XXXVI CERTAMEN DE POESÍA "BLAS INFANTE"

Poetas y filósofos - Honduras

Fuente: http://www.latribuna.hn/2015/06/07/poetas-y-filosofos/

Las relaciones entre estos dos segmentos de intelectuales, casi nunca han sido demasiado amigables, salvo las excepciones que convendría resaltar. El problema quizás tuvo sus orígenes cuando varios poetas y dramaturgos griegos se dedicaron a ridiculizar al viejo Sócrates, uno de los más insignes pensadores de la antigüedad, razón por la cual su discípulo Platón, expulsó de su "República" ideal a todos los poetas, que según el filósofo eran delirantes por estar "poseídos por los dioses".

Algunos de esos poetas fueron responsables indirectos de la muerte de Sócrates. El trabajo de reconciliación entre ambos bandos lo comenzó Aristóteles, al descubrir las propiedades catárticas (o terapéuticas) de la poesía, y especialmente de la tragedia griega. Sin embargo, las diferencias se mantuvieron, con buenos acercamientos esporádicos en el curso de la Historia. No hay que olvidar que algunos de los primeros grandes filósofos escribieron sus obras en verso, como es el caso de Parménides. Y ya en el siglo veinte de nuestra era los acercamientos han sido mayores, al grado que ciertos escritores de peso han sido filósofos y poetas; o viceversa. O se han admirado mutuamente. (Otros han sido filósofos y economistas).

El anterior es el caso de los griegos. Porque en el caso de los autores de los libros sapienciales de la Biblia, las circunstancias fueron diferentes. El autor del "Eclesiastés", por ejemplo, tiene genuina vena de poeta y de filósofo desengañado, anticipándose a los existencialistas en más de veintiséis siglos. Esa mezcla necesaria entre inspiración o revelación poética y filosófica, condujo a una especie de teología antigua. Por eso se sugiere que en la redacción de algunos textos sapienciales divinos, intervinieron varios autores y dos tradiciones religiosas simultáneas; gemelas. Así también el "Libro de Job", de enorme carga poética, social y filosófica, exhibe la pluma de dos autores que parecieran contraponerse entre sí, en que el segundo desdice al primero. Pero la mejor parte del libro, estilísticamente, es de un solo autor, es decir, del primero. Al final algunos de los autores bíblicos (inspirados o revelados, orales o escritos) andaban como en una especie de línea presocrática, con varios siglos de anticipación a los pensadores griegos.

Recuerdo en algún momento haber hojeado un libro de George Santayana, titulado "Tres poetas filósofos", en los que aborda la producción intelectual de Lucrecio, Dante y Goethe. Digo "recuerdo" porque en estos días he trabajado mis artículos basándome en el predominio de la memoria, que a veces es más o menos deleznable. No voy a referirme a los puntos de vista del filósofo Santayana, sino a los míos propios. Pienso que Dante es uno de los mayores poetas de todos los tiempos. En los textos bilingües de "La Divina Comedia" se puede apreciar la maestría en el manejo de la técnica del "terceto". La belleza creativa de algunos versos de Dante es insuperable, aun cuando se refieran a los momentos más siniestros, físicos o fantasmáticos, por los que puede atravesar un ser humano. El concepto supremo de Dante es "el amor" puro. Pero tengo severas dudas que Dante haya sido filósofo, como lo sugiere Santayana.

En cuanto a Wolfgang von Goethe, comparto la idea que probablemente se trató de un filósofo que se dedicó, sin embargo, a escribir poesía, novela, teatro y algunos ensayos o conversaciones de pensamiento. Ciertos filósofos actuales hablan incluso del "momento fáustico", derivado del poeta alemán. Empero, las ideas estéticas de Goethe van más allá de la estética misma. A pesar de las escenas horribles que se encuentran en la obra dramática del "Fausto", Von Goethe busca el equilibro clásico-romántico, la belleza suprema y sobre todo "la luz", que pareciera ser tan necesaria, para él, como el oxígeno. De hecho Von Goethe mantuvo estrechas relaciones con filósofos clásicos de su tiempo. El mismo Hegel, tan receloso, admiraba y transcribía algunos versos de Goethe. Por eso en otro artículo dijimos que hay un cordón umbilical entre los grandes filósofos y verdaderos poetas. El tema es tan vasto que terminaríamos hablando de los intentos poéticos de Martin Heidegger y de su obsesión por la obra poética de Hölderlin. Pero ocurre que al gran Heidegger siempre lo he venido posponiendo, en el curso de los años, porque siento que "me debe un freno", o "me debe un cuajo", como se dice en algunos lugares remotos del interior de Honduras. Este cuajo aludido es de orden humanístico y divino.

Por Segisfredo Infante