Fuente: elmundo.es
Vi en una entrada del blog de Enrique García Márquez una selección de versos de Gloria Fuertes, y me dije: ¿cuánto tiempo que no la lees? Vamos a volver a ella. No sólo porque fuera la primera poeta que uno conoció –ya saben, Un globo, dos globos, tres globos- sino también porque recordaba vagamente que había salido de cada uno de los libros suyos que había leído con una sorda alegría en el cuerpo, una sensación de contenida felicidad, de sonrisa amable, no sé, de compañía.
Así que me puse a navegar de nuevo por los poemas –muchos, muchísimos, Gloria Fuertes era de los poetas que, como Alberti, podía decir aquello de "ni un solo día sin alguna línea", y quizá más: ni un solo día sin un poema entero- y otra vez la contenida felicidad, la sonrisa amable, la compañía. Que Gloria Fuertes no ocupa el lugar que merece en nuestro canon, en nuestro canon del colorado, que diría ella, es cosa fuera de dudas. Que es de esos nombres que se adjudican inmediatamente a un personaje sin que la mayoría de las veces se haga mucho por rascar bajo la funda a ver qué hay, si es que hay algo, también. Pero dejemos esos lamentos para quien crea que la Historia de la Literatura o de la Poesía es más importante que la Literatura o la Poesía, para quienes se lo pasan bien con las tablas clasificatorias, como si Juan Ramón Jiménez, que va destacado en la tabla, jugara el domingo contra Rafael Sánchez Mazas en campo de éste, un campo difícil. Y he citado esos dos nombres porque con el primero Gloria Fuertes compartiría, seguramente, la pasión por una poesía desnuda, y con el segundo estaría de acuerdo en que poesía es aquello que emociona igual al catedrático que a la mecanógrafa.
Una cosa buena tiene que Gloria Fuertes no ocupe el sitio que merece en nuestra Historia: sus libros están baratísimos, por 15 euros te haces con las primeras ediciones de sus libros más importantes, a saber, Poeta de Guardia, Cómo atar los bigotes del tigre y Ni tiro ni veneno ni navaja. Sus libros de los años 60, década que no pudo empezar mejor para Gloria Fuertes pues Jaime Gil de Biedma hizo una primera antología de sus versos para la colección Colliure: ...que estás en la tierra.(1962)
Gloria Fuertes veía poesía en todas partes. Tiene un poema, La linda tapada, donde lo dice, la ve en el monte y en el burdel, en el mar y en los borrachos. Lo único que le pide es que no ande tapándose. No te tapes que te veo. Es verdad que en los libros de Gloria Fuertes, muy nutridos todos ellos, abundan las naderías, las ocurrencias fáciles, las repeticiones. Gloria Fuertes hacía un poema de la pura nada, como quería Guillermo de Aquitania. Sólo que el resultado, a menudo, era precisamente nada. Una poesía de ambiente, que por cierto abunda mucho ahora en nuestro panorama poético, aunque sin la gracia que Gloria Fuertes le imprimía a sus piezas. Ahora bien, ahí, en medio de la hojarasca grata, de la ingenuidad tiznada de picardía, ni perjudicial ni memorable, de repente, de vez en cuando, una voz quebrada, un golpe seco, un calor helado, un apunte definitivo. El poema Fumando, de Cómo atar los bigotes...por ejemplo, que utiliza la vieja, pero nunca gastada, técnica de ponerle alzas a un hecho insignificante y cotidiano para ponerse categórico –y triste:
Me pasó como con tanta gente:
Se me cayó ceniza del cigarro,
apresurada la cogí con estos dedos
para que no quemase el tapete,
y nada cogí
-algo frío grisáceo que ni quemaba ni era-
me pasó como con tanta gente.
O el poema "Una de la madrugada", del libro Poeta de Guardia:
...Y no hay donde llamar –como en América,
que llamas y te atiende un sacerdote
(doctor en psiquiatría)
...Y no hay donde llamar,
que se inunda la casa...
que a chorros mueres...
Por la mañana azul ya es otra cosa,
te afeitas o te pegas un maquillaje,
te pones el vestido o tú el traje,
coges el autobús y eres un muerto.
Como se sabe, Gloria Fuertes participó de la aventura del postismo en los años 50. Su primer libro Isla Ignorada es de 1950, pero el mejor de esa década tal vez sea Aconsejo beber hilo, del 54. La editorial Torremozas se está ocupando de dar a conocer algunos libros que la autora dejó inéditos (en un poema llega a decir que sus mejores poemas son cartas que le escribió a alguien que seguramente ni las guardó) y por lo que veo, bicheando en internet, sus libros de Cátedra se siguen reeditando. No hay duda de que es uno de esos poetas de antología, es decir, su obra está llena de descuidos, de poemas que dificultosamente se elevan sobre el nivel de la mera ocurrencia, incluso de bobadas. Pero da igual. Encontrarse con algunas piezas como las aquí citadas o con otras muchas de igual potencia e intensidad, hace que merezca la pena recorrer, sin el filtro de ningún antólogo, los libros, llenos de hallazgos vanguardistas, de Gloria Fuertes, aquella gran poeta que se presentaba a sí misma terminando con estos versos su NOTA BIOGRAFICA:
Todos los míos han muerto hace años
y estoy más sola que yo misma.
He publicado versos en todos los calendarios,
escribo en un periódico de niños
y quiero comprarme a plazos una flor natural
como las que le dan a Pemán algunas veces.