XXXVI CERTAMEN DE POESÍA "BLAS INFANTE"

La poesía no es personal La poesía no es personal

Fuente: franciscomouat.com/

Hay un libro pequeñito pero enorme que se llama La poesía no es personal.
Fue preparado por Guido Arroyo con fragmentos de entrevistas al poeta Gonzalo Millán y publicado en 2012 por Alquimia Ediciones.

Lo atravesé esta mañana desde el prólogo de Arroyo hasta la última bala de Millán: “Si yo no hubiera escrito poesía, no sé qué hubiera hecho, a lo mejor habría sido delincuente”.

En la introducción, Arroyo cuenta la vez que fue a la presentación de Autorretrato de memoria, y se acercó “con valentía adolescente” al poeta para pedirle que le escribiera algo en la portadilla de Vida, uno de sus libros: “Millán me escudriñó brevemente, pensó un momento, y anotó. Luego sonrió y me brindó un abrazo”. La letra de Gonzalo Millán quedó impresa en aquella portadilla: “Donde reside la poesía que no pertenece a los libros”.

Vida: donde reside la poesía que no pertenece a los libros. Es justamente en nuestro espacio vital donde la escritura de Millán reclama un

lugar: “Las experiencias vividas se traducen en marcas. La verdadera autobiografía es contar sobre las cicatrices, sobre el trauma que provocaron esas experiencias. En este sentido, uno es escrito por la vida”.

2

Voy a comprar sushi a la esquina para llevármelo a casa.

El pedido estará listo en treinta minutos, me dicen. Espero sentado a la entrada leyendo Vida, de Millán: “Persigo a una hermosa muchacha / que mueve sus largas piernas / al unísono con las mías, / pedaleando como la sombra / disforme sigue a su cuerpo; / veloz en la bicicleta negra; / corriendo entre ambos, el río”.

Levanto la vista y la veo a ella. Trabaja como garzona en este local desde hace un par de años. Es morena, es colombiana, es bonita. Y tiene la mirada triste. Me dan ganas de contarle un cuento, a ver si se ríe. Hago el ejercicio imaginario de quitarle el uniforme negro y vestirla con jeans azules, un polerón blanco y zapatillas. Después la subo a la bicicleta del poema de Millán y paseamos. Paseamos por el mismo parque que nunca se ha detenido a mirar, a pesar de tenerlo frente a sus narices cada vez que llega a trabajar. Una vez hablamos. Me contó que era de Colombia, y que allá vivían sus hijos. “Uno es escrito por la vida”, dice Millán. La colombiana viene hasta la caja a pedir la cuenta de una de sus mesas, y anota ella misma en la boleta con un lápiz el diez por ciento de la propina voluntaria. Ella no escribe poemas en las boletas. La suma de esos porcentajes es el pan suyo de cada día, y también el dinero que recibirán sus hijos en Colombia a fin de mes. Imagino que vive sola en una comuna lejana, que nadie la espera en la pieza que arrienda. Tiene cara de cansada y querrá dormir.

Tal vez lo que aparenta esta noche no es exactamente lo que sucederá, y en una hora más vendrá a buscarla un galán con el que se perderán hasta la madrugada. Ojalá. Vuelvo a reparar en sus ojos tristes, grandes y ocultos detrás de unos lentes modernos que la hacen lucir aún más bonita. No sé cómo se llama. Esa vez que hablamos, casi no me atreví a preguntar nada. Temía ser inoportuno. Seguramente lo fui.

3

En La poesía no es personal, Gonzalo Millán habla de la crisis que lo ocupó cuando se dio cuenta de que no todo podía expresarse a través del lenguaje: “A partir de esa crisis empecé a valorar precisamente las realidades que el lenguaje no puede tocar, lo irrepresentable”.

Esas realidades son, probablemente, las más complejas y profundas, aquellas que no tenemos cómo nombrar, planetas desconocidos en los que caben la intuición, el destello y la poesía. La rosa de Silesius es sin por qué: “Florece porque florece. No se preocupa de sí misma, no desea ser vista”. Y sin embargo su belleza convoca a todos los que nos detenemos a admirarla. Prefiero pensar que esta mujer colombiana, forzada a ser inmigrante, madre de unos hijos que no viven a su lado sino a varios miles de kilómetros de distancia, encontrará en algún momento la paz que hoy no tiene. Pero no es seguro que esto ocurra alguna vez. No es justo. Por supuesto que no es justo. ¿Quién dice que nos gobierna la justicia?

4

Edite Barbosa no es poeta, pero en su vida reside la poesía que no pertenece a los libros. Vive en Putaendo y a veces se sienta a escribir. Ayer nos envió un correo electrónico a Julio Neme y a mí: “Queridos amigos: aún cuando la vida nos separa, nos lleva por otros caminos, nos distrae de las cosas que efectivamente importan, aún así, ella no nos puede desviar totalmente. Aún cuando me pierdo por las calles, aún cuando mi sentido de orientación me juega malas pasadas, aún así, en algún momento vuelvo a encontrar mi camino. Hoy me detengo en una esquina de la vida, la esquina de Los Pinos con Los Álamos, a contemplar la cordillera nevada, a respirar el aire frío y cristalino, a cerrar los ojos y nombrarlos, como si de mí fueran parte y pudieran sentir la serenidad, la calma y la alegría de poder vivir ese instante”