Fuente: diariodeavisos.com/
Recientemente tuvo lugar en el Círculo de Amistad XII de Enero la presentación de un libro poético de la escritora Teresa de Jesús Rodríguez Lara, en el que hace denuncia de tragedias vividas por la humanidad, como ocurrió con las Torres Gemelas de Nueva York, el Tsunami de Indonesia, el pueblo saharaui o la guerra civil en Siria.
Poesía histórica, con viveza de espíritu a la vez que un sentimiento íntimo que le hace cantar con tristeza estos acontecimientos. Estas injusticias le hacen “escribir versos para descargar el fardo apretado de palabras que le ahogan de tan suyas”.
Le dedica su palabra y su verbo a quienes han sufrido secuestro o retenciones, en un poema que titula Porque siento tus voces, y se inspira en Rabindranath Tagore cuando dijo: “Nadie puede ser libre sin haber aprendido antes a liberar a los demás”, y manifiesta: “Porque siendo las vidas cercenadas que reclaman mi tiempo y me abruman sus voces de ansiedad y silencio. Que habiten vuestros rostros en sus rieles sin tiempo con mayúsculo asombro, vivid en ellos”.
Filosofía pura en cada palabra, en cada verso, sea métrico o libre. Y se acuerda de las guerras, de las Madres de la Plaza de Mayo de la Argentina, de los niños de Palestina, de Irak, de Malala, de Haití, hasta de los niños Ruth y José de Córdoba: “Dos luceros infantiles, brillan en el firmamento, nos miran desde lo alto, yo a mirarlos no me atrevo. Frente al centelleo frío por las orillas sin tiempo, deambulan vigilantes sin una brizna de sueño”. Y sigue la poeta, y se mete de lleno en la sinrazón de Marta del Castillo: “Grita tu sangre y grita y reclama, que el peso de la ley caiga con brío, que pague cada quien su ruin desvío: encierro a cal y canto, a pan y agua”. Y así seguiríamos desgranando su poemario, hasta terminar con la tragedia ferroviaria del 24 de julio de 2013: “Hoy la tarde se ha cubierto de sombra, en esta triste víspera de fiesta detenida de golpe y ensombrecida por la tragedia. Es hora de llegada. El tren se acerca, cabalgando la brisa. Atrás…”. Y termina con un pensamiento de la Madre Teresa de Calcuta: “El fruto de la fe es el amor, el fruto del amor es el servicio, el fruto del servicio es la paz”.
Es la paz a la que debemos aspirar todos, y fue el lema cantado este año por el grupo de poetas Tagoror, al que pertenece la autora del libro.
Teresa de Jesús Rodríguez Lara es natural de La Laguna, en las solapas del libro se dice que cultiva la poesía con clara resonancia intimista. Su temática es amplia y de hondo contenido social, donde alterna el verso sujeto a los cánones clásicos con otros abiertos a las corrientes universales de la poética contemporánea. Es autora de la letra del himno de Arafo y ha publicado los poemarios Con la sola palabra (1999), Hablar con Cristo (2013) y Venezuela, tierra de contrastes (2010) -volumen enciclopédico en prosa y verso-. Finalista en el XXXI Premio Mundial de Poesía Mística Fernando Rielo (2011) y Premio Internacional de Poesía Latin Heritage Foundation de Estados Unidos (2011).
Libro que te llega al alma, desde el primer poemario hasta el último. Lleno de sentimientos que la autora derrama a raudales, cuando trata de temas de niños, o es impulsiva y rotunda cuando es de crímenes de la humanidad o de tragedias vividas por seres humanos que no han podido defenderse. El libro termina con una loa a la paz, simbolizada en la blanca paloma que ilustra la última página.