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Hermoso y terrible. Así se podría resumir "La hora violeta", el libro del escritor y periodista Sergio del Molino en el que describe el año de vida de su hijo Pablo desde que le diagnosticaron un raro tipo de leucemia hasta su muerte.
Una carta de amor que plasma la huella del niño y su paso por el mundo, convertida en una conmovedora obra literaria.
Al modo de otros escritores que plasmaron su dolor por la muerte de un hijo, como Francisco Umbral en "Mortal y rosa", por muchos considerado como uno de los mejores libros del siglo XX, la escritora norteamericana Joan Didion en "Noches azules" o Isabel Allende en "Paula", Sergio del Molino ha querido nominar y repetir el nombre de su hijo Pablo para "romper el tabú y el silencio".
"Para mí es importantísimo escribir, dar nombre a mi hijo, porque, si no, sería su segunda muerte, a la que no estoy dispuesto. Quería dar forma narrativa a todo lo que había vivido y transformar esa rabia en amor", explica en una entrevista con Efe este autor, quien asegura que no se trata de ninguna "escritura terapéutica".
Sergio del Molino (Madrid, 1979) exreportero y actual articulista de prensa, radio y televisión, y autor de "El restaurante favorito de Nina Hagen", plasma así en "La hora violeta", publicado por Mondadori, una historia emotiva y contenida con la que pone coto al dolor.
"He querido que el dolor no me dominara a mí, sino yo a él. Eso, sin perder un ápice de intensidad, dándole la vuelta y literaturizándolo", subraya Del Molino, al tiempo que da las gracias a su mujer y madre de Pablo, Cristina, porque "sin ella este libro no hubiera sido posible".
El volumen se abre con una cita de Francisco Umbral procedente de "Mortal y rosa": "Si supieras, hijo, desde qué páramo te escribo, desde qué confusión de lágrimas y ropas, desde qué revuelta desgana". Toda una declaración de intenciones para Sergio del Molino, que actualmente vive en Zaragoza.
"Cuando estaba en el hospital -recalca-, pensé mucho en el libro de Umbral, que leí cuando tenía 18 años. Después de la muerte de Pablo, me atreví a leerlo de un tirón de nuevo y comprendí que lo que no había entendido en su momento dolorosamente lo entendía ahora".
"Comprendí todos los silencios -continúa-, las elipsis que están llenas y saturadas de dolor. Cuándo él habla de los hospitales, del pelo de su hijo, me indentificaba con él: me sentí muy acompañado", precisa este autor, que también utiliza los silencios y elipsis para no describir, entre otras cosas, el hecho de la muerte de su hijo ni otros detalles morbosos o sensacionalistas.
"La hora violeta" hace referencia a unos versos de T.S. Eliot, "En la hora violeta, cuando los ojos y las espaldas se levantan del escritorio, cuando el motor humano espera como un taxi parado en marcha", y en él Del Molino habla de la angustia de un padre que ve a un hijo morir sin poder hacer nada, y cómo este hecho le cambia radicalmente la vida.
"Se trata de sobrevivir y asumir, además, que no vas a ser comprendido", matiza.
"El libro no aspira a la inmortalidad de Pablo. No está hecho para pensar que Pablo está vivo, sino para dejar el recuerdo de mi hijo bien apegado y asentado en el mundo, su paso por este mundo", precisa Del Molino.
Dolor sin adornos, literatura intensa, sin concesiones, pero también con ratos de distancia y hasta con cierta ironía. "Si no fuera así, te mueres", asegura este autor, que quería enfocar su carrera hacia la literatura del humor, pero a quien la muerte de su hijo le trastocó todo.
"Quería ser un escritor frívolo, pero he acabado siendo un escritor intenso porque ya no puedo hacer otra cosa, ya no puedo hacer chistes. Se me acabó mi carrera de frívolo. De hecho, estoy escribiendo otra novela con tintes autobiográficos", asegura.
Sergio del Molino, hoy se siente un ser menos sensible, menos empático con sus amigos porque dice que ya solo da importancia las cosas que la tienen. "Te quitas de tonterías", subraya.
Cree que el libro puede ayudar mucho a gente que vive situaciones de duelo o a los que se sienten incapaces de expresarlo; pero, sobre todo, a los que aprecien la literatura intensa, a los que aprecien las emociones de verdad.
"El libro está dirigido a cualquier persona que haya sentido amor por alguien", concluye.
(Agencia EFE)