Fuente: http://cultura.elpais.com/cultura/2016/11/10/actualidad/1478803927_141899.html
Los 90 años que hoy cumple José Manuel Caballero Bonald parecen pocos si se piensa en todo lo que ha sido a lo largo de su vida este jerezano que ganó el Premio Cervantes en 2012: estudiante de Náutica y Astronomía primero y de Letras después; dibujante y pintor aficionado; profesor universitario en Colombia y Estados Unidos; flamencólogo y productor musical (en el sello Ariola)
lexicógrafo (en la Real Academia Española) y director literario (en ediciones Júcar); presidente del PEN Club español y expresidente del mismo; patrón titulado de embarcaciones de vela y motor y, por supuesto, escritor. Ganador tres veces del premio de la Crítica –dos como poeta (por Las horas muertas y Descrédito del héroe) y uno como novelista (por Ágata ojo de gato)-, Caballero Bonald es además uno de los grandes memorialistas de la literatura española reciente.
En 2001 cerró con La costumbre de vivir el relato autobiográfico que había abierto en 1995 con Tiempo de guerras perdidas. Allí se reveló como un retratista sin pelos en la lengua, capaz de separar el aprecio por la obra literaria de un autor de la crítica a las actitudes públicas de ese mismo autor. No es, pues, raro que acabe de terminar Examen de ingenios, un volumen con 94 semblanzas de escritores y artista hispánicos que Seix Barral publicará en primavera y cuyo parecido con el tratado homónimo de Huarte de San Juan es, aclara, meramente “onomástica”. Jorge Luis Borges, Camilo José Cela, Gabriel García Márquez, Juan Rulfo, Jaime Gil de Biedma, Mario Vargas Llosa o Francisco Umbral conviven en sus páginas con Antoni Tàpies, Paco de Lucía, la Niña de los Peines, Pepa Flores o Rafael de Paula. A todos los trató “asidua o eventualmente” Caballero Bonald, que en estos “bosquejos casuales y probablemente temerarios” afirma haber hecho “algún esfuerzo de objetividad”. Eso sí, avisa: “El grado de mi cercanía o mi despego por el personaje afecta desde luego a mis juicios. Pero como no se trata de textos críticos sino de retratos literarios tampoco me esforcé por ser rigurosamente objetivo”. ¿Algún caso en el que coincidan el buen artista y la buena persona? “Esa coincidencia es una rara avis... Así, de buenas a primeras, Jorge Guillén y Manolo Millares”.
¿Algún caso de buen artista que sea buena persona? “La coincidencia es una rara avis... Jorge Guillén y Manolo Millares"
Caballero Bonald lleva tiempo diciendo que anda ya de retirada. Cada vez que lo dice le brota un libro nuevo. Hoy cumple 90 años pero, dice, no tiene previsto ningún “programa” distinto al habitual: “Cumplir 90 años no es motivo de ninguna celebración, más bien habría que tocar madera”. El “programa habitual” empieza por levantarse tarde. Va, así, camino de convertirse en miembro de esa cofradía de “acostados” que tanto rendimiento narrativo dieron en el primer tomo de sus memorias. “Siempre me ha tentado la condición de acostado”, explica. “En mi familia hubo cuatro acostados a perpetuidad, sin motivo aparente, sólo porque consideraban la cama el lugar más propicio para ver pasar el tiempo. Les alabo el gusto, pero yo no he llegado a tanto. Ahora me quedo acostado el mayor tiempo posible, pero me levanto todos los días y a veces hasta bajo por el periódico”.
Últimamente, se lamenta, el periódico viene lleno de decepciones. Algunas le tocan más de lleno. Por ejemplo, el no en el plebiscito en Colombia, país en el que ejerció como profesor a principios de los años sesenta y en el que nació su primer hijo. “Me sentí seriamente defraudado”, dice respecto al resultado del referéndum que debía ratificar el acuerdo entre el Gobierno y las Farc. “Pienso que el presidente Santos está haciendo una labor magnífica en favor de la paz. Su esfuerzo tiene mucho de ejemplar. Allí y aquí. Pero entiendo muy bien lo complicado que es aspirar a esa paz al mismo tiempo que a la justicia. El no tuvo mucho que ver con todo eso”.
Los días fuera de la cama se le van al poeta en alternar la lectura de prensa con la lectura de poesía y filosofía. Novela, poca. “También suelo hacer ejercicios literarios en el ordenador. Para no perder el hábito. Mejor eso que nada”. El hijo de Plácido Caballero y Julia de Bonald, mezcla de Cuba y Francia y Andalucía, cumple 90 años. Va a dejar, dice, los festejos para algo más tarde, para mucho más tarde: “Tengo previsto cumplir 99 navegando por aguas de Doñana. Qué menos”. Es posible que, por el camino, se haya vuelto a retirar varias veces. También, faltaría más, que haya escrito algún libro nuevo.
JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS