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Monográficos – Recital 14/ 08/ 07 - Rosa Lentini

Monográficos  Rosa Lentini

Monográfico dedicado a la poeta Rosa Lentini Vamos a empezar ya con la
 Monografía de hoy.
           
 Rosa Lentini
 Y tenemos a anuais- que nos va a contar
anuais- gracias voy:)
 un poquito de su vida y obra.
ROSA LENTINI
 1957
 .
 ROSA LENTINI (Barcelona, 1957) es
 licenciada en Filología Hispánica por la
 Universidad Autónoma de Barcelona.
 .
 Miembro fundador de las revistas de
 poesía Asimetría (1986-1988) y Hora
 de Poesía (1979-1995), fue, además,
 directora de esta última.
 .
 En Hora de Poesía tradujo a numerosos
 autores, y realizó varias antologías,
          
 algunas en colaboración.
 .
 Editora y directora, junto a Ricardo
 Cano Gaviria, de Ediciones Igitur.
 .
 Ha traducido El ladrón de Talan, de
 Pierre Reverdy (1997) y, en
 colaboración con Cano Gaviria, Satán
 dice de Sharon Olds; es autora de la
 antología Siete poetas norteamericanas
 actuales -en colaboración con Susan
 Schreibman-(1991, 1992) y de los
 poemarios La noche es una voz soñada
 (1994) y El sur hacia mí (2001), asi
          
 como de las plaquettes Leyendo a
 Alejandra Pizarnik (1999), Cuaderno
 de Egipto (2000) e Intermedio (2001).
 .
 Igualmente ha realizado y traducido
 las ediciones antológicas de los poetas
 catalanes Joan Perucho y Rosa Leveroni
 (2000) y, en colaboración con Cano
 Gaviria, la de Carlos Edmundo de Ory
 (2001).
 .
 Ha sido incluida en diversas antologías,
 así como en libros de homenaje a
 varios poetas entre los que destaca
 Del corazón de mi pueblo (Homenaje
 a Rafael Alberti), Tempestades de amor
 contra los cielos (Homenaje a José
 Agustín Goytisolo)(2000), y Homenaje
 a Eugénio de Andrade, Portugal (2001).
 Acaba de aparecer una selección de sus
 poemas en italiano.
 .

 Algunos poetas retoman la noche no
 sólo como vivencia, sino como quête
 justamente y a veces como una quête
 mística, graálica.
 .
 Tal es el caso de Rosa Lentini (La noche
 es una voz soñada, 1994).
 La de Rosa Lentini, por su parte, es la
 noche soñada e insomne a la vez, que
 arrancando de la simbología del agua
 y de algunos tópicos tradicionales
 como el del vigilante, transcurre con
 una serie de variaciones, dolorida
 pero en compañía del ser amado.
 .
 Escrita en poemas cortos que no
 desprecian cierto prosaísmo, esta
 noche iluminada remite al mundo de
 Ives Bonnefoy, cuyo poemario Del
 movimiento y de la inmovilidad de
 Douve (1953) le sirve a veces de
 norte y de guía.
 .
 En otras ocasiones parece que ondea
 sobre el mundo de Igitur, que da
 también título a sus ediciones.
 .
 Los poemas, en verso o en prosa, van
 enlazando las distintas voces, o
 mejor, personas verbales, y mostrando
 la verdad desnuda de los cuerpos.
 Noche y sueño se aúnan y la poeta deja
 oír pues de una poética del sonido se
 trata esencialmente- sus sílabas
 oníricas:
 "Toda la noche han goteado flores sin
 color como sueños", dice.
 .
 El reencuentro por medio de la palabra.
 La conjunción de otredades, como en
 el universo del simbolismo:
 .
 "Otra es la mujer que en la noche
 apuñala su andadura, /
 otra convoca a sus ángeles como punto
 de fuga, /
 otra es la que sueña el abismo de
 saberse en mis ojos".
 .
 Es como si la poeta -imagen mallar-
 meana- se desdoblara en el espejo.
 .

 Otro impulso creador, muy relacionado
 con el anterior, y que a veces afecta
 a las mismas poetas es el que
 llamaremos de la muerte generatriz.
 Este lo encontramos, sobre todo en el
 Tsunami de Rosa Lentini. Por muerte
 generatriz puede entenderse aquella
 fuerza que genera, a partir de la
 contemplación de la muerte misma, una
 nueva forma de ver y enfocar la vida
 y el verso.
 .
 Pero no todas las voces poéticas la
 entienden de la misma manera. Para
 Rosa Lentini que arranca aquí de unas
 lecturas de Alejandra Pizarnik, la
 muerte es fundamental para intensificar
 la vida.
 .
 La muerte y la vida conviven, como
 puede verse en la cultura egipcia
 -de ahí sus Cuadernos de Egipto
 (2000)-.
 .
 No se trata sólo del tópico de la
 muerte viajera -el difunto siempre
 está de viaje, la muerte es el primer
 navegante- , sino como una vivencia
 y una convivencia. Así se explica
          
 que en ciertas culturas los vivos
 duerman en las tumbas.
 .
 Por eso Rosa Lentini en su libro
 Tsunami, partiendo de la muerte como
 vivencia, recrea la catrástrofe del
 fenómeno de la gran ola, la mayor
 fuerza natural devastadora de la
 tierra, y recuerda que la muerte
 siempre espera y está por venir.
 .
 No se trata solamente de hacer frente
 al dolor y a la ausencia, de
 sobrevivir, sino de renacer de
 nuevo, como el fenix. De ahí que tras
 un desastre, como el del Tsunami,
 lo que queda es tiempo de
 reconstrucción, renacimiento tras las
 pérdidas. Renovación. Lentini
 intercala sueños en donde baja al
 sótano, símbolo del inconsciente, y
 al final, así como la población se
 defiende del Tsunami con un muro
 contenedor, ella cierra la poesía
 y se defiende con una garza, símbolo
 de la protección contra las fuerzas
 del agua.
 .
 La garza es la intuición poética que tras
 los presagios y los desastres se alza y
 brilla sobre el horizonte. La luz blanca
 sobre el espejismo de las aguas. Así la
 autora da un paso más: de la
 devoración inconsciente del libro de
 La noche hasta la devoración consciente
 y trascendente y asumida de Tsunami.
 Cambio de visión que comporta, por
 otro lado, también, un ligero abandono
 de la prosa a favor de la vía versal,
          
 corto y los fragmentos de antes.
 .
 .
 Fin

 Muchas gracias, anuais- :)
   gracias anuais-


 Con estas pinceladas biográficas yo creo que
 dan ganas de leer sus versos.
 ¿Verdad?
 :)
 Pues vamos a ello.
 No sin antes saludar a maeseperez y a crenza.
 Bienvenidos.
          
 Con permiso.
 .
 DEVOCIÓN
 .
 Una mujer se abraza a la mujer enterrada,
 la asedia.
 Los sueños de los vecinos la inhiben.
 Incluso bajo tierra resultan demasiado alegres.
 Desde abajo aún oye las bocinas,
 y alzando un poco la cabeza divisa
 la senda de cables amontonados,
 las comunicaciones cortadas.
 Con una caracola incluso alcanza a escuchar
 a lo lejos a la que nada espera.
 Es poca cosa, ahora que el canto
 litúrgico que a ambas
 nos precede en el cortejo
 se yergue como una fortaleza
 inexpugnable a la compasión.
 .
 He mirado dentro de los ojos
 que borraron los míos
 He soñado con el sentido de las piedras.
 Pero bajo el muro de la costa
 las sombras vigilan mi cometa:
 el pasado con nombre de futuro.
 .
 .
 Rosa Lentini
 de El sur hacia mí (2001)
 me gusta el titulo
          
 Devoción.
 de El sur hacia mí
 Saludos xenofonte.
 Por lo que te toca :)
 ese es el titulo del poemario, no?
 Así es.
 buen gusto tiene la señora
               
 Seguimos con anuais-.
          
 permiso
 .
 .
 EL AGUA
 .
        
 Los hombres duermen
 sobre un mar que se agita,
 el viento hincha sus ropas
 como embarazos no deseados,
 pero no habrá sangre ni el eco
 de una caída adentrándose
 por los paseos de acacias
 de la ciudad.
 No, aquí el cielo girade un gris azulado
 a un azul plomizo.
 Por debajo los peces
 se aturden y empalidece.
 Los cuerpos de los ahogados
 parecen querer subir
 como azuzados por espuelas
 mientras sus nombres pasan flotando
 sobre caras más oscuras.
 Aquí el arte de escribir no es refugio
 contra el huracán que amenaza.
 Pasado y futuro son sólo el sonido
 de las raíces desatadas.
 Nada que ver con el sueño
 de querer saber más,
 nada que ver con el resplandor
 de las grandes palabras.
 .
 .
 Rosa Lentini
  


 voy con otro poema
 permiso
 .
 .

 EL AVE
 
 Una garza aparece de vez en cuando sobre el puente,
 revolotea y remonta el curso del río.
 Su plumaje blanco deja una fisura
 en el cielo del atardecer
 que la tela de la noche devolverá como luz.
 Su chillido delata un mar dejado atrás.
 Muy cerca de la costa tu ojo se oscurece
 en la arena bajo la sombra de los pinos.
 Los cuerpos de los bañistas vigilan y esperan.
 Se agita la espuma, blanca de sal.
 Antes de que la hora de los muertos rastrille
 el tiempo de la playa, los hombres se duermen.
 
 Por encima de sus cabezas, leve, el gran pájaro
 del crepúsculo ilumina el camino de regreso.
 .
 .
 Rosa Lentini
 De Leyendo a Alejandra Pizarnik 1999
 Desideratum me gusta
 Desideratum gracias ;D
 gracias Desideratum:)
 vamos ahora con Desideratum
 cuando quieras:)
 
 DI, ¿CÓMO ES LA TIERRA?
 .
 La memoria como el filamento de un perfume
 o un brezo en flor,
 va al encuentro de lo breve:
 una naturaleza muerta
 llevada por los nervios frágiles
 de las desmesuradas palabras del poeta.
 .
 Allá queda el insomnio, como un bazar
 desierto,
 .
 allá quedan los hemisferios, en la incredulidad.
 Falsos cielos que sobre las colinas
 los barrían.
 .
 Rosa Lentini
 gracias Desideratum)
 Desideratum12  ;D
 este me ha gustado..
 ^Seargil tiene caidita:))
 asi que seguimos mientras entra ella
 permiso
 .
 .
 El Camino a Casa
 .
 «Dentro no hay distancia ?dice una voz?,
 aquí abajo, pulso a pulso,
 se sucede el bombeo del alimento.
 Ese instante antes del comienzo
 en el que aún todo es posible.
 El caos tranquilo y uno,
 cabeza, tronco y extremidades en formación,
 luego el cuerpo que se desmiembra en el viaje
 y vuelve, pero cambiado.»
 Todo en ese movimiento ante-primero: dedos,
 aletas ocultándose en viejas oquedades,
 algas adhiriéndose a los cabellos,
          
 la sordera bajo la arena,
 este abrazo del mar más profundo.
 .
 .
 Rosa Lentin
 que os parece esta poeta?
          
 
 Desideratum pues poco habia leido suyo, pero me gusta


 :))
 seguimos con mas poemas de ella??
 venga
 permiso
 .
 .
 HOMILÍA
 .
 En la torre del campanario un ritmo pautado,
 el toque de muerto, en la iglesia
 la misa de réquiem de Bach.
 .
 Sordas supervivientes, las notas
 suben hacia la bóveda,
 parten del silencio hacia el silencio,
 donde el olvido nada y los pecescomen
 suavesde nuestros labios quietos.
 Siemre hay alguien encogido
 
 cuando inundamos la placenta.
 Luego llega la culpa.
 .
 
 ¿Es ésta la frontera?
 .
 De pronto la música
 desciende como una malla
 y del rosetón llegan vivos los colores:
 dormir en ellos, venas antiguas y depuradas.
 .
 Todo hace el amor con el otro lado.
 .
 El maestro de música, con su puño,
 abre y cierra los sonidos.
 .
 .
 Rosa Lentini
 de El sur hacia mí (2001)
 
 Desideratum12  gracias anuais- ;D
 a ti:)
 VientoDelSur ><((3anuais-12((º> bien niña :-)
 vamos con mas poemas
 permiso
 .
 .
 VientoDelSur enga
 -
 La Parte Teórica
 .
 Luego llegaron los carros
 de otros desheredados
 que se dirigían a nosotros
 como si tuvieran la única respuesta,
 como si fuera suya la última pregunta:
 .
 «¿Es ésta la frontera?»
 y yo les contesté
 «¿Es vuestra la frontera?»
 Ningún mapa celeste cuando se ha alzado
 un muro tan alto como la amenaza.,
 y aún, excavando despacio,
 hay voces en las corrientes marinas que se olvidan
 o me traen una muerte pequeña,
 redonda, como el óvalo de la miniatura
 que cuelga silenciosa,
 a la entrada de la casa,
 con mi voz absorbida
 por las esponjas en sus manos:
 .
 «¿Qué veis en mi voz?» pregunté,
 la O y la Z parecieron bambolearse
 ligeramente y rebotar en la pared de enfrente.
 Ahora mi cuerpo cuelga de alambres
 secándose al sol,
 despejando de las palabras
 un olor a humedad,
 y la familia, más real, más cálida bajo la linterna,
 ya sus cabellos blancos en el bosque
 lejos de los bloques de hormigón,
 
 cabellos blancos de la mujer que mira
 y desde el otro lado de la calle nos sonríe,
 la calle que conduce hacia otra necesidad,
 
 como el curso de un río que nos avisa:
 «Esta es tu obra,
 estas palabras miden tu voz,
 y este lugar vacío tu sueño.»
 .
 .
 Rosa Lentini


 seguimos con otro poema de Rosa Lentini
 permiso
 .
 .
 .
 LA ROSA DE HIELO
 .
 La rosa esculpe
 sus violentos colores en el frío,
 y no es sino quimera de la rosa
 en la nieve, rosa de invierno,
 agua helada, blando en lo blanco,
 ofreciéndose.
 .
 La rosa crepita en la llama,
 y en la desolación de la nieve
 no hay deshielo demasiado lento.
 .
 
 .
 Rosa Lentini
 de Las cuatro rosas (2002)

ahora vamos con la primera parte de una entrevista que le hicieron a Rosa Lentini
permiso

Entrevista realizada a Rosa Lentini
por Juan Pablo Roa Delgado.
.
 
 
Pregunta. En tus libros la lectura
y la reescritura son los elementos
que te permiten expresar la parte
visible de tu toma de conciencia
del oficio poético, que, a mi juicio,
es el diálogo que estableces entre
el sujeto poético y el sujeto
cotidiano.
En este sentido, ¿crees que la
experiencia leída llega a ser una
segunda conciencia de la memoria no
consciente de la experiencia real?
Digo esto pensando en las alusiones
que haces a la lengua extranjera en
tus dos libros y a la que incluso
llegas a reprochar el hecho de que se
resista a ser voz de alguien en un
poema de "La noche es una voz
soñada".
.
 
R. Lentini. Por supuesto creo en
la experiencia de la lectura como
esa otra conciencia de la memoria
no consciente de la experiencia real,
pero, añadiría, también de la
consciente.
.
Santiago Martínez alude en su
presentación a una expresión que
utilizo en mis dos libros «lengua
extranjera» –cuya repetición fue
inconsciente–. Pero mientras en el
primer poemario se refiere al «otro
que escribe», o sea, las lecturas de
los grandes poetas, y también al «yo
otro», aludiendo al doble inasible
con el que debemos confraternizar,
en el segundo libro la misma expresión
tiende a hacer más hincapié en el
extrañamiento de la personalidad en
un entorno devastado como es el de
un paisaje del corazón «después de la
batalla», que en este caso simboliza
la ola o tsunami que arrasa la ciudad
costera.
.
En "El sur hacia mí" esa expresión
está en el primer poema, donde las
lecturas, entendidas como ayudas del
alma, llegan como una «estela de
voces» que trae el viento, pues el
sonido nos llega siempre por el
aire.
.
La resistencia de la escritura a
hacerse voz propia tiene mucho que ver
con el epígrafe de Bachelard, pues la
escritura se forma lenta y dificulto-
samente y está llena de dudas, pero
es la que nos salva de una vida vacía
o sin rumbo, intensificándola y, a la
vez, desgastándola.
.
 
Preguta. La noche –que más que
ausencia de luz es la noche de la
lectura, de la vigilia–y el desdo-
blamiento son constantes en tu poesía
que incluso llegan a ser el centro de
un elaborado simbolismo, del que
"El sur hacia mí" es una búsqueda,
digamos álgida, de las fuentes
obscuras de la conciencia. Hay todo
un panorama «al otro lado de la
vigilia» que alude a un extraño modo
en que la poesía construye la propia
memoria con los retazos de voces
ajenas que provienen de la lectura.
¿Crees que ese «hurto» –para no decir
esa palabra tan poco sonora que es
intertextualidad– más que una manera
de recordar aquello que el poeta no
sabe que recuerda, es la manera de
descubrir la propia voz poética?
.
 
R. Lentini. Es ambas cosas a la vez,
puesto que las lecturas conscientes
bien asimiladas acaban por adentrarse
irremisiblemente y «reelaborarse» en
el inconsciente. Mira, hay una hermosa
anécdota que serviría de ejemplo para
ilustrar lo que pienso sobre el tema.
Un par de años después del falleci-
miento del poeta francés Pierre
Reverdy, al que he traducido al
castellano, la revista Mercure de
France publicó un especial en su
homenaje, y para ello reunió varia-
dísimos testimonios de poetas
contemporáneos tanto franceses
como de otras nacionalidades.
.
Uno de esos testimonios fue el de
Cernuda.
En su texto el poeta español intentaba
sintetizar la impresión que la poesía
de Reverdy le había hecho, por lo que
aludía a un poema del francés donde
el poeta se parapeta tras una puerta
solitaria en medio del campo, sin
goznes, ni techo ni muros que la
sostienen, creyendo estar a salvo,
que no es sino la imagen de la
indefensión humana.
.
Pero, prosigue Cernuda, a pesar de
estar seguro de haber leído el poema
en los libros de su biblioteca, no logró
encontrarlo. Al leer esto yo, que sí
tengo todos los libros de Reverdy, me
puse a buscar el poema en cuestión
y tampoco lo encontré. Acabé por
deducir que Cernuda extrapoló esa
imagen a partir de los poemas de
Reverdy, que, por otro lado, están
llenos de puertas y hombres encerrados
en habitaciones.
.
Ese poema en concreto dudo que
exista, aunque toda la poesía del
francés destila esa atmósfera de
indefensión, pero esa sería la lectura
de Cernuda, quien, si no hubiese creído
que pertenecía a otro, hubiese podido
utilizar esa imagen que no es más
que la impresión que le dejó a él
la lectura de la obra de un
contemporáneo suyo. No nos
apropiamos de la obra de otro en
estos términos, sino que su
atmósfera nos lleva más allá
en nuestra elaboración y nos
enriquece.
Yo no hablaría de «hurto» sino de
reelaboración. Por cierto que, esa
misma imagen, tal como la recuerda
Cernuda, es utilizada y muy bien
asimilada en un poema de una
excelente poeta en el último número
de animal sospechoso [1]
.
 
Pregunta. En ese diálogo intermitente
con el «yo autor» que te lleva a la
invención –o descubrimiento– de esa
«lengua extranjera» ¿puede decirse
que el deseo, o, mejor, la raciona-
lización del deseo es el punto de
encuentro entre ambas conciencias,
la real y la poética? ¿O es que a
lo mejor no se trata de una separa-
ción tan tajante entre ambas perso-
nalidades? Te lo pregunto recordando
a los lectores el poema de la página
34 de tu primer libro, que dice así:
Otra es la mujer que en la noche
apuñala su andadura,
otra convoca a sus ángeles como
puntos en fuga,
otra es la que sueña el abismo de
saberse en mis ojos.
.
 
R. Lentini. Más que de otra perso-
nalidad, se trataría de una doble
memoria, o mejor, de una memoria
enterrada que pugna por salir a luz.
En ese sentido, el psicoanálisis,
en su forma más asequible de auto-
análisis, es el mejor hilo conductor
de Ariadna para salir del centro del
laberinto, donde acecha el Minotauro
–que no es sino el símbolo del deseo–,
como una gran bestia incontrolada,
pero también solitaria.
Si no se recuerda lo que nos ha
fundado, difícilmente se puede avanzar,
de ahí las imágenes de la andadura
apuñalada o de convocar a los ángeles
para retenerlos, preguntarles,
averiguar... Todo para poder llegar
a ser una sola memoria.
.
 
Pregunta. Pese a que me emociona
cuanto propones, hay algo en esta
reflexión que me hace desconfiar del
ejercicio de la conciencia y de emplear
los préstamos como pretexto: ¿esa
elaborada yuxtaposición de planos,
no llevaría a un intelectualismo, a una
premeditación de las emociones?
¿No sería en gran medida, una evasión
de sí mismo, un excesivo vigilar el
talante lírico de esa indagación?
.
 
R. Lentini. Definitivamente no. Creo,
por el contrario, que no reconocer que
se tienen «préstamos», como tú los
llamas, es una postura falsa. Por
norma desconfío de quien dice no
leer para no «contaminarse»; lo único
que se logra con ello es el estanca-
miento. No debemos olvidar que la
lectura es la base formativa de los
escritores y que es precisamente por
«contagio», léase imitación, por lo
que se empieza a escribir. Pensemos
por otra parte que cuando se teme el
contagio es que la salud no es fuerte.
Por supuesto al principio nos pare-
ceremos a uno u otro escritor, pero
a la larga la angustia de las
influencias sólo se supera leyendo
a más autores, hasta que del
conjunto sale tu propia voz. Por
otra parte, esos aparentes peligros
de los que hablas, llámense inte-
lectualismo, falta de naturalidad
o endogamia, no son posibles si le
das tiempo a la escritura poética
de reelaborarse en tu interior, de
encontrar las palabras justas para
que el milagro de la expresión
se produzca, y es que toda creación,
sobre todo la de la palabra escrita,
es un trabajo de lenta elaboración.
.
Creo que fue Borges quien dijo del
cuentista uruguayo Felisberto
Hernández que se trataba del único
escritor de quien no podía rastrear
las influencias y que era
absolutamente original. Por cierto,
desde que mi compañero –con el que
comparto la vida y la labor editorial
en Ígitur–, el novelista colombiano
Ricardo Cano Gaviria, me lo dio a
conocer, ha sido para mí un autor
de culto que recomiendo
fervientemente. Casi toda su prosa
se basa en la sensibilidad de la
infancia, que es esa otra gran fuente
de donde se nutren la mayoría de los
escritores y también mis propios
poemas.
.
.
(...) Fin Primera Parte de la
Entrevista
 
seguimos con mas poemas de Rosa Lentini
permiso

LEYENDO A ALEJANDRA PIZARNIK
.


I
Sólo un nombre se murmuraba Alejandra a sí misma
en 1956, el año en que yo fui concebida. Cuarenta
años más tarde leo el nombre en minúscula "alejandra",
en boca de quien poseyó la muerte como la niña que
en vientos grises espera la otra orilla, y escribe:
.


"debajo estoy yo
alejandra"
.


A su lado otra, enamorada de la niebla, dice no creer
en el cuerpo que nunca existió.
Pienso ahora en la eternidad que sus palabras, en
ese estar por debajo, despliegan en mi lectura.
.
.
Rosa Lentini

seguimos

permiso


LEYENDO A ALEJANDRA PIZARNIK
.
II
Antigua sombra en el centro,
donde en la oscuridad
el doble es el contrario,
ambos, desgarraduras en la música
de la última sobreviviente,
juego cercando la avenida,
deshojada, de una poeta
que asienta su niebla;
más tarde el lugar se precipita,
tras escribir mucho
las fragmentaciones
suceden a los silencios,
irse sin quedarse
o hablar por los desmemoriados,
el hueco o el exceso,
el poema imponderable, alguna vez
en equilibrio cósmico
o con más flores,
el cuaderno escolar en el agua,
donde una bandada de pájaros
con antifaz golpea el aire.
.


“Y yo soy el temblor de todo lo azul,
la caída”, decía.

.
.
Rosa Lentini


LEYENDO A ALEJANDRA PIZARNIK
.
III
"Caer hasta tocar el fondo desolado".
Del otro lado el lazo mortal
sin para qué ni para quién.
Hay que escribir en la promesa,
cavando en la sombra, luz adentro.
Y dice: "el invierno sube por mí",
y es más en el interior consigo.
El silencio poseyó tu puerta,
zanja y hueco. Pasa alguien
como lobo gris en la noche
con su camada desollada,
mientras la muerte talla sus huesos
como esculturas, como flautas.
El silencio es de plata, la música
de diamante y la muerte no es
un puñal de oro.
.
.
Rosa Lentini

 LEYENDO A ALEJANDRA PIZARNIK
.
IV
De cara al cielo
se clausura
al terminar, al recomenzar,
lo que no es otro
ni es nada;
buscar fue un vértigo,
ángel petrificado
o desposesión de lluvia,
palabras adolescentes que,
maleza entre escombros,
no quieren volverse;
girar la ausencia
en los colores del bosque
ni voz lejanísima
ni cruzar sin alas.
.


“Hablo del lugar en el que se forman
los cuerpos poéticos” dijo.
.
.
Rosa Lentini


 LEYENDA A ALEJANDRA PIZARNIK
.
V
La vida no desplegó su término
en una sola mañana, alguna vez
el centro del mundo tampoco es
su resignación, lugar de metamorfosis
en contra, saliva de los árboles.
Una cosa es ella misma si
no sabemos ocultarla. Restos,
como el duelo, muriendo de orfandad.
Ojos, muriendo de espejos.
La viajera visitando la mirada.
.
.
Rosa Lentini

 LEYENDO A ALEJANDRA PIZARNIK
.
VI
La forma de alejarse de la rada
cuando empezaba a aprender
en la luz mortecina de su rostro
y a escuchar como si pudiera oírse
bajo el agua; criatura del fondo.
.


Una voz
y otra voz detrás,
los lentos pliegues de la doble memoria.
.


Con dormidas cortezas de árbol sobre el pecho
ahora es fácil saberla abrazada a la tierra,
mirar el jardín por donde decía no venir,
sus palabras de cueva de espaldas a las nubes.
.


Verla transformarse en Virgen de las Rocas.
.
.
Rosa Lentini


 LOS DOS SUEÑOS
.


Un haz frente a la costa
y un fuego que arde en el espejo,
ambos guardan los recuerdos:
el primero enturbia el viento que encrespa
al mar contra las calles nocturnas,
región de plegarias susurradas
por nuestros ahogados,
sueño de vastedades y caídas
con anhelos de escapar o dolerse,
callado como un buril puliendo la arena.
El otro se nutre de un mar de cera, y arde.
Rápido en borrar huellas,
el mar hubiera envuelto el labio en su frío
si en otra noche, con otra sal en la piel
escociendo furiosa, hubiera suplantado los recuerdos
en una de sus mareas.
Para luego entregarse a ti sobre todos ellos,
al dormir las memorias
en la arena, o aún en la ceniza.
El mar antepasado,
moviéndose en su rutina,
sin gaviotas volviendo a casa,
sin misiones de encendidas preguntas,
la ola en su paso sobre la ola,
llevaría o traería un murmullo de gente,
rostros radiantes dejados atrás,
cuerpos en un mundo oscuro,
sin latidos de ausencia
en lo definitivo del adiós.
Con el tiempo, el suelo seca
las voces vírgenes o recónditas
que nos contestan raspando las estrellas
con sus lenguas que la luna platea;
y bajo el palio de este cielo
pasa el viento la página
del centenario libro de registros,
al que acudimos una y otra vez
en busca de nuestros nombres.
.
.
Rosa Lentini

Ahora vamos a ver la segunda parte de la entrevista que le hicieron a Rosa Lentini,
permiso

Pregunta. Antes de abandonar este
tema, se me impone una pregunta
de rigor.
Es obvio que aprendemos por el
cuerpo y que según los roles
sociales que asumimos, cada uno
de nosotros está influenciado en
su manera de conocer; por otra parte
la filosofía de la diferencia nos
ha enseñado a desenmascarar la
labilidad de los planteamientos
de género.
Sin embargo tu interés por Rosa
Leveroni, la antología Siete poetas
norteamericanas actuales, publicada
en Pamiela, en colaboración con Susan
Schreibman y esa interesante
traducción de Satan dice de Sharon
Olds, entre otros intereses me
sugieren una inquietud:
¿Crees que hay diferencia entre la
poesía escrita por varones y la
escrita por mujeres?
.
 
R. Lentini. Con Rosa Leveroni, cuya
obra he traducido manteniendo la
métrica, tenía una deuda que yo
misma me había impuesto años atrás,
pues se trataba de un familiar
político lejano de mi abuela
paterna, cuya obra estaba semi-
inédita en la Biblioteca de
Cataluña. Gracias a esta institución,
y a un congreso de mujeres que
homenajeó en Barcelona a esta
gran poeta, me propuse hacer este
trabajo de rescate y traducción.
.
La antología de norteamericanas,
cuya selección es impecable, me la
propuso Susan Schreibman, aunque
acabé trabajando en ella más de
lo que hubiera querido. Por último
la traducción de Sharon Olds, que
hice juntamente con Ricardo, fue
un trabajo de última hora,
sustituyendo una traducción que
tenía serios problemas y que
acabamos publicando en Ígitur.
.
Pero el trabajo de traductora y,
por qué no, el de lectora, sí me
ha llevado a pensar a posteriori,
tras haber leído mucho, que hay
una forma especial de elaborar
el universo poético a través de
los sentidos y de la sensibilidad,
que difiere en hombres y mujeres.
.
Por supuesto no me refiero
únicamente a los temas, como se
entendía anteriormente, esto es,
la mirada de la mujer sobre el
hombre, la maternidad o el rol que
esta tiene en el mundo, temas que,
elaborados de una manera más
enérgica siguen siendo válidos,
sino a que, ya sean estos u otros
temas menos «femeninos», el punto
de vista sensible varía.
.
Varía no necesariamente por ser más
suave, iluminado o tierno, sino que
lo que marca fundamentalmente una
diferencia es la forma de ver, de
sentir «al otro», en definitiva una
empatía que contiene un ingrediente
de consuelo.
.
 
Pregunta. Es indudable la importancia
que el ejercicio de la traducción tiene
en la obra de gran parte de los poetas
y que incluso llega a ser un instrumento
que muchos consideran como
imprescindible.
En tu caso es más que evidente, en la
medida en que coincide, como pieza
de rompecabezas, con tu «otro oficio»
como editora: tu actividad con las
publicaciones periódicas, las ya míticas
revistas Hora de Poesía y Asimetría,
junto con tu amplia labor en ediciones
Ígitur, son sólidos ejemplos de ello.
¿Crees que la traducción es también
una manera de deformar la propia
lengua, de obligar a la propia voz
a alejarse de la mirada directa,
tal como propone Ingeborg Bachmann?
.
 
R. Lentini. Es evidente, por lo que ya
he comentado en la respuesta anterior,
que considero la traducción como una
de las plataformas indispensables para
que la propia escritura se desarrolle y
diversifique. Es cierto, sin embargo,
que lo ideal sería leer en las diferentes
lenguas a los grandes autores, puesto
que la poesía es a la vez fondo y forma,
esto es, significado y cadencia; pero no
quiero quedarme sin leer, con esa
peculiar forma desgarradora de los
autores de la revolución rusa, a poetas
como Anna Ajmátova u Osip
Mandelstam simplemente porque no
conozco el idioma. De todos modos he
podido oír la cadencia de Mandelstam,
cuya música es prácticamente imposible
de verter a la nuestra por estar
ambas lenguas tan alejadas.
Esa música resulta más fácil de
trasladar entre lenguas más cercanas
entre sí como son la castellana y
la catalana.
.
El gran «deformador» de la propia lengua
en el siglo xx fue Paul Celan, y creo que
muy pocos han llegado tan lejos en
comunicar intensos sentimientos y
sensaciones que a veces resultan
difícilmente explicables incluso para
los mismos lectores alemanes. Con
todo, a medida que se conoce a este
autor, comprendemos que su vida
lacerada acaba trasladándose a su
obra, y calibramos mejor la importancia
que esa novedad –o deformación si
se quiere llamar así–, provoca en
nuestro ánimo. Y puesto que la poesía
es una combinatoria de palabras, de
pronto, cuando se da en la diana,
cuando se tiene un poema acabado,
algo nos ilumina frente a tanta palabra
hueca o mentirosa, de ahí su
imprescindibilidad.
.
Decía Alejandra Pizarnik en una
entrevista que ella colgaba sus
poemas inacabados de las paredes de
su apartamento, al estilo de los
papeles pintados de Matisse,
probablemente para distanciarse del
texto, hasta que, tras pasearse ante
el poema como ante un cuadro, daba
con la palabra o el verso que le
faltaba. En mi caso el trilingüismo,
donde el castellano y el francés le
ganan terreno al catalán, me ofrece
una cierta panorámica, por lo que me
parece indispensable deformar la
propia lengua para que de ello resulten
nuevas fórmulas para volver a formarla.
.
 
Pregunta. Podría verse, también, como
otra de las formas que el escritor
tiene para hacerse consciente de la
tradición desde la que escribe y piensa,
como dices en tu artículo «Del magma
inconsciente a la conciencia de una
tradición».
.
 
R. Lentini. Se dice que la verdadera
literatura no es sino literatura
comparada.
En lo que respecta al traductor,
éste establece constantemente
comparaciones, forma parte de su
oficio. Si el traductor es a su vez
poeta, ni qué decir tiene que
su mirada resulta más crítica, y
comprende mejor el lugar que ocupa
no únicamente en la tradición de
su país, sino en la tradición mundial
que no es sino la verdadera patria
de todo escritor; me refiero a ese
intangible «meridiano» que Celan,
tras haber perdido a sus padres en
los campos de concentración y a su
patria en las terribles conmociones
históricas del siglo xx, dice
encontrar a través de algo que está
en el secreto mismo del encuentro,
como es el poema.
.
 
Pregunta. Si pasamos a tu poesía, me
gustaría recordar que, como dice Miguel
Casado de manera muy acertada en una
reseña de 1995, publicada en El
Urogallo, en "La noche es una voz
soñada" trabajas con una concepción
«ancestral» de la poesía, y que te
concentras en «recuperar una voz
originaria que en el habla se había
ido erosionando», con el propósito
de fundirla con tu identidad.
.
Es decir que en ese libro tu
preocupación principal es el trabajo
con el lenguaje, más que la elaboración
de un tejido simbólico que, por otra
parte, está muy presente tanto en la
concepción y la organización de los
poemas, como en las connotaciones y
las pistas para el lector.
.
Sin embargo, en "El sur hacia mí" ese
simbolismo no sólo se convierte en una
especie de juego de máscaras, sino que
es un salto al terreno de las pulsiones
obscuras. Te sumerges en un terreno
amenazador, o al menos inquietante
que recuerda a Paul Celan. Esa tensión
a la que me refiero, ¿es más un juego
de la ficción? ¿O es, por el contrario
la síntesis de la memoria real y de la
memoria leída, un homenaje al diálogo
con los muertos quevediano
extrapolado al plano de los afectos
familiares, reales?
.
 
R. Lentini. En mi segundo libro el
trabajo con el lenguaje está más
integrado en una realidad simbólica,
es cierto, pero ya en el primero
esa realidad existía aunque de
forma algo velada. Por otro lado,
creo que no es sino una exageración
el supuesto enfrentamiento entre
vida y escritura.
.
Escribir no es sino una forma de volver
a vivir la experiencia, por lo tanto
una forma más intensa de vida, que
tiene tanto que ver con nuestras
lecturas en soledad como con nuestros
afectos que, aunque estén volcados en
otros, son asimismo afectos
solitarios. Pero, qué duda cabe, es
bueno mantener el equilibrio con los
vivos, para no pasar a la desesperanza
que los iluminados versos de Alejandra
Pizarnik proponen cuando dice:
.
«No, las palabras no hacen el amor /
hacen la ausencia».
.
En cuanto a Paul Celan, cuya poesía
siento cada vez más cercana, comparto
con él en El sur hacia mí ese
sentimiento de pérdida del que su obra
es un ejemplo permanente y que lleva
aparejado el de la pérdida de la
inocencia y la infancia, un
desgarramiento que es el que transporta
al lector de El sur a ese pozo de
pulsiones obscurras. Creo que es en
ese sentido que Perucho comenta en
el prólogo del libro que éste aspira
a «no olvidar nada de la vida, de lo
que viene de abajo y de lo que viene
de arriba, desde el sótano o desde los
sueños, por la vía nocturna o de las
transgresiones, de la casa inundada o
a los lados del río, o la próxima vez
en el camino a casa».
.
 
Pregunta. Bueno, Rosa, permíteme un
acertijo un tanto ambiguo, como de
I Ching improvisado, para preguntarte
algo que no me atrevo a formular
directamente…
Ordenar los recuerdos con el artificio
o técnica del doble es una tarea que
puede resultar terrible. Después de
un libro tan denso, como "El sur
hacia mí", ¿piensas en dirigirte hacia
el norte, hacia esa página en blanco
de la que hablas en una de tus
poéticas?:
.
 
En la cultura maya el blanco está al
norte, es el lugar de las transfor-
maciones. El blanco de la página es,
por tanto, el lugar del origen.
Los mayas coinciden con Mallarmé –y
éste con ellos— en el blanco como
espacio de toda posibilidad.
.
 
R. Lentini. Todavía no sé muy bien si
voy a dirigirme hacia el norte, el
este, el oeste o hacia un nuevo sur
revisitado, le dejo tiempo al tiempo,
que el próximo libro se geste
lentamente.
.
.
Fin
(Entrevista realizada por Juan Pablo Roa
Delgado, poeta colombiano 2002)

y seguimos con mas poemas


La vida no desplegó su término
en una sola mañana, alguna vez
el centro del mundo tampoco es
su resignación, lugar de metamorfosis
en contra, saliva de los árboles.
.

Extracto del poema "V"
de Leyendo a Alejandra Pizarnik
-
Rosa Lentini


SIMBIOSIS
.


1
En tu oscuro rostro
muerte y hambre
se entretejen, madre,
pero basta un golpe
de tu mano hincada
para levantarnos de la fosa.
.


2
Nos roba quien nos mide,
nos vuelve el rumor
del poema que fuimos,
te detienes,
y al borde de la ciénaga
eternamente indefensa resbalas,
infinitamente engalanada,
desciendes como en un arpegio
que se adentra,
círculos que se disuelven,
y sin estatura
yo hacia ti a punto de morir,
solo una piel abajo,
escapando por poco de la infancia,
librando casi la acometida
donde otros se despeñan.
.


3
Y para no abandonar del todo
el peligro corro a tu lado,
mientras te deslizas
desde hace siglos
como quien retira la mesa,
una alargada figura
melancólica
rueda
en la arena.
.


4
Las cintas y la carne
más y más pesadas
-los extremos deshilachados-,
velos que beben en tus ojos;
ahora dibujo en oro
como grandes monedas
tus párpados,
quiero pintar el paraíso:
arco-iris, arco-iris,
y hacer de tu cintura
un camuflaje
con la espuma
de las conchas.
.


5
Achicaré el agua
para darte de beber
el sol de las arenas,
las retorcidas raíces
de los manglares
un fondo ornamental
que se te parece
y el peso de la noche
demasiado real,
incluso las llaves
en tu interior están echadas;
sube pequeña sombra,
mi muerta preferida,
una voz con una cuerda
hacia el polvo,
vuela, desaparece
donde nadie más
pueda herirla.
.
.
Rosa Lentini


(De El veneno y la piedra, Icaria, 2005)


SUEÑOS DESDE ARRIBA
.


Desde la cocina se oían las ondulaciones
del agua, los chapoteos, las caídas
de objetos sumergiéndose.
En la buhardilla trató de salir por la ventana,
en donde las siluetas de los que corrían
al encuentro de sus parientes heridos en el hospital brillaban.
Patrullas y coches aglomerándose,
y todo sucediendo en completo silencio,
como si el aire mismo estuviera
a punto de dar una respuesta.
El paisaje destilaba un olor
a árbol que no penetrábamos,
ausentes, las palabras
se combaban como raíces celestes.
Un chasquido la lanzó por la cristalera,
más real que una pesa que zozobra
sin conseguir llegar hasta abajo.
El abajo era otro lugar que pasó
por sus oídos durante el día.
Con los pies apoyándose en el vacío,
incluso allí temblaba muda la memoria
como una reclusa huida
a la que en vano se llama.
.
.
Rosa Lentini
 

SUEÑOS DESDE EL SÓTANO
.


Soy ese hombre que trabaja acuciado
temiendo un corte de luz,
pues afuera la tormenta arrecia.
Con el deshielo reciente ya es tarde para salir,
la calle se ha vuelto una riera
que no se consigue atravesar en coche.
A pie, al pasar bajo un árbol,
una rama se desprende y choca.
Al desvanecerme soy esa mujer
en un sótano, con un marido,
de rasgos familiares y una hija.
Cuando el hombre dice: "Coge a la niña
y sube con ella hacia la luz"
empezamos el ascenso, aunque en la mitad de la escalera
un elemento extraño nos detiene:
una casa de muñecas, el encuentro más presente,
y entonces alguien murmura mi nombre y me despierta.
¿Qué ocurre si, como en el sueño,
invitados a ir hacia no hay dónde,
lo que vemos al final no es
el resumen de nuestra vida,
pasando velozmente por nuestro cerebro,
sino el mosaico completado de otra vida posible,
el cuadro final de las ausencias,
los probables que se rozaron,
los aún no interrumpidos
asegurando su residencia?
.
.
Rosa Lentini


TRANSGRESIONES
.
Desde la ventana de la casa
frente al puerto,
unasedde más alas, una lenta
invasión de uertas anchas,
y la primera estela de voces
atraviesa el umbral con las manos tendidas.
.
No es sino este áspero viento
que desgasta lavida,
este escribir a cuestas
que emerge entre las ondas donde
un espejo abombado por la humedad
habla una lengua extranjera,
desde el prismade una inocencia
sin redimir.
.
No es otro lugar,
es este mismo contra las cuerdas.
.
Final, remar hacia el final.
El agua toma esa respuesta.
.
.
Rosa Lentini
de El Sur hacia mí (2001)


 Tsunami I
.
Espera, espacio al que nacemos,
codicia de las aguas previniéndonos,
obligados a imitar las ciudades
que erigen muros de contención
y puentes cruzando esos muros
aún después de largos años de calma.
.

El cálido sur hacia mí
impone esa barrera
y el sur-a-mi o la devastación
que arrastra la quietud.
.

Diez metros de piedras levantadas
no nos protegerán.
.
.
Rosa Lentini


Tsunami II
.
El tsunami, despliegue de dudas,
las casas, las personas,
los animales y las aceras,
vacío en el rastro
de la doble ola en las arenas,
leías.
.

Lugar, suspiro del agua,
de urgencia y desolación
el primer sueño antes del desorden,
viaje alterado.
.

En fila india para morir.
.
.
Rosa Lentini


muchas gracias a todos por vuestra participación y hasta el martes que viene:)