Fuente: diariodeleon
—¿La poesía es un arma cargada de futuro?
—No, definitivamente no. Las armas ni de lejos. Hay que desarmar el vocabulario civil de las metáforas de la agresión. No pertenece la poesía al ámbito de los discursos de fuerza ni a la imposición agresiva; por el contrario, la poesía es lo que siempre ha sido el lenguaje de la delicadeza humana, una forma de consuelo y resistencia, pero nunca arma. El balance de la crueldad humana ha expulsado para siempre esos artefactos del imaginario moral de los poetas.