Fuente: http://www.lavozdigital.es/cultura/libros/201509/21/libro-olga-rendon-cantico-20150920223420-pr.html
En el orden natural de las cosas, el hombre es tan inocente como las piedras». Son palabras escritas por un poeta, un Nobel de literatura. Es la frase dicha por un hombre, una reflexión más de una persona extraordinaria contada a otro ser excepcional. Dos amigos, Vicente Aleixandre y Ricardo Molina.
Un par de tipos nada corrientes que mantuvieron una intensa relación inmortalizada en una abundante correspondencia. Unas cartas, en su mayoría inéditas, que ahora salen a luz gracias al trabajo de la profesora gaditana Olga Rendón (Vejer, 1976) y su libro 'Los poetas del 27 y el grupo Cántico de Córdoba', con prólogo de Vicente Molina Foix.
La editorial Alegoría ha confiado en esta tesis doctoral que llegó a Rendón como suelen hacerlo las mejores historias, de casualidad. Precioso destino le aguardaba a la vejeriega cuando un familiar le habló del tesoro custodiado por los herederos del poeta cordobés Ricardo Molina (1917-1968).
Un regalo para los académicos, para el estudio de un periodo esplendoroso de las letras y artes españolas. Un gusto para cualquier lector, aficionado a la poesía o no. Porque este libro, que en realidad son dos, recoge la sencillez de la amistad de una pandilla como otra cualquiera.
Cuando accedió a los documentos de Molina, Rendón encontró numerosas notas de prensa, diarios, fotografías, manuscritos, poemas sin publicar, dibujos, cartas y otros documentos desconocidos que no sólo reflejaban la relación entre el cordobés y Aleixandre, sino también entre el impulsor de la revista 'Cántico' y otros miembros del grupo del 27 como Luis Cernuda, Jorge Guillén, Gerardo Diego y Dámaso Alonso.
Devoción a Cernuda
A finales de semana estarán ya en las librerías los dos volúmenes que forman la obra. En el libro uno se recogen las cartas cruzadas del poeta con Vicente Aleixandre. Además, la autora analiza el contexto en el que se dio esta relación. Así, rememora la trayectoria inicial del grupo 'Cántico' y su ambición por crear una poesía al margen de modas y corrientes; reconstruye los afanes literarios e investigadores de Ricardo Molina, indaga en las conexiones entre los autores del 27 y la revista y aporta la correspondencia entre Molina y Vicente Aleixandre.
En el segundo volumen, Rendón recopila las cartas intercambiadas entre Ricardo Molina con el resto de autores citados. En este caso, cerrar la correspondencia que se intercambiaron los poetas, algunos en el exilio, ha resultado más complicada para la autora, que ha realizado un exhaustivo trabajo de campo que ha durado años. Reconoce Rendón haberse enamorado de lo que ha salido a la luz gracias a su empeño.
Sobre todo, al comprobar la hermosa y profunda amistad de dos hombres unidos por sus impresiones sobre el amor y la poesía. «Una de las cosas que más odio es que seamos solo amigos literarios», le escribe el Nobel sevillano a su colega en una ocasión. «Tenían dos formas muy distintas de vivir el amor. Molina experimentaba un sentimiento de culpa, sentía más el peso del pecado que Aleixandre, que escribía con una sencillez extraordinaria», resalta Rendón, licenciada en Filología por la Universidad de Sevilla y Doctora en Filología.
Con todo, la autora reivindica la creación de una fundación que difunda el legado de 'Cántico', un grupo de poetas (Ricardo Molina, Juan Bernier, Julio Aumente, Mario López y Pablo García Baena) y artistas que a finales de los 40 emprendieron una deliciosa aventura intelectual que desembocó en una revista homónima. Para su redacción, Molina y el resto pidieron consejo y textos a los grandes del 27. Especial «adoración» sentían hacia Luis Cernuda, al que los halagos de los de 'Cántico', servían de bálsamo en su triste exilio norteamericano. «No esperaba tener tantos amigos en Andalucía», les respondió en alguna ocasión el autor.
La amistad cultivada entre Ricardo Molina y Dámaso Alonso también resultó intensa. Alonso le visitó en numerosas ocasiones en Córdoba. «En sus conversaciones Alonso estaba más interesado en su trabajo como hispanista que como poeta. De todas formas, mantuvieron una relación entrañable», destaca Rendón, que del rico epistolario que ha recuperado de Molina, infiere una unión mucho más formal entre el cordobés con otros poetas del 27 como Gerardo Diego o Jorge Guillén.
R. VÁZQUEZ