Fuente: granvalparaiso.cl/
Este libro nació de un viaje. Un viaje que puso en contacto nuevamente a dos ciudades que tienen historia poética compartida. PlexoAmérica: Poesía y gráfica de Morelia–Valparaíso es un proyecto visualizado en sus inicios como una publicación conjunta entre poetas y artistas gráficos morelianos y porteños. Lanzamiento: Lunes 19 de Octubre / 18:30 hrs. Sala Obra Gruesa de la PUCV Avenida Brasil 2830 / Valparaíso
En el 2010, Karina García de Casa Azul entró en contacto, a través de la gestora cultural Solange Torrecilla, con Alan Islas, del Colectivo de Trabajadores del Arte y la Cultura de Morelia, y fue invitada por ellos en representación del Grupo Casa Azul para exponer en el Primer Encuentro de Arte y Pensamiento Iberoamericano, donde conoció al poeta Gaspar Aguilera, director del taller “Carlos Eduardo Turón”.
De este encuentro surgió la idea de un libro colectivo que, además de la poesía, pusiera en diálogo las obras de artistas de ambas ciudades.
Este proyecto integra a poetas y artistas gráficos chilenos y mexicanos en una propuesta que busca destacar la producción de creadores propositivos y no consagrados, que muchas veces son invisibilizados por las políticas culturales de sus respectivos Estados.
Para ello fue fundamental el apoyo de Juan Guerrero, artista visual, en México, y Tirso Troncoso, en Santiago de Chile, quienes realizan las respectivas presentaciones de los artistas incluidos en este volumen.
Es así como hemos lanzado nuevas redes, vasos comunicantes que se extienden entre ambas ciudades, plexos culturales que generan nuevas propuestas alejadas del peso de la tradición.
Patricio Bruna, pintor y poeta de Casa Azul, propone este concepto como unidad operativa para describir el funcionamiento de la cultura en el seno de las comunidades.
En otras palabras, la reproducción de la cultura se concibe dentro de un límite geográfico y social determinado: un pueblo, una tribu, ciudad, país o continente.
Si se lo deja estar, sin una directriz central y sin contacto con otras experiencias, el plexo reproduce en forma vegetativa las formas culturales tradicionales heredadas del pasado, es decir, la memoria social. Esta es la inercia de la cultura.
Sin embargo, muchas veces dentro del mismo plexo existen fuerzas innovadoras que cuestionan lo estático de esta tradición pues llevan los gérmenes del cambio y el movimiento hacia lo nuevo, gérmenes que se generan y viven sobre todo en los ámbitos del arte y del pensamiento crítico.
Todos sabemos que existe una “geopolítica del conocimiento”, plexos de sentido que se mueven, respiran, gracias a la constante fricción entre tradición y cambio, produciendo la necesaria oxigenación del cuerpo social.
PlexoAmérica expresa esta dinámica de lo vegetativo como virtud auto-generativa de la cultura, con todas las características de este continente, con sus aciertos y contradicciones que lo definen.
Este proyecto colectivo es la expresión del respirar del plexo llevado a su límite innovador, acortando las distancias mediante la tecnología que nuestros ascendientes no tuvieron.
Hemos puesto estos dos plexos-ciudades en contacto y como nervadura eléctrica, tanto gráfica y poesía de ambas localidades se han puesto a dialogar para así superar el concepto de individualismo liberal puesto en la base de este “mal moral” llamado capitalismo.
En la primera mitad del libro encontraremos seis poetas morelianos precedidos por seis obras gráficas de artistas porteños. En forma correspondiente, seis obras de artistas de Morelia, sirven de portadilla a los respectivos poetas de Valparaíso. Sabemos que gráfica y poesía son expresiones irreductibles, pero es necesario el puente entre ellas, estableciendo un diálogo entre las distintas poéticas, verbales y visuales, dentro del marco de una poética en sentido amplio. Esta poética, según Jaime Villanueva, filósofo y poeta de Casa Azul, es lo que nos hace pensar la construcción de una obra de arte, la que nos hace operar sin las consideraciones que se suelen contemplar en las actividades funcionales de la vida, es decir, que nos hace sentir y pensar que las cosas pueden salirse de los cauces normales, ya sea porque se salen de las leyes de la naturaleza, de las leyes jurídicas o cualquier tipo de criterio de demarcación, no porque no los tenga o no los pueda tener, sino porque una razón poética posee su propia lógica, donde perfectamente sus conclusiones pueden no seguirse de sus premisas.
Los seis poetas porteños son: Héctor Santelices, quien asume una posición más contingente, a partir de la explicitación del ubi del texto, desde la marginalidad del hablante.
Destaco de él las interrogantes por sus implicancias metafísicas, porque dejan establecida la precariedad desde la cual se interroga y la mercantilización puramente ornamental que se abre como respuesta.
Aluhel Fuentealba, que en su escritura nos entrega textos híbridos que comparten rasgos de la poesía, la prosa poética y el ensayo más lúdico.
Este juego constante en búsqueda de libertad está en íntima relación con la profunda crítica de una voz irónica, de los que no tienen nada que perder, situada en los márgenes del sistema-mundo occidental, que se regocija socavando las ilusorias promesas de una sociedad creada bajo las improntas del capitalismo.
El proyecto escritural de Karina García busca abolir la división entre pasado y presente, entre vida privada e historia nacional. En sus poemas, lleva adelante una reinterpretación de los paisajes de infancia: hurga en sus orígenes, muestra los juegos infantiles, paseos por la playa y, principalmente, la vivencia del colegio donde descubrió su pasión por la lectura y su profunda inconformidad.
La experiencia vivida de niña, las lecturas, la mirada retrospectiva se juntan para pensar la historia del país que le tocó vivir.
Jaime Villanueva pasa por distintos registros del lenguaje donde pareciera que lo importante no es lo que se dice, sino cómo lo dice. Por ello concreta una poética de la cotidianeidad. Uno de los gestos básicos de estos textos es que el lenguaje sea más rápido de lo que pretende decir.
En los poemas de amor, Gabriel Palomo recurre a la musicalidad lírica y la deconstruye en pos de un acercamiento a un lenguaje que da cuenta, con sencillez y en diálogo permanente, de la problemática del desamor y la posibilidad de construir un sujeto a partir de esta escisión traumática.
Finalmente, Patricio Bruna da cuenta de una propuesta más deconstructiva, una tensión entre lenguaje y sus referentes. Su enigma se instala como destellos de lo que no llega a acontecer. Aquí los esfuerzos poéticos están al servicio de lo pre-poemático, el poema es camino ontológico, solicitación y aventura.
PlexoAmérica es el resultado de una idea incandescente que se nutre de la generosidad y ética de arte generada al interior de Casa Azul y marca la continuidad de los proyectos colectivos ideados y realizados por el Grupo Casa Azul.
Tiene como primer antecedente, Antología irregular en tonos blanco y azul: Un proyecto conjunto, El Picudo Blanco y Grupo Casa Azul, publicado en Alicante, El Elche en el año 2008 por Editorial Speedy, y en Valparaíso, en Ediciones Edipos, 2010. Luego vendría Plano inclinado: una poética de sentido amplio, que reúne la obra de seis poetas de Casa Azul y que publicó la editorial independiente La Picadora de Papel, en el 2010.
Creemos que la apuesta por el libro colectivo se ratifica como opción cuando se adjudica el Fondo Nacional del Libro y La Lectura a través de Ediciones Universitarias de Valparaíso en el 2012. En enero del 2013, PlexoAmérica se adjudica este fondo en apoyo a ediciones de la misma editorial.
Este libro tendrá su contraparte en México, donde existe un proyecto para publicarlo con el patrocinio del Colectivo de Trabajadores del Arte y la Cultura de Michoacán, COTACUM, a través de su representante, Alan Islas. Esperamos que este acuerdo permita la difusión de nuestros artistas y poetas en México y se fortalezca con el continuo respirar del plexo.
* Rodrigo Suárez Pemjean es Magister en Literatura Hispanoamericana y Chilena.