Fuente: http://www.lostiempos.com/lecturas/varios/varios/20150822/poesia-de-bolivia-para-el-mundo_312896_693045.html
En una reciente visita que hiciéramos a Bolivia, en específico a Cochabamba, con motivo de ofrecer un seminario-taller para profesores titulado “Modos de leer y practicar literatura en clase” –en el Centro Simón I. Patiño (la semana pasada)–, nos dimos con la agradable sorpresa de compartir con un espléndido grupo de estudiantes; y, por otro lado y en distinto contexto, coincidir además –encontrarnos o reencontrarnos– con algunos poetas en aquella misma acogedora ciudad.
Obvio, nos leímos mutuamente nuestros poemas e intercambiamos algunos libros. Otros poemarios los hallé en librerías. Fruto de todo este intercambio poético son las líneas que siguen; tómelo el lector como un redescubrimiento y homenaje a aquella poesía de gran altura.
Vilma Tapia Anaya (La Paz, 1960). Publica poemarios desde 1992 (Del deseo y la rosa). De las voces más singulares y consolidadas de toda la poesía culta de Bolivia. Feérica. Octavio Paz y Alejandra Pizarnik se hallan entre la carpintería de su tramoya. Pero al modernismo y a estos dos íntimos poetas del instante, antes citados, debemos añadir la oralidad de su pueblo y el voyeurismo de una realidad andina de la que asimismo se nutre. Pudorosa hasta casi el convento de clausura y del habla; acierta más cuando fizga que cuando elocubra. En este sentido, el suyo constituye un sutil e inquietante y auténtico yo poético virgen aún. En capullo acaso para siempre.
Gustavo Soto Santisteban (Cochabamba, 1954), en tanto poeta, ha sabido gozar de la complicidad de la mejor crítica de su país: Eduardo Mitre, Luis H. Antezana, Jesús Urzagasti aplauden sus versos en las contraportadas de sus dos poemarios hasta ahora publicados: De la memoria y el retorno (1988) y De los adioses (2012). El primero de los libros mencionados deconstruye, parsimonioso y desde el ande, la utopía política e internacional de la revolución; el sujeto poético se religa, entonces, a sus ancestros y a su cultura. Mientras, el segundo libro, construye o decodifica una otra utopía sumergida o en el pliegue de la anterior. Ya no son los camaradas o los compañeros, pues, sino más bien las “hermanitas” (al modo de César Vallejo, nuestro gran hermafrodita universal) las que propician este nuevo gesto líquido en el pensar y en el sentimiento. Aunque ya avisorado, De los adioses representa todo un pachacuti en la más bien breve obra poética de Gustavo Soto Santisteban. Rostro de amaru y torso con mamas el suyo: renovado mascarón de proa hacia la utopía.
Alejandría Carranza (La Paz, 1984). Nos obsequió sus poemarios en Cochabamba, donde vive y trabaja en una escuela como profesora de filosofía. Frescura y curiosidad ilimitadas las suyas; ojalá así sea ad eternum en su poesía. La filosofía como una práctica, un performance, del desacuerdo; pero sofía, no mero desplante o tozudo narcisismo o engreimiento… la de la “poesía” entre las poetas urbanas jóvenes de casi todo el mundo. Aquilato estos versos en tanto sus persuasivas candidez y zozobra. Un auténtico monstruo verde nace, puede estar naciendo en Alejandría. Criatura aquella tan rara, hoy por hoy, entre el gremio de poetas intercambiables y al descarte de ahora mismo. Que la fuerza la acompañe y la alegría cuide de ella.
Sabina Cachi (Cochabamba, 1985). La compasión está con ella. Ingrediente que le surge desde lo remoto y lo hondísimo: su propia cultura; en tanto sentimiento y, no menos, incandescente lucidez. Inteligencia hechizada e imprescindible para en nuestros tiempos acertar a convivir. Una verdadera perla irregular entre la constelación de poetas a la moda; sean hombres o mujeres, jóvenes o adultos. Junto con la poesía de Alejandría Carranza, su exacta contemporánea, forman como dos hilos –un tanto de diferente tono– con los cuales se teje y se juega el sentido o la justificación de la poesía entre nosotros y del tiempo por venir. Ahora mismo prepara su primer libro de poemas.
(*) El autor es escritor y poeta peruano. Con varios libros escritos, Granados posee un doctorado en Lengua y Literatura Hispanoamericana por la Boston University.