Sandra Lario (Zaragoza, 1993) es gestora cultural, fundadora de la Asociación Noches de Poemia y actualmente preside Poetry Slam España. Ha publicado su segundo poemario: ‘El dolor es un animal salvaje’ (Olifante).
Ha publicado su segundo libro, una compilación de poemas bajo el título ‘El dolor es un animal salvaje’. ¿Lo es?
Sí, considero que lo es. En el libro represento el dolor de una forma muy vinculada a lo vivo. A un animal, a la noche, al río, a la montaña y a varios elementos de la naturaleza. El dolor es algo vivo que nos atraviesa y que nos va transitando, igual que nosotros a él, hasta que encontramos otro estado en el que habitar.
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¿Es la poesía el elemento para transmitir el dolor?
La poesía es un lenguaje compartido, un espejo donde mirarnos, tanto a nosotros mismos como a otros, y una forma de comunicarnos y de transmitir esos sentimientos que nos conectan. Además, para mí la poesía tiene otra parte muy importante, que es la gestión cultural. No puedo entender el arte sin que sea un espacio colectivo.
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Precisamente, además de escribir, invita a que otros lo hagan a través de la Asociación Noches de Poemia, de la que es fundadora y que va camino de su décimo aniversario.
Ha sido un camino con obstáculos hasta conseguir profesionalizarnos, pero el balance de estos nueve años de actividades y proyectos es muy positivo. Creo que hemos conseguido ser un lugar en el que compartir y expresarse libremente.
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¿Es Zaragoza una ciudad que invita a la poesía?
Siempre ha habido movimiento poético en la ciudad, con importantes autores como Ángel Guinda o Rosendo Tello, referentes en nuestra tierra y cuyo relevo están cogiendo grandes voces jóvenes como Álex Bona o María Martín. Y al margen de nombres propios, hay muchas entidades culturales, como La Asociación Aragonesa de Escritores o La Casa de Zitas; las editoriales Olifante y Pregunta; o las librerías , que siempre han mantenido vivo el género.
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También es la actual presidenta de Poetry Slam España. Cuénteme qué es eso del boxeo poético.
Un Altercado Slam es una competición poética donde puede participar cualquier persona, siguiendo únicamente tres normas: recitar un texto propio, no sobrepasar los tres minutos y emplear solo la voz y la interpretación. Después, es el público quien decide el ganador. Surgió en Estados Unidos en la década de los ochenta y luego se fue extendiendo, y actualmente hay ‘slams’ en los cinco continentes y competiciones a todos los niveles: local, regional, estatal...Tiene un entramado tan amplio como el del fútbol. Y en muchas ocasiones, en España hemos sido mejores en poesía oral que con el balón.
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¿Y a nivel regional?
También. De hecho, la poeta zaragozana María Barrós ha quedado subcampeona del certamen ‘Poetry Slam España’, que se celebró hace unas semanas.
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Otra de las iniciativas que gestiona es Rasmia, el festival de poesía joven de Zaragoza. ¿Habrá próxima edición?
Sí, en primavera será la séptima edición. El objetivo es llevar la poesía a los espacios cotidianos, que no sea el ciudadano quien acuda a ella, sino que la encuentre en su día a día, en el tranvía, en las plazas, en el centro escolar… Y todo ello dándole voz y escenario a los poetas locales más jóvenes.
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¿Se ha adaptado la poesía a los jóvenes?
La poesía es algo vivo y, como tal, va cambiando y adaptándose a las necesidades de expresión de las nuevas generaciones. El verso libre es lo que ahora mismo impone y el formato digital, el modo de transmitirla o acceder a ella.
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Entonces, ¿estamos ante el final del verso clásico?
Hay muchas cosas clásicas que no mueren, como la publicación en papel o los grandes referentes. Quien escribe poesía hoy en día quizá encuentra un corsé o unas limitaciones en un verso clásico, en cuanto a rima o a métrica, que le hacen buscar otros caminos. Pero eso no significa romper con la poesía, porque también hay ritmo, lírica… La esencia se mantiene.
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Solo me queda pedirle una recomendación literaria.
Como novedad, ‘No morir’, de la aragonesa Luisa Miñana. Es una gran compañera y fue de las primeras en leerse mi libro. De ella aprendí que las mujeres también somos poetas y que el término ‘poetisa’ tiene cierta connotación de inferioridad con respecto al poeta hombre. Si pienso en clásicos, recomiendo leer a Gloria Fuertes. Se la conoce por su faceta de poeta infantil y, de hecho, fue uno de mis primeros contactos con el género cuando yo era niña, pero merece la pena redescubrirla en su poesía adulta.
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Por Nerea Tirado