'En el aire conmovido...' reúne 300 piezas de 140 creadores en un paseo por las raíces y el influjo del poeta concebidio por el filósofo Georges Didi-Huberman - La infancia es el hilo conductor de un 'ensayo' que sitúa al autor del 'Romancero gitano' a la altura de Goethe, Schiller, Nietzsche o Bataille.
A los 88 años de su asesinato, Federico García Lorca revive en el Reina Sofía. El espíritu y el duende y los versos del universal poeta granadino se adueñan de las salas del museo hasta el 17 de marzo. El francés Georges Didi-Huberman (Saint-Étienne, 1953), filósofo e historiador del arte, es el comisario de 'En el aire conmovido...', un 'ensayo' en el que reúne 300 obras de 140 creadores para explorar los antecedentes y el influjo de las emociones y la poética lorquianas y su efecto multiplicador. Todo visto a través de la infancia, hilo conductor de una propuesta que sitúa a Lorca «a la altura de Goethe, Schiller, Nietzsche o Bataille».
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El título de la muestra procede de un verso del 'Romance de la luna, luna', el primer poema del 'Romancero gitano' de Lorca. Su manuscrito original, encabezado por los versos 'El niño la mira, mira (...) la está mirando…' se expone en la primera sala de una muestra que es para su comisario «antropología política en clave poética» y en la que indaga en la capacidad evocativa y transformadora de unas emociones «que trascienden lo individual y entran en el terreno de lo colectivo».
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Los versos de Lorca que se incluyen en cada capítulo ordenan la muestra. «Un juego sobre las emociones», según Didi-Huberman, que aglutina obras de diferentes etapas y artistas «para investigar el poder de las imágenes cuando se combinan y convergen» y colocar al poeta granadino «en el más alto nivel en la historia europea de las ideas estéticas». Lo hace recuperando la noción lorquiana de duende «como categoría estética de esa experiencia de la conmoción propia del cante jondo tan difícil de experimentar y explicar teóricamente».
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La muestra es así un caleidoscopio de pinturas, esculturas, fotos, instalaciones, audiovisuales, libros y documentos que, en algún caso, se remontan hasta el siglo XVI. Está plagada de sorpresa como los dibujos de Johann Wolfgang von Goethe o Víctor Hugo a los que suman las pieza de Goya, Rodin, Dalí, Miró, Picasso, Giacometti, Ensor, Yves Klein, Richter o Lucio Fontana entre los grandes artistas de varios siglos.
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Hay fotografías de Capa y Cartier-Bresson o Avedon, collages de Bertolt Brecht, filmaciones de Pasolini, Rossellini o Víctor Erice y piezas de creadores menos conocidos, como Óscar Muñoz, Käthe Kollwitz, Charles Le Brun, Corinne Mercadier, Hans Bellmer, Ruth Berlau, Tatiana Trouvé, Única Zürn o Waad Al-Kateab.
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De la inocencia al terror
A través de sus reflexiones teóricas y gráficas, Didi-Huberman propone un juego de libres asociaciones en un recorrido articulado en siete bloques temáticos que empiezan acaba con Infancia, en un viaje de la inocencia al terror de la guerra y los refugiados. Entre ambos, cinco espacios -Pensamientos, Caras, Gestos, Sitios y Políticas-, todos inspirados y encabezados por los poemas de un Lorca omnipresente a través de esa mirada de la infancia y su misteriosa noción del duende.
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No en vano, el recorrido por las 14 salas de la muestra se inicia con los acordes de 'Nana del caballo grande', legendaria canción de Camarón de la Isla armada con versos lorquianos, y acaba con dibujos de críos refugiados en Siria, Libia o Turquía. «Al final, hay que dedicarlo todo a los niños», dice Didi-Huberman. «No se trata ni de culto a la ingenuidad, ni de creencia en la pura inocencia. Los niños están en la encrucijada: buscan un lenguaje entre lo real y lo imaginario…Bajo las bombas, los niños aún son capaces de utopía. Ven la muerte en todas partes y le tienen miedo, por supuesto; pero esta no es, a sus ojos, irremediable: aún se puede jugar con ella», agrega el comisario.
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Más de una treintena de las obras expuestas pertenecen a la colección del Reina Sofía. Entre los préstamos destacan tres dibujos de Goya cedidos por el Museo del Prado; el manuscrito original de 'Romance de la luna, luna', que procede de una colección privada, y media docena de dibujos de Lorca ; siete obras de pequeño formato de la Fundación Giacometti; ocho dibujos de Goethe, del Klassik Stiftung de Weimar; una obra de Gerhard Richter del Museum Morsbroich; una escultura de Rodin y cuatro dibujos de Víctor Hugo de la casa parisina del escritor.
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Organizada por el Reina Sofía junto al Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) donde viajará tras su clausura en Madrid, la muestra ha contado con préstamos de instituciones como la Biblioteca Nacional de España (12 piezas), la Bibliothèque Nationale de France (15), la Staatsbibliothek zu Berlin (15) y el archivo de la Akademie der Kunste de Berlin (14).
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Flamenco en vivo
Con motivo de la mueras regresó al Reina Sofía su exdirector, Manuel Borja-Villel, para celebrar el encuentro 'Conocimiento por conmociones' con Didi- Huberman, a quien el antecesor de Manuel Segade invitó a comisariar su primera exposición en la casa: 'Atlas,¿cómo llevar el mundo a cuestas?' (2010). El encuentro culminó con una actuación de la cantaora flamenca Inés Bacán y de la bailarina Luz Arcas, Premio Nacional de Danza 2024.
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Filósofo, historiador del arte y ensayista, Georges Didi-Huberman estudió en la Academia Francesa de Roma, en la Villa I Tatti de Florencia y en el Warburg Institute de Londres. Profesor en universidades de todo el mundo, desde 1990 es profesor de la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París.
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Sus investigaciones se centran en la historia y la teoría de las imágenes desde el punto de vista estético y filosófico, abarcan desde la Edad Media hasta el arte contemporáneo y se acupan el teatro, la literatura, el cine o la danza.
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Es autor de más senta ensayos como 'Imágenes pese a todo: memoria visual del Holocausto' (2004); 'Lo que vemos, lo que nos mira' (2004); 'Venus rajada: desnudez, sueño, crueldad' (2005); 'Ante el tiempo. Historia del arte y anacronismo de las imágenes' (2006); 'Cuando las imágenes toman posición' (2008); 'La imagen superviviente' (2009) y 'Ser cráneo' (2009).
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Por Miguel Lorenci