Fuente: diariodeleon
Las fotos muestran a Ramón González-Alegre en Galicia con Camilo José Cela. En Madrid, de jurado de un concurso literario. O en Villafranca del Bierzo, con un joven Antonio Pereira, y con Victoriano Crémer, con Gilberto Núñez Ursinos. O con el pintor Andrés Viloria, en el Club de Tenis de Ponferrada, demacrado, dos semanas antes de morir a los 48 años. Son las imágenes que ilustran la muestra sobre la vida y la obra del escritor villafranquino abierta ayer en la sede de la Uned de Ponferrada, dentro de las octavas Jornadas de Autor que organiza el Instituto de Estudios Bercianos.
«Fue un poeta poliédrico», decía de Ramón González-Alegre el historiador Vicente Fernández, autor junto a Ana Carballo de los textos de la exposición. Imposible, reconocía Fernández, recoger en una muestra todas las aristas de González-Alegre. Difícil registrar su sentido del humor y su ironía. Por eso la exposición, que podrá verse hasta final de mes, se centra sobre todo en la faceta religiosa que se filtra por toda la obra poética y teatral de un hombre que vivió sus últimos años angustiado por la enfermedad y las dificultades para publicar. Y un escritor que escribe y no publica tiene «una vida vacía», reconocía Fernández, que habló en una charla posterior de la relación del villafranquino con Cela.
Uno de los hijos de González Alegre, Alberto, recordó, sin embargo, los elogios que la obra de su padre recibió después de grandes de la poesía española como José Hierro y que lo sitúan entre los nombres clave del género. «Decía que era el capitán de la poesía del noroeste».
Las jornadas continúan hoy con la presentación del libro Viajes por el Bierzo y la Maragatería a las 19.00 horas en la Uned y la proyección de un video sobre el autor.