Fuente: https://www.epe.es/es/abril/20241226/simona-zecchi-critica-libro-pasolini-112653725
En este libro, la autora desmonta la teoría oficial de la muerte del poeta y cineasta
Han desaparecido 78 páginas de Petróleo, el último manuscrito de Pier Paolo Pasolini. Asesinado de manera brutal la noche del 2 de noviembre de 1975 en un descampado cerca del puerto de Ostia. En este libro Simona Zecchi desmonta la teoría oficial de que el poeta y cineasta murió en manos de un chapero menor de edad, Giuseppe Pelosi, a causa de un sórdido episodio sexual y por el rescate de 24 bobinas robadas de su película Saló, los 120 días de Sodoma.
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Pelosi no actuó solo. Lo dijo hasta el juez encargado del caso, nada más y nada menos, que Alfredo Carlo Moro, hermano del primer ministro democratacristiano Aldo Moro que seria asesinado tres años después.
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La autora sospecha que detrás de esa muerte se esconden crímenes inconfesables de una trama de neofascistas y políticos de alto rango que temían que saliera a luz pública información comprometedora sobre la autoría de la masacre de la Piazza Fontana en 1969. Un caso de falsa bandera, atribuido a los anarquistas, para frenar al partido comunista de Italia, con la OTAN y la CIA de por medio. Lo que se denominó la Operación Gladio.
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Un libro para apasionados del true crime o para aquellos que le sonó a cuento chino la versión oficial de la muerte de Pasolini. En las páginas de este libro, por otra parte, magníficamente editado, encontraran fotografías inéditas de la muerte del poeta que sirven para desmentir el relato judicial. Se trata de un libro de investigación periodística centrado exclusivamente en el hecho luctuoso. Sin embargo, se sirve de elementos que podrían armar una buena novela. Bajo la sombra de la sospecha aparece la P2 -Propaganda Due- una falsa logia masónica creada por la mafia y el fascismo para operar en la clandestinidad. Solo con esta frase ya se puede armar un buen best seller.
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Incógnita sin resolver
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Sin embargo, aún podemos añadir más elementos a la trama como la muerte en extrañas circunstancias de Enrico Mattei, presidente de ENI, -Ente Nazionale de Idrocarburi- en 1962, al explotar una bomba en su avión privado. Por allí pasaba el incombustible Giulio Andreotti, que lo fue todo en Italia, también ministro de defensa y zanjó el tema como un desafortunado accidente de aviación. Y no se vayan todavía, aún hay más. ¿A que no saben quien sustituyó al presidente difunto? Pues la presidencia recayó en Eugenio Cefis. Fundador de la falsa logia P2.
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Medio siglo después continua la incógnita sobre quien instigó la brutal masacre. Giuseppe Pelosi, fue condenado a nueve años de cárcel de los que cumplió solo cuatro. Murió en 2017 sin esclarecer las múltiples incógnitas que se ciernen sobre la muerte del intelectual y cineasta italiano. Pelosi no estaba sólo en el Idroscalo de Ostia. Él no pudo matarlo y atropellarlo a la vez. En esa lengua de tierra romana, que se gana al mar, en medio de la nada, en una chabola cercana, alguien oyó gritos y vio que el joven chapero no estaba solo.
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Por Quim Barnola