Fuente:kaosenlared.net
Se acaba de publicar hace apenas unos días el libro de poemas Negra flama, una antología de poesía (aunque sus artífices no quieren ni oír hablar de la palabra antología) de cuya selección, edición, distribución, etc., se ha encargado Juan Cruz López, y cuya publicación corre a cargo de la CNT de Jaén. Estamos hablando, por supuesto, de Negra flama: poesía antagonista en el estado español.
Negra flama es una recopilación de 100 poemas de 50 poetas (dos por cabeza) de los muchos que pululan por la Península Ibérica en estos días, cada uno de su padre y de su madre, cada uno con su propia sensibilidad estética, gente de edades y generaciones diferentes, mujeres y hombres (más hombres que mujeres, no sé si es que hay pocas mujeres que cultiven este tipo de poesía) sin más nexo de unión entre todos ellos que su rechazo más o menos abierto, más o menos vehemente, al sistema capitalista. Diferentes voces con un mismo objetivo: poner contra las cuerdas al maldito capitalismo que también en sus aspectos culturales está tan lleno de mierda como en sus ramificaciones políticas o económicas. Poesía social para tiempos asesinos, pues si alguna etiqueta se le puede otorgar a este libro es, precisamente, el de poesía social. Y es que todos estos poetas son, sin duda, hijos salvajes de Gabriel Celaya, quien dejó escrito aquello tan certero de que la poesía debe ser “un instrumento, entre otros, para transformar el mundo.” Y así la entienden las mujeres y hombres incluidos en este libro, para quienes la poesía no es simplemente un placer estético, sino un arma de transformación social y política siempre al servicio del ser humano.
El libro viene precedido por una breve introducción en la que su fáctotum, Juan Cruz, avisa a los atrevidos lectores que se acerquen al libro: “Si compras Negra flama estarás contribuyendo a la destrucción del mundo actual (…)” Y un poco más adelante, nos deja ver todas sus cartas: “No pretendemos ser objetivos ni exhaustivos; ni siquiera tenemos afán de sistematicidad. La selección de poetas, y también de poemas, no ha sido elaborada por profesionales de la literatura. (…) No entendemos de cánones, generaciones ni paradigmas interpretativos. (…) Entendemos la poesía como una huelga general en nuestras vidas.”
Como decíamos más arriba, en el libro han participado cincuenta poetas entre los que destacan voces consagradas de la poesía que se escribe actualmente en este país, como Antonio Orihuela, Jorge Riechmann, David González (tres de los poetas que integraron el grupo conocido como “poesía de la conciencia” y que han ido alumbrando el camino a muchos de los que han venido tras ellos, entre los que, por supuesto, me cuento) Isabel Bono (una de las poetas más personales del actual panorama poético español), o Gsús Bonilla, por nombrar sólo a algunos de los que gozan de más popularidad. Pero por supuesto, hay otros muchos, de los que estoy seguro, oiremos hablar —bien, por supuesto— en los próximos años. Como suele ocurrir habitualmente en este tipo de trabajos, no están todos los que son, —echo en falta a escritores como Silvia Delgado, Isabel Pérez Montalbán o Enrique Falcón, sin ir más lejos— pero sí que son todos los que están.
En fin, un libro altamente recomendado, no sólo por su contenido, como ya he dicho, sino también por su bajísimo precio: cinco euritos. Así que date prisa y hazte con un ejemplar. No lo olvides: Negra flama, un libro perfecto para estos tiempos de mierda.