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Lenguajes en la poesía mexicana

Fuente: http://www.siempre.com.mx/2016/02/lenguajes-en-la-poesia-mexicana-2/

La poesía descubre la honda relación que sostiene con el lenguaje, su presencia es un eco trascendente. Por ello, el libro que hoy nos ocupa, es de enorme valía e interés no sólo para el que se inicia en el camino de las letras sino, también, para entender el papel de la palabra estética, principalmente en México

así como para sentir, de algún modo, el peso de la poesía en la sociedad, que va desde la adivinanza, el refrán —“poesía en la posmodernidad”, que es otro punto desarrollado por Calderón desde su génesis, su estructura, hasta cómo se inserta en la cultura de los pueblos—, con su afinidad popular, hasta el discurso poético de corrientes literarias, generaciones y los grandes representantes de la poesía, como lo es Octavio Paz.

Cierto es que algunos temas que deshebra Mario Calderón en su más reciente Lenguajes en la poesía mexicana (entre el canon y el folclore), son, de tan cotidianos, invisibles. Uno de esos temas es “La legitimación de la poesía en México en los últimos treinta años”, como titula un capítulo el escritor guanajuatense; y en él vemos/entendemos lo que sucede en el medio literario: los jóvenes escritores que, aunque sean prometedores, renuncian a su labor por las distintas decepciones que se ven en el camino: “En las librerías conseguimos autobiografías de escritores sobresalientes que inclusive han recibido el reconocimiento del Premio Nobel. Cuentan muchas anécdotas, pero nunca orientan señalando el camino que ellos han recorrido para acceder al sitio en el que se encuentran”, y Mario se afianza por la otra ruta, la de la calidad, la que se nutre a través de los talleres literarios, la lectura, el estudio. Por supuesto, también señala el “simple mecanismo de la oferta y la demanda es engañoso”, como el caso de Carlos Cuauhtémoc Sánchez, autor de una obra de alto consumo pero que “no garantiza la legitimidad o el prestigio dentro de la cultura mexicana hegemónica”, por igual habla de los poetas que ostentan gran cantidad de premios pero no convencen con su obra, o los que acuden al clásico “padrinazgo” para sobresalir, sin dejar de lado que, para muchos, ser parte de “grupos” o colarse en los diccionarios biobibliográficos y críticos es lo primordial para un escritor, tristemente, por encima de la calidad. Los puestos de poder cultural que son “un cacicazgo que el fácilmente identificable”, la relación del poeta con la cultura extranjera para conseguir “otro” tipo de reconocimiento, así como de varios poetas que poseen un título en alguna universidad extranjera, lo que hace parecer que es fácil obtener así un título. Las corrientes estéticas que, al ser grupo, se fortalecen para adquirir importancia en la sociedad. De un tema poco mencionado, como la sensibilidad poética de género, Calderón pone en la mesa varios ejemplos de distintas generaciones, condiciones sociales y culturales. No puede quedar de lado la Generación de los cuarenta en la poesía mexicana, pues Mario Calderón tuvo una importante relación con varios de ellos y expone la travesía de varios de ellos en la pista de las letras. Por supuesto, la generación de los cincuenta, a la que pertenece Mario, recorre sus pasos incluyendo imágenes de la época que les tocara vivir y, por igual, los aportes a la literatura. Ya, desde una mirada ubicada en todo este amplísimo panorama de la poesía, el autor se detiene en las antologías de poesía mexicana de la primera década del siglo XXI, que son muchas, que son otro elemento de legitimización en el ambiente literario. Y, para cerrar, la “Poesía y signo lingüístico” —el distintivo de cada época y cada corriente— y “Octavio Paz y la macropalabra en el surrealismo” que, tal título nos indica la ruta temática pero es importante señalar el delineado que Calderón hace de varios poemas de Paz.

Lenguajes en la poesía mexicana (Entre el canon y el folclore), de Mario Calderón, es más que un amplio estudio sobre la poesía mexicana, es un sitio que debe visitarse por todo lector de literatura.
Ricardo Muñoz Munguía