Fue una época llena de turbaciones sociales y ataques de diversos frentes. Los poetas de finales del siglo XX recorríamos las calles de Lima prodigando nuestros versos de amor, esperanza y odios saturados.
Eran tiempos de 'coches bomba', de arengas contra los paros armados de Sendero y universidades tomadas por la fuerza. Una de las voces más singulares de esos años fue la de Miguel Ángel Guzmán Dávila (Lima,1968-2014). El vate ejerció la cátedra universitaria y el periodismo cultural.
Publicó los libros: Collage de un adiós (1990), Construcción de transparencias (2002) y Lenta claridad de tempestad en calma (2002), que lo catapultaron a un lugar expectante de la poesía peruana contemporánea. Lo conocí a mediados de los 80 y juntos compartimos emociones y frustraciones.
Fino trabajo
Meses antes de morir dio a imprenta el majestuoso texto Floración celestial aromada de palabras (2014). Aquí impone una poesía pura y maciza, llena de sentimientos. Despliega un fino trabajo de orfebrería con la palabra escrita para transportarnos por un mágico mundo en comunión con cierta mística de Oriente. (Jorge Ita Gómez).