Fuente: http://www.diariodeavisos.com/2015/12/elsie-ribal-presenta-su-nuevo-poemario-escrito-junto-su-hijo/
Pensamientos sin límites es el séptimo libro de la poetisa y escritora Elsie Ribal y el primero de su hijo, Eladio Tavío, una obra que muestra la complicidad que existe entre ambos aunque su poesía está perfectamente diferenciada, como ellos mismos se encargan de aclarar.
El libro se presenta el viernes a las 20.00 horas en el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Madre e hijo dan título por separado a cada una de las partes y tienen su prologuista, Eduardo Zalba González, en el caso de la poetisa, y José Gregorio Martín Plata, en el caso de Eladio, quien al ser creador plástico también es el responsable de la portada.
Ambos también eligieron una imagen que identifica su lirismo. Una gran medialuna en un cielo azul para la poesía de él, más racional, y basada en pensamientos y vivencias personales, mientras que Elsie Ribal eligió la foto de Lara, su bisnieta, a quien considera “su último eslabón”, para distinguir la suya, más onírica y “sin límites”, confiesa. Recuerda que desde pequeña se subía a una silla a recitar versos y de hecho, ha participado en muchos recitales de poesía, llegando incluso a Manhattan, Estados Unidos, algo que la hace muy felíz porque es algo “innato” en su personalidad “inquieta e inconformista”, como ella misma se define.
Quien fuera concejal del Puerto de la Cruz por el PSOE , colaborara en el periódico vespertino La Tarde, y cofundara la Tertulia Artística Chimisay, no tiene predilección por ningún autor en especial porque es de muchos “contrastes”, aunque entre sus favoritos se encuentran Federico García Lorca, Miguel Hernández y Teresa de Jesús.
Tras escribir Acantilados de papel, Crepúsculos, Torres de arena, Versos con sabor a mar, Cuando se quiebra el silencio, Paréntesis azules sobre el asfalto y Poemas a voces, junto a su hija, Elsie Tavío, se pone un nuevo reto: escribir una novela corta.
No sabe cuándo ni cómo, pero esta mujer inquieta, nacida en La Victoria de Acentejo, pero cuya vida transcurrió en Puerto de la Cruz, tiene claro que tendrá olor a tierra mojada y una higuera, porque le gusta mucho la poesía de la escritora uruguaya Juana de Ibarbourou.
Por Gabriela Gulesserian
