Fuente: granadahoy
Daniel Rodríguez Moya presentó ayer su poemario Las cosas que se dicen en voz baja en una de las semanas más convulsas del panorama poético granadino que se recuerdan. El libro, publicado por Visor, ha tenido su puesta de largo en la sociedad local sólo tres días después de que se hiciese llegar al Patronato de la Alhambra una carta para que retirase su apoyo al premio de poesía que lleva su nombre y que organiza junto con la Alhambra y Visor, el Festival Internacional de Poesía, del que es Moya es organizador junto con Fernando Valverde.
Esta situación ha vuelto a poner de actualidad la polémica de tongo que denunciaron los dos integrantes del prejurado del Premio Ciudad de Burgos, del que se alzo ganador Las cosas que se dicen en voz baja.
Moya aseguraba ayer estar cansado de lo que sólo es "una polémica más". "Esta vez es porque estoy en el jurado y la otra porque gané el premio. Cansa un poco pero no hay que prestarle mayor atención", restaba importancia el autor, que estuvo arropado anoche por José Ignacio Lapido, Juan Pinilla y Javier Bozalongo en la presentación en el Palacio de los Patos.
El poemario es una crítica a la estridencia de la sociedad actual. "Las palabras altisonantes, los grandes enunciados, la solemnidad del lenguaje, encierran muchas veces un gran vacío", explica Rodríguez Moya, que considera que a través, sobre todo, de los medios de comunicación, se ha acostumbrado al público "a escuchar frases lapidarias, contundentes afirmaciones que son muchas veces tan sólo un escaparate, una ventana que reluce tanto que no deja ver lo que hay al otro lado". En este sentido, los poemas de este libro "reivindican las cosas que se dicen en voz baja, sin afectaciones ni grandilocuencias" y reflexiona precisamente sobre el propio lenguaje, "que es el modo en el que nos podemos explicar el mundo". La manipulación del lenguaje, asegura Rodríguez Moya, provoca que las palabras "acaben despojadas de su sentido y parezcan su contrario".