XXXVI CERTAMEN DE POESÍA "BLAS INFANTE"

María Antonia Ricas. La poeta menhir

Fuente: https://www.abc.es/espana/castilla-la-mancha/maria-antonia-ricas-poeta-menhir-20240702204936-nt.html

Reivindica la cultura, la literatura, la potencia del lenguaje elaborado en el poeta y se inspira en el arte, «desde luego desde un estado de ánimo, pero...

María Antonia es mi vecina de al lado, aquí en Artes y Letras de ABC, si me asomo la diviso, sempiterna, impertérrita, como un erecto menhir poético, primigenia, original, encabezando la sección, tratada con el cuidado que merece una Hija Predilecta de Toledo, auspiciado por el compromiso con la cultura de la inspiradora de esta consolidada y añeja sección del ABC local, la avezada periodista María José Muñoz. Para mí, de novato aterrizaje, tener una vecina así, es todo un honor.

Y aunque la conozco, la leo, me gusta y me cae bien, no tengo con ella una relación que podamos llamar estrecha, por eso he interpretado en términos de ubicación vecinal colaboradora, su dedicatoria en la presentación de su último libro de poesía Menhir: «Para Maricruz, con mucha cercanía», que agradezco infinitamente más que si fuese su amiga.

Pero vaya usted a saber, el simbolismo y el lenguaje metafórico de los poetas, que dicen una cosa para representar otra...

De todos modos, es un hecho que ella escribe poesía y yo escribo de poetas, tan sólo por eso ya siento su cercanía.Cuenta María Antonia que una vez le dijo una amiga «no hablas de tus sentimientos».

Efectivamente, si la contrastamos con los escritores de la segunda mitad del siglo XX, la poesía de María Antonia además de no ser desde luego una poesía social con pretensiones políticas, tampoco es una poesía en la que cuenta sus experiencias personales descarnadas como Gil de Biedma, por ejemplo, que narra sin pudor cómo le acompañan «los chulos en los bares últimos de la noche» y se lamenta «de ser tan puta».

A María Antonia la veo más cercana a los novísimos, que elaboraban su poesía a partir de los conocimientos culturales, el arte y la música (ha confesado haberlo intentado con el genial Vivaldi), y aunque por edad (del 56) estaría en la generación de Luis García Montero (del 58), no catalogaría yo su poesía como poesía de la experiencia, esa en la que el marido de Almudena Grandes narra cómo coge un taxi o se dirige a la oficina.


Me viene a la memoria la opinión del crítico literario Jesús G. Maestro sobre la poesía de la experiencia: «es un timo para holgazanes, presumidos de su ignorancia, burgueses disfrazados de bohemios, cínicos sofisticados, egocéntricos universales, exhibicionistas de la modestia, agentes de contactos en Facebook o existencialistas inútiles», ¡ostras! María Antonia, muy al contrario, de holgazana tiene poco, ella acude al arte como factor exógeno de inspiración y lo que éste le provoca.

María Antonia Ricas reivindica la cultura, la literatura, la potencia del lenguaje elaborado en el poeta y se inspira en el arte, «desde luego desde un estado de ánimo, pero sin exhibicionismos». Ya ha respondido a su amiga.

Es una poeta refinada, preparada y hace una poesía cuidada, trabajada, culta. Es docente, se ha formado para formar, y se nota.


Dicen de los poetas que son jóvenes hasta que se jubilan, ese cambio de estado es el que ha dado lugar a Menhir, el último poemario de María Antonia Ricas presentado hace unas semanas en el claustro del Museo de Santa Cruz. Está compuesto de tres libros que ha producido la poeta en su nueva etapa vital: Inútil, poemas todos ellos de 14 versos y de 5 y 10 sílabas sobre el valor del arte precisamente por lo inútil.

Respecto a este libro María Antonia reivindica el ejercicio del arte y de la literatura como puro placer, sin más pretensiones prácticas, citando un texto del discurso de entrega del Premio Príncipe de Asturias de Paul Auster, recientemente fallecido.

Omitió María Antonia en su presentación el momento en el que autor le niega al arte también pretensiones morales: «el arte ni siquiera tiene por qué hacernos mejores personas, los tiranos, los dictadores y los asesinos también leen, Hitler empezó siendo un artista».

Continuando: «el valor del arte reside en su misma inutilidad, es lo que nos define como seres humanos, y un punto de encuentro entre nosotros», apreciación que sí compartió la poeta.

Y desde el punto de vista formal, la poeta, como hemos visto, reivindica el ritmo y la medida en poesía: «Hay quien piensa que constriñen la poesía, pero a mí me gusta, es más me encanta».

Constriñe y da trabajo, María Antonia, es más fácil desparramarse como deja caer Maestro, nuestro caníbal sin piedad de poetas de la experiencia: «construyen poemas de pseudométrica, formalmente poco elaborados y con estructuras que no se sostienen».

El segundo libro es Museo, con poemas inspirados en obras del egregio Museo de Santa Cruz de Toledo.

Y el tercero, La Luna se aleja, con poemas que surgen de la contemplación de un libro «maravilloso» de Jules Cashford, La luna, sobre la relación del hombre con el astro a lo largo del tiempo que nuestra poeta concibe como nexo del mundo material y espiritual.

No sé si ella se acordará, pero ya la fascinó hace tiempo un artículo mío sobre este astro y tuvo la generosidad de decírmelo, que no es poco.


Por MARI CRUZ MAGDALENO