Fuente: http://www.siempre.com.mx/2015/10/la-vida-de-paz-fue-una-forma-de-poesia/
Guillermo Sheridan es un hombre de polémica. De los pocos intelectuales que existen en el ámbito de la crítica literaria y social, con quien se puede sostener un debate sano y enriquecedor. No es común encontrar a alguien que encaje tan bien en dos ámbitos que parecieran casi antagónicos: periodismo y academia.
Su más reciente libro Habitación con retratos. Ensayos sobre la vida de Octavio Paz, segundo volumen, de lo que será una trilogía dedicada a Octavio Paz. Junto con este segundo volumen se reeditó el primero titulado Poeta con paisaje y a principios del 2016 está prevista la publicación del tercero, Los idilios salvajes.
Como es sabido, Sheridan conoció personalmente a Paz. No solo trató al poeta sino que fueron amigos, lo cual no impide que el escritor y académico exponga los yerros de nuestro Premio Nobel aunque, al separar al hombre de su obra, salta a la vista que ésta lo apasiona.
“A lo que aspira todo escritor es a adquirir un estilo único y diferenciado —señala, sonriente, como casi no es posible verlo en fotografías—. Los lectores de poesía podemos reconocer si un poeta tiene su propia voz o no. La voz de Neruda, por ejemplo, o la de Gonzalo Rojas. Desde luego, la de Paz también: única e irrepetible, y a lo que aspiro es a explicar de qué manera voz y vida coinciden, que lo lleva a crear una literatura”.
“La poesía de Paz —dice— contiene reflexiones sobre sí mismo, sobre los demás, sobre el mundo. Es una poesía enormemente personal, y por lo mismo, absolutamente colectiva. Mi propósito es descifrar cómo se lleva a cabo esta serie de pactos entre un poeta y su lenguaje; un poeta y él mismo y el poeta y los lectores. Hacerlo con la máxima objetividad posible es lo que como crítico me exijo”.
“Estudioso maniático”
Sheridan se autodefine como “estudioso maniático”, y “cuando un grupo de escritores atrapan mi interés —dice—, me convocan, me convierten en aliado o adversario, invierto en ellos una enorme cantidad de tiempo, concretamente sobre el grupo de poetas que conocemos como los Contemporáneos sobre los que he escrito docenas de libros. El primero en 1982. El más reciente apareció hace seis años, Malas palabras, Jorge Cuesta y la revista Examen. Llevo treinta años sobre ellos. Cuando estudié a Ramón López Velarde y a José Juan Tablada el resultado fueron tres o cuatro libros, pero luego retornaba a los Contemporáneos”.
“Empecé a escribir sobre Paz hace muchos años, estando vivo —continúa—. Lo primero que escribí sobre él fue un artículo en 1975. Yo tenía 25 años. Entre aquel primer artículo y ahora median cuarenta años. El primer volumen Poeta con paisaje apareció hace once años, en 2004, y el tercero aparece en enero del próximo año, es decir, que a esta serie de libros le he otorgado unos seis o siete años de trabajo. ¡Y espero hacer un cuarto!, pero sería el último y abordará los poemas de la última etapa de Paz, a partir de 1966 hasta 1996. Después del 96 ya no escribió poesía y su último poema es muy hermoso, enormemente ambicioso. Trata sobre morir y morirse y se titula «Respuesta y reconciliación»”.
Sus tres grandes amores
No se quede el lector con la impresión de que estos libros de Sheridan son meramente académicos. Contienen partes casi noveladas, donde nos encontramos a un Paz arrebatado, dolido, decepcionado, a veces desgarrado o prepotente. Abordan con cierto tiento —no excesivo, como algunos de los aspirantes a biógrafos oficiales del poeta— su tormentosa relación con Elena Garro y su posterior pasión por una bella pintora italiana llamada Bona de Piscis que lo acompañó durante la primera parte de su estancia en la India.
“El tema del amor —dice Sheridan— es una experiencia enormemente compleja y es el origen de las más altas dichas y más altos dolores. Paz estaba muy consciente de eso: la forma en la que convirtió sus amores en forma de poesía, y su poesía en formas de amar, es compleja, llena de tribulaciones, y por lo mismo no es sencilla, particularmente tratándose de sus pasiones. Esa será la materia del tomo tres que se titulará Los idilios salvajes”.
“Los idilios salvajes —dice— es la historia de sus primeros tres grandes amores: su madre, Elena Garro y Bona de Piscis. En este tomo realizo un estudio de las relaciones que hay entre la poesía de Paz entre 1955 hasta 1957, que podríamos llamar «periodo Elena Garro». Es muy interesante cómo su manera de amar a una mujer pesaba sobre su manera de escribir, modificaba su imaginación y abría sus ojos a realidades, imágenes, revelaciones, que son muy distintivas en los casos de los tres grandes amores a sus tres mujeres”.
“Lo de su mamá —agrega Sheridan— es historia aparte, pero su manera de amar a Elena Garro, por ejemplo, se materializó en un tipo muy particular de poesía, lo mismo sucedió en su etapa erótica con Bona y, desde luego, con su último amor, Marie Jose Trimini, en quien finalmente descubrió, así lo dijo alguna vez, «la desconocida encarnada»”.
“Según mi personal interpretación —dice— significa que los anteriores amores también eran «la desconocida», como lo fue también su madre: un avatar de esa desconocida, aunque fue a su amor último a quien le otorgó ese rango definitivo; lo desconocido del eterno femenino de nuestra interlocución con el mundo, encarnaba finalmente en la mujer que amó durante los últimos 30 años de su vida”.
A Paz le gustaba mucho narrar la rara coincidencia que lo reunió en la vida con Marie Jose, una bella francesa de larga cabellera rubia, semejante a las heroínas extraviadas de Elena Garro (o a la propia Elena), con quien literalmente tropezó al dar vuelta en una calle de París.
“Y Paz, como buen surrealista —dice Sheridan—, activó con mucha seriedad la idea de la «revelación inesperada»: el accidente que antecede a una historia de amor. En verdad le gustaba contar cómo habían quedado prácticamente enganchados en su definitivo segundo encuentro y escribió poemas con el nombre de esas calles”.
Elena Garro, cargada de rencor
Respecto a Elena Garro, Sheridan reconoce no haber recurrido a fuentes directas de una de las más notables narradoras del siglo XX.
“Lamentablemente —dice Sheridan—, encuentro que están cargados de rencor; que obedecen a una redacción enormemente privada y secreta. Advierto en ella una tendencia a mistificar y a fantasear que le quita probidad al testimonio como para armar con ellos la historia del amor que fue. Me limito entonces a narrar someramente lo que se sabe por diversas fuentes alternas, porque mi intención al fin de cuentas es la interpretación de la poesía de Paz, al menos en este segundo tomo. No tengo la mínima intención de atizar melodramas, sino desarrollar como se tradujo todo esto en una especie de sublevación poética de Paz”.
Sheridan, notoriamente feliz con estos libros, declara que se dedicará a descansar un poco antes de iniciar la escritura del cuarto volumen que versará concretamente sobre cinco de los últimos poemas de Paz que más le interesan: “Son cinco actitudes también y quizá por narrar esos poemas me meteré un poco también en la historia poética de los últimos años de Paz, entendiendo su vida como una forma de poesía”.
Guillermo Sheridan nació en la ciudad de México en 1950 y Habitación con retratos. Ensayos sobre la vida de Octavio Paz lo publicó Era/Conaculta, México, 2015.