La Fundación Jorge Guillén reúne los poemarios del Premio Cervantes, desde 'Tantas devastaciones' (1992) hasta 'Esperas y esperanzas' (2023).
La Fundación Jorge Guillén, en su propósito de publicar la obra completa de José Jiménez Lozano (1930-2020), reúne ahora sus poemarios, desde ʽ'Tantas devastaciones'ʼ (1992) hasta ʽ'Esperas y esperanzas'ʼ (2023). Este quinto volumen se abre con un esclarecedor prólogo en el que el poeta Fermín Herrero ofrece oportunas claves, por ejemplo, la mención del ensayo de Raúl E. Asencio 'A la espera.
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La poesía de José Jiménez Lozano'.En ʽLos tres cuadernos rojos', Jiménez Lozano comenta una cita de Ernst Jünger: lo que puede salvar al hombre de la «normalización de la técnica» -considérense otros enemigos, como las ideologías uniformadoras que corroen nuestras fallidas democracias- es la oración, pues «en ella se nos concede la soberanía». Y como oraciones, donde el alma habla libre y verdaderamente, son estos poemas. No extraña, por tanto, que para muchos valgan poco, porque están hechos de elementos muy pobres. Pero esta simplicidad -acendrada a partir de 'Pájaros' (2000)- es algo dificilísimo, el abajamiento más alto al que puede llegar la palabra poética, despojada de las vanidades del yo y de todo lo que niega su valor original: nombrar el misterio.
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El poeta sabe que las ocasiones de perder este sentido son muchas, y se advierte a sí mismo para despreciar la expresión soberbia y recordar la fragilidad y sacralidad del mundo y del lenguaje: «ESCARCHA. ¡Qué blancor el de la escarcha, / tan puro! Pero, a veces, / mortaja de mendigo o gorrioncillo ha sido. / Sábana santa. / No la pises». Toda la obra de José Jiménez Lozano -inmensa, variada, profunda- es un diálogo ininterrumpido. Diálogo con los hombres y las cosas, con la historia y la eternidad, con sus «amigos» -gentes de la Biblia (Qohélet, Job, Jonás, Ruth, Pedro, Pablo, María Magdalena…), Homero, Safo, Ovidio, Virgilio, Horacio, san Agustín, Ki No Tsurayuki y los haiyines japoneses, Dante, Teresa de Ávila, Juan de Yepes, Shakespeare, John Donne, Pascal, Rembrandt, Brueghel, Pieter de Hooch, los jansenistas de Port-Royal des Champs, Spinoza, Jane Austen, Keats, las Brontë, Emily Dickinson, Kierkegaard, Kafka, etc.-, con sus «adentros» y con Dios -tan callado, tan elocuente-. Esta cualidad esencial del diálogo ha desaparecido de gran parte de la lírica contemporánea, artificial, egotista y hueca. Pero Jiménez Lozano va por libre, a contracorriente. El tiempo y el espacio de sus versos son distintos a los que se nos han impuesto.
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Lo social y político ha sustituido a lo espiritual y religioso, a lo cristiano; pero para el poeta las preguntas de siempre siguen estando abiertas y la realidad aún es signo de lo Otro. El sello de sus páginas es la maravilla y la herida de lo creado. Quien se asome a estos poemillas o plegarias -unas veces, elegía, grito; otras, susurro, ofrenda piadosa, alabanza- tocará la llaga de vivir, y, sobre todo, su don: «PRIMA. Las grullas van al agua, / lucero matutino, / las das las gracias».
.Fundación Jorge Guillén
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Obras completas V (poesía)
Imagen - Obras completas V (poesía)
José Jiménez Lozano 1.280 páginas 25 euros
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Motivos y presencias recurrentes se recogen en sus versos como en un diario. Lo que queda es la vida de un hombre, una pequeña historia anotada al margen de la gran Historia, una memoria de existencia frente al tiempo destructor y la muerte. Sus poemas desprenden «olor a Génesis» porque, simplemente, hacen lo que siempre ha hecho la literatura: sondear el corazón del mundo y de los hombres, y dejar a su lado una piedrecita o una flor. Tienen una cualidad extraordinaria, la de convertirse en aquello que cantan. Y, así, son la claridad de la mañana, visitadora lluvia, estrella o paso de pájaro, y también fugaz hierba, delicada lila o flor de almendro, helada punzante, veladora niebla, humilde lauda o ceniza de injusticia. Pero, ante todo, una vela encendida en la oscuridad, llama que alumbra y acompaña, reflejo de la esperanza cristiana: «NOCHE DE PASCUA. Una candela brilla / en las tiniebas de la noche, / y enciende / las estelares órbitas del mundo. / Ni el ruido, ni la furia / prevalecerán contra ella. / Está escrito».Por Antonio Pascual Pareja