Suenan como siguiendo
a alguien o como si alguien
los siguiera.
¿Quién andará conmigo
en esta lenta
soledad que demora
en estancias sin eco,
en largos corredores
que llevan y no llevan
a parte alguna y fingen
ser puentes que se lanzan
en busca de una móvil
orilla que no existe?
¿Es el bóreas que arrastra
las hojas en el patio,
o es el ruido apagado
de la lluvia en el muro?
¿O será por acaso
la otra que me habita
y me sorprende a veces
al fondo del espejo,
la que llora doliente
en tanto yo sonrío,
y retuerce sus pobres
manos desesperadas
mientras contemplo ausente
caer al mar la tarde
revestida de oros?
Huésped mía o yo huésped
de su no ser, ahora
tal vez andamos juntas,
hombro con hombro en busca
de lo que ya no existe,
sombra en la sombra,
tiempo
borrándose en sí mismo.