A sor María Magdalena
en el día de su profesión
en manos de la madre Inés de Jesús.
1 En este día feliz,
¡oh Magdalena!, a tu lado
venimos a celebrar
el maravilloso enlace,
el dulce enlace que une
con tu celestial Esposo.
Escucha con embeleso
esta encantadora historia
de una pastorcita humilde
a la que un gran Rey llamó
para colmarla de honores,
y ella respondió a su voz.
Estrib. Cantemos a la pastora,
pobrecita de la tierra,
a quien el gran Rey del cielo
en el Carmelo hoy escoge
por esposa.
2 Erase una pastorcita
que guardaba sus corderos
mientras hilaba la rueca.
Admiraba a cada flor
y escuchaba a cada pájaro,
y comprendía muy
el dulcísimo lenguaje
del bosque y del cielo azul.
en todo hallaba la imagen
que le revelaba a Dios.
3 Ella a Jesús y a María
amaba con gran ardor,
y ellos, amando a Melania,
le hablaron al corazón.
La dulce Reina divina
le dijo amorosamente:
"¿Quieres, Melania, venir
conmigo al Monte Carmelo,
y llamarte Magdalena
y no ganar más que el cielo?
4 "¡Oh, niña, deja tus campos,
tu rebaño deja, nena!
Allá arriba en mi montaña
mi Jesús y tu Jesús
será tu único Cordero" (1).
Jesús, a su vez, le dijo:
"¡Oh, ven pronto, que tu alma
ha cautivado a la mía!
Por prometida te tomo,
serás mía para siempre".
5 Dichosa, la pastorcita
oyó la dulce llamada,
y tras la Virgen, su Madre,
llegó a la cumbre del Monte
¡Oh pequeña Magdalena!,
en este dichoso día
es a ti a quien festejamos.
Hoy la pastora es ya reina,
y reina junto a Jesús,
que es su Rey y que es su amor.
6 Tú lo sabes, hermanita:
servir a Dios es reinar (2).
Jesús, durante, su vida,
nos lo enseñó claramente:
"Si en la celeste patria
quieres ser el primero,
procura ser el último
en el destierro".
7 Magdalena, estás contenta
con el lugar que te toca
en este Monte Carmelo.
¿Cómo no habías de estarlo,
si estás tan cerca del cielo?
A Marta y María imitas (3):
orar y servir a Cristo.
Esta es toda nuestra vida,
nuestra dicha verdadera.
8 Si, tal vez, el sufrimiento,
el amargo sufrimiento,
visita tu corazón,
haz de él tu dicha y tu gozo:
¡qué dulce es sufrir por Dios!
Y las ternuras divinas
te harán muy pronto olvidar
que caminas sobre espinas,
te parecerá volar...
9 Hoy hasta el ángel te envidia (4),
¡quisiera gustar la dicha
que tú posees, María,
siendo esposa del Señor!
Muy pronto podrás cantar,
en el concierto glorioso
de los Tronos y Virtudes,
del Rey Jesús los loores,
del Rey Jesús, que es tu Esposo.
Estr. final Muy pronto la pastorcita,
pobrecita de la tierra,
volando, al cielo se irá
a reinar con el Eterno.
A nuestras Reverendas Madres
10 A vosotras, nuestras Madres,
a vuestro orar y desvelos,
nuestra hermana Magdalena
debe su dicha y su paz.
Ella sabrá agradeceros
vuestro tierno amor materno,
pidiéndole a su Maestro
que os dé sus dones del cielo.
Estribillo Y en vuestras coronas,
Madres tan buenas,
brillará la flor
que hoy a él ofrecéis.