Fuente: http://raultamargo.blogspot.com.ar/2014/11/poesia-infantil-argentina-2000-2012.html?spref=fb
El propósito principal del presente trabajo es elaborar una guía para todo tipo de mediadores (docentes, bibliotecarios, padres, promotores de la lectura) que estén interesados en acercar a los niños al universo de la poesía.
Por otro lado, puede tal vez resultar una herramienta de utilidad toda vez que se quiera evaluar la producción editorial de los últimos doce años en materia de poesía escrita para un destinatario infantil.
La idea surgió a partir de verificar que la edición de libros con las características que quedará detallada en la introducción, resulta notablemente escasa si se la compara con la enorme oferta existente en el campo de la narrativa.
Se hace necesario aquí establecer una doble separación de campos: por un lado, en el ámbito de la literatura para adultos también puede verificarse una producción menor de la poesía respecto de la narrativa, pero esta proporción se agranda cuando nos internamos en el ámbito de la literatura infantil. Varias son las explicaciones posibles, pero me inclino a considerar que la más razonable es la que contempla la cadena de mediación entre el libro y su destinatario. Si en el caso de la poesía para adultos es muy frecuente que los propios autores tiendan puentes directos con los lectores (editando sus propios libros, organizando presentaciones, encuentros, recitales, festivales, ferias, editando revistas), en el terreno de los libros para niños la mediación suele ser una barrera insalvable: docentes (entre quienes también, en muchos casos, hay establecidas ciertas categorías verticales), bibliotecarios escolares y editores conforman una suerte de dique construido sobre la base de ciertos prejuicios y temores respecto del género. Es frecuente leer que la poesía no entra en las grandes editoriales porque "no vende". Cuando hablamos de poesía para niños, no estamos diciendo que no hay lectores suficientes para hacer rentable la edición de libros de poesía, sino que no hay mediadores suficientes que habiliten la circulación de esos libros.
Tres especialistas[1] fueron consultados sobre la utilidad del presente trabajo y todos coincidieron en la necesidad de elaborar una bibliografía selectiva, teniendo en cuenta la calidad de las obras. Dado el marco en el que se encuadra el presente trabajo (recordemos que se trata de un trabajo práctico del ámbito académico) he decidido un criterio selectivo diferente, menos subjetivo. Aún así, el asesoramiento de estas tres personas me ha sido de gran utilidad, por lo que aprovecho estas líneas para hacer expreso mi agradecimiento.
Introducción
La búsqueda de antecedentes sobre el tema fue delimitando el presente trabajo. En este sentido, tres son las bibliografías significativas que marcaron el rumbo. La primera de ellas es la realizada por Graciela Rosa Gallelli[2], en la cual hay una parte dedicada a la poesía, con obras de más de 40 autores. Si bien hay alguna ausencia llamativa, como la de Edith Vera, los pioneros de una poesía para chicos menos sujeta a la pedagogía y la enseñanza moral, están incluidos allí. Me refiero, entre otros, a Javier Villafañe, María Elena Walsh, Elsa Bornemann o José Sebastián Tallón.
Los otros dos antecedentes son trabajos realizados por Elisa Boland. El primero de ellos es una bibliografía de obras críticas y ensayos sobre literatura infantil y juvenil[3]. Pero en la segunda obra[4], más reciente, es donde encontré la huella a seguir. Se trata de un ensayo cuyo tema es centralmente la poesía para chicos, que incluye una extensa bibliografía con unas doscientas obras. El carácter reciente y exhaustivo del trabajo mencionado me planteó serias dudas sobre la utilidad de la investigación que me proponía hacer. Fue la propia Elisa Boland quien me instó a proseguir con la tarea, sobre todo porque la producción editorial en el área se ha vuelto más activa desde la fecha de su trabajo hasta el presente. Su obra abarca un campo más amplio; se incluyen trabajos de autores de todas las nacionalidades, compilaciones de poesía tradicional y obras que pueden ser compartidas con los chicos pero que no han sido escritas y editadas especialmente para ellos. Por otro lado, desde un punto de vista técnico, la descripción es más breve que la de mi trabajo[5].
La bibliografía aquí presentada, compila exclusivamente trabajos monográficos, editados entre los años 2000 y 2012[6]. El recorte cronológico se ajusta a la idea de relevar la producción más reciente, así como también la de incluir, en la medida de lo posible, material que tenga circulación comercial, esto es, que sea de fácil localización.
Son todas obras de autor y están presentadas en colecciones expresamente dirigidas al público infantil. La mayor parte de las publicaciones están realizadas en el país, aunque también hay obras editadas en España y en México, siempre de autores argentinos[7]. Por tres razones decidí, sin embargo, incluir dos trabajos de autores uruguayos[8]: la proximidad de las lenguas, el hecho de que se tratan de ediciones argentinas (con su consecuente circulación en nuestro territorio) y la singular calidad poética.
La proliferación de libros en los que las ilustraciones tienen un protagonismo tan intenso como los textos, ha dado como resultado que se publicaran, en los últimos años, obras con un único poema. He decidido excluirlos en los casos en los que el poema en cuestión se encuentra incluido en otras obras compiladas.
También han quedado afuera las reediciones.
Aunque ya fue mencionado en el prólogo, tal vez no esté de más repetir que los destinatarios de la presente bibliografía son, principalmente, los docentes, bibliotecarios, promotores de la lectura, investigadores del área y todo tipo de mediador entre los libros que se publican para chicos y los chicos mismos.
Aunque estuve tentado de establecer una división en dos cuerpos, de acuerdo con las edades de los destinatarios de las obras compiladas, preferí presentar todo el trabajo en un solo cuerpo, como un modo de evitar ciertas rigideces a la hora de elegir el material. No obstante, me pareció importante incluir la edad lectora en los casos en los que la edición lo expresa.
El listado está ordenado alfabéticamente por autor. Se incluyen cinco índices. Uno de autores, con el fin de recuperar aquellos nombres que podrían "perderse" en los asientos, en los casos de obras colectivas. Uno de títulos, cuya utilidad no requiere explicaciones. Uno de ilustradores, cuya importancia se deriva del hecho de que las imágenes tienen cada vez mayor peso en los libros infantiles, así como el conocimiento que se tiene de sus responsables. La inclusión de un índice de editoriales fue el resultado de tomar en cuenta la estrecha y creciente relación que existe entre éstas y los mediadores en general, y el ámbito escolar en particular. Finalmente, un índice de las abreviaturas de los asientos bibliográficos y un listado de las instituciones en las que fueron localizados los libros..
Las normas utilizadas para la redacción de los asientos son las ISO 690:2010
Por último, decidí la inclusión de un apéndice con una breve biografía de los especialistas consultados, no sólo como gesto de gratitud, sino también porque puede resultar un modo de seguir abriendo el campo a quienes consulten esta bibliografía.