Fuente: http://www.granma.cu/cultura/2014-12-11/la-poesia-en-tiempos-de-fundacion
En 1967 un grupo de cineastas se reunieron en Viña del Mar, Chile. Eran los tiempos de las dictaduras militares que asolaban varios de los países del continente y cargaban con miles de jóvenes que, entendiendo la juventud como un valor revolucionario (una lección que todavía se debe aprender en toda su magnitud)
le plantaban cara hasta dejar la vida en el asfalto. Los cineastas congregados en Chile también formaban parte de esa ola que quería borrar los años de oscuridad y diseñar un mejor futuro en la faz de la tierra latinoamericana.
De hecho, aquella cita fue un antecedente fundamental en la creación, siete años después, del Comité de Cineastas de América Latina (C-CAL), cuya acta fundacional deja en claro las premisas que animaron su fundación: "Nuestras obras se habían ido realizando desde unos años antes a través de diversas, aisladas, complejas, difíciles y a veces heroicas experiencias, consecuencia de los antecedentes y de las características históricas, políticas, culturales y cinematográficas de nuestras naciones".
Lo anterior quedó expuesto en el panel realizado este jueves en el Hotel Nacional de Cuba para confirmar la permanencia del pensamiento y la conciencia crítica de aquellos cineastas que un día decidieron agruparse para encontrar nuevas formas de promover y dar a conocer el cine latinoamericano, intención dibujada con líneas maestras en una frase de Gabriel García Márquez que acompaña desde siempre el festival cubano: "Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado".
En el encuentro participaron tres de los cineastas que tomaron como punto de partida la unión del cine del continente a partir de sus puntos en común y de la riqueza de su diversidad.
El venezolano Edmundo Ariay se apoyó en su experiencia como miembro original de la C-CAL cuando trazó un recorrido por los invaluables aportes de su generación al cine latinoamericano. De ahí que indicó que aquel tiempo de fundación fue una época muy luminosa en la que pese a todo se comenzó a construir el sueño de impulsar un cine con mirada propia que hiciera suyas la búsqueda de la libertad, las luchas sociales de los pueblos del continente, la hermosa rebeldía de los jóvenes y la necesidad de barrer con los vacíos morales y la opresión de las dictaduras. Aray destacó los imperecederos aportes de Alfredo Guevara y Gabriel García Márquez y apeló a su experiencia para dejar claro que aquella manera de entender el cine como una plataforma para el cambio y la evolución no es algo del pasado, sino que cobra una vigencia total en estos tiempos.
Sergio Trabucco es otro de los fundadores del Comité de Cineastas de América Latina. Miembro de la Dirección de Chile Films en el Gobierno del presidente Allende, el cineasta chileno abrió su intervención destacando cómo el cine latinoamericano puso en órbita una gran cantidad de cintas que denunciaron a la dictadura militar de Augusto Pinochet, y reflejaron la lucha de los movimientos de resistencia fraguados luego del golpe militar contra el gobierno de Allende.
Vinculado estrechamente al Festival de Cine de La Habana, el realizador chileno, quien ha participado en filmes como Compañero Presidente (1971), de Miguel Littín, y Tierra quemada (1967), de Alejo Álvarez, expuso además la importancia de la cita habanera para aunar las diversas experiencias de los realizadores y continuar dándole voz a un cine que late con un ritmo propio y se aleja de los postulados que quieren presentar como ciertos las grandes empresas cinematográficas.
El cubano Manuel Pérez Paredes, Premio Nacional de Cine 2013 y fundador del ICAIC, fue otro de los cineastas fundadores del C-CAL que instó a recuperar para las nuevas generaciones la historia de este movimiento, y mostrarlo como un acto lleno de esa poesía y fuerza vital que siempre reside en la creación de un hecho verdaderamente auténtico, en este caso un hecho que orientó la diversidad de todo un continente y permitió que el cine latinoamericano tomara un nuevo rumbo a su favor.
Autor: Michel Hernández