El artista encabeza la formación Gavina.MP3, proyecto urbano de textos cuidados que teloneará el sábado a Guillem Gisbert en Razzmatazz
Es una rara avis en el panorama de las músicas urbanas, y quizás por ello ganó el Premi Sona 9 de música. Se llama Max Codinach (Barcelona, 1999) pero su proyecto responde por Gavina.MP3. Uno de sus activos son las cuidadas letras, que destacan en un panorama de egos y pecho henchido, ya que Codinach viene de la poesía y cuenta con un libro publicado, Els angles del vent. ¿Es quizás esta una anomalía que está tras su popularidad?, ¿un ítem afortunado en tiempos en los que los adultos consideran iletrados a los jóvenes?, ¿un tuerto entre ciegos?: “Hay que reconocer que el hastag poesía ha triunfado en mi caso y que me gusta que la letra tenga peso en mi música, pero nada más allá de eso”, responde Codinach antes de situar el papel de la lectura entre los de su generación: “Como siempre hay jóvenes que leen y otros que no. Nuestro problema es la dificultad para poner el foco en un punto y no entender un libro como un libro, un disco como tal y una peli como una peli. Estamos sometidos a muchos estímulos y muchas cosas las descubrimos a través de Tik Tok porque allí resumen contenidos. No es tanto consumir o no, sino que consumimos de otra forma. No hay tiempo para ponerte ante las cosas. Tenemos el cerebro como si nos lo hubiesen agitado diez años. Tras eso es difícil leer a Dostoyevski”
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Las letras de Gavina.MP3 hablan de desazón, desesperanza y cierto extravío, pero lo hacen sin apenas repetir estrofas y con una narrativa fluida, ¿hay un método?: “En absoluto, por lo general no soy consciente de lo que escribo o sobre lo que quiero escribir, sé más bien lo que no me gusta una vez escrito. Y si no repito estrofas es para que la narrativa avance, sólo hay repeticiones cuando deseo remarcar alguna palabra o frase”, apunta. Incidiendo en los métodos de trabajo de Codinach, se acaban descubriendo costumbres y recursos: “Escribo por lo general en ordenador, pero las letras suelan acabar pasando por el papel. Lo que hago es escribir de memoria lo escrito en ordenador, y lo que no recuerdo no me vale y lo descarto.” Hasta cierto punto, las letras de Gavina.MP3 pueden ser consideradas generacionales, aunque él rehuye portavocías: “Escribo pensando en mí pero intento escribir hacia la gente, hacia el mundo, como si le estuviese hablando al mundo. Y me comunico con mi entorno, que es de mi generación. Creo que hay personas que están y sienten cosas parecidas a las que siento yo”, resume.
.El mundo que viven los jóvenes está marcado por la velocidad y la inmediatez, pero de forma paralela el tiempo parece elongarse y a los 26 años, la edad de Max, no parece tan importante y necesario como antes tener un proyecto cerrado sobre el futuro. En su caso trabaja con su padre, tiene congelada una segunda carrera, Filosofía, y hace sus primeros pinitos como músico: “Si pienso en mis padres y en los de su generación hubiese deseado que se lo tomasen con más calma, a los 28 ya se estaban comprando una casa y me tuvieron a mí. Luego se separaron. Lo que ha cambiado es que su generación valoraba el trabajo, la casa, los hijos…. Había cierta libertad económica, se podía tener un coche. Ahora no hay pasta ni para tener una bici. No tenemos expectativas más allá de temas superfluos. No sabemos qué queremos, qué tipo de vida nos atrae y no tenemos dinero”. ¿Y le hubiese gustado vivir como sus padres? “La generación de mis padres creo que tiene cierta frustración por no haberse quejado y ahora se molesta porque nosotros los hacemos. La seguridad con la que la gente trabajó, se compró una vivienda y tuvo hijos es en parte lo que nos ha traído hasta aquí. Entiendo que mi padre me diga que lo tengo todo fácil, pero él también se habría podido quejar, aunque no le recrimino que no lo hiciese. Es difícil que una generación se queje en el punto justo, o son pasivas o montan una revolución”.
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Sus angustias y quejas se formulan en un contexto musical de música urbana que tiende a la alegría, al baile y a la melodía, ¿es para que la frustración no se imponga? “No, es porque hay esperanza, por eso el tacto de mi música es alegre pese a que en ocasiones las letras hablen de frustraciones. Cuando escribes hay que pensar en el qué y en el cómo, qué dices y cómo lo dices, pues así lo recibirá la gente. Cuando haces una canción la música te sirve para explicar cómo lo estás diciendo y desde qué estado emocional. Si hay una letra triste y es bailable muestras esperanza. He escuchado canciones mías en fiestas y la gente cantaba estar preocupada pero nadie lloraba, todo el mundo bailaba. La música es el cómo, la letra es el qué”. Su formato en directo tiene instrumentistas, pero no son un grupo al uso. “El formato de grupo tradicional, por lo general señores tocando, ha mutado con el pop femenino, en el que hay una cantante y unos bailarines o instrumentistas complementarios. Menos La Ludwig Band, que son muy buenos en el formato tradicional, todo ha cambiado. A pesar de ello, nosotros no nos fiamos de los ordenadores en directo, e intentamos hacer todo lo que se pueda en analógico”.
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Con el imaginario en artistas como Pepe Sales, del que retoma Quando corpus morietur bajo el título de Quan Mori El Cos, Albert Pla o Manel, entre otros, y con voz debidamente pasada por el autotune —“usado como herramienta en combinación con otros filtros, nunca para afinar la voz”— Gavina MP.3 está preparando el que será el sustituto de Molts ossos, molts estels, su primera colección de canciones. Sin desvelar completamente cómo sonarán sus nuevos temas, Max apunta a que serán más pop. Todo se verá. De momento su próxima cita importante es telonear a Guillem Gisbert este sábado en Razzmatazz. Será una noche de letras con enjundia.
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Por Luis Hidalgo