de escritores con el apoyo institucional del ministerio de Cultura, el Colombo Americano, la Academia de Historia del Quindío, y la universidad del Quindío.
No hizo lo mismo la señora gobernadora, y lo lamentamos por ella. No contestó la carta de cuarenta intelectuales de Colombia, no escuchó razones y no atendió la petición que le hicieron connotados dirigentes cívicos de Calarcá. Quedó en deuda con los calarqueños.
Este año, el tema que concentra a los escritores será Literaturas marginales. Tim Keppel, escritor norteamericano, Gabriela Alemán, ecuatoriana, Pablo Montoya—reciente ganador del Premio de novela Rómulo Gallegos—, Hernán Lara Závala, de México, Benhur Sánchez del Tolima, Nelson Romero —ganador del Premio Nacional de Poesía del ministerio de Cultura— Adelaida Fernández —triunfadora del premio Casa de las Américas—, Fernando Cruz Kronfly, y decenas de escritores más, nacionales y locales, visitarán los colegios y conversarán en Calarcá.
Cincuenta años cumplió de muerto el poeta de la tierra Baudilio Montoya, y veinticinco de fallecido Luis Vidales, el autor de Suenan timbres, dos grandes creadores que marcaron un hito en la literatura nacional, y quienes son los homenajeados en Calarcá. Los ciudadanos de hoy recuerdan así las creaciones de sus mayores.
Calarcá, maltratado por algunos de sus políticos, se ha convertido en un municipio modelo en los procesos de convertir la lectura, la literatura, en una fiesta compartida por millares de sus ciudadanos.
El Encuentro Nacional de Escritores Luis Vidales, por sus alcances educativos y culturales, es sin lugar a dudas un patrimonio colectivo que todos debemos apoyar y acompañar. Bienvenidos los escritores a Calarcá.
