Fuente: https://www.invasor.cu/es/cultura/la-poesia-nicolas-y-elsa
Con el prestreno de Nicolás, la pasión, este 22 de diciembre en la sala Abdala, Caminos Teatro se despide de un 2024 cargado de buen teatro
En un ambiente semioscuro bendecido por la poesía amorosa, los actores de Caminos Teatro arman la escena que reluce entre telas y música. Es la más reciente puesta de esta agrupación que ya nos deleitó con Náufragos y que ahora, con Nicolás, nos quiere cautivar.
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¿Lo logra? ¿Es tan atractiva la puesta para hacernos felices de pasar 49 minutos de nuestro día en este lunetario como testigos de un drama que se condensa temporalmente y juega con la memoria?
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Quizás lo de cautivarnos sí lo consigue con más fuerza que lo primero, porque pareciera faltarle el toque mágico que la haga ser más atractiva de lo que en apariencia es. Y como su tempo ritmo es tan lento, a uno pareciera que la escena no va a terminar nunca.
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Le faltaría, entonces, a mi juicio, más movimientos, y otro poco de soluciones que dinamicen la escena. Conflicto hay, aunque sea más interno que externo y, por ello, obliga al espectador a hacer uso de capacidad de análisis y de abstracción, lo que tiende a agotarlo. Porque además, desde el argumento principal, a uno no le queda otra que asumir la historia como algo ficticio, cuando, en realidad, está basada en los hechos.
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Sí, porque hubo una historia linda entre Elsa Claro, la poeta, la amiga y Nicolás Guillén, el poeta, el titánico de las antillas.
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Hubo una relación amorosa, idílica, que le escamoteó al silencio el historiador moronense Larry Morales y la hizo llegar a Juan Germán Jones, quien quedó prendido de este drama.
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Un asunto de medias tintas devenido en Canción primera, de Pablo Milanés, que consiguió impregnar de otra belleza el poema guilleniano. Canción que se interpreta hermosamente sobre las tablas y llena el ambiente de una candidez sobrecogedora.
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La obra está repleta de momentos así, porque la música tiene el poder de transformar lo raro, de conseguir el oro de la inmundicia y de hacer florecer hasta la mismísima piedra.
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De igual forma, el elenco de Caminos Teatro tiene muy buenas actrices para conseguir sus metas en esta puesta.
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¿Son buenas las actuaciones como para que la historia contada parezca polvo en el viento? Creo entender que sí. Aunque hay mucho desequilibrio en la calidad. Más no así en la entrega personal. Cada una de las actrices es feliz en su personaje y lo lleva con gusto, no como pesada carga.
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La dicción, las expresiones, el lenguaje corporal en ellas marchan en sintonía con lo que quiso el autor director de la puesta, Juan Germán Jones Pedroso. Y no creo que me equivoque cuando digo que este prestreno le fue bastante complaciente para con sus expectativas. Pero no descarto que algunas cosas no salieron como quiso y que los cambios se harán perceptibles para cuando se estrene en el primer mes del año 2025.
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A nivel actoral, me parece muy acertada la interpretación de Beatriz Rodríguez León, quien se nos presenta con una seguridad escénica, y un carisma inusitado. Además de que su expresividad es muy alta, así como su dicción, voz y dominio del lenguaje corporal. Todo en ella es de una actitud asertiva y construye su personaje desde la confianza y la belleza.
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Otro de sus atributos que dará mucho de qué hablar y le traerá más de un lauro, es la la musicalización de este espectáculo. Hay que subrayar su versatilidad para el trabajo con los instrumentos de cuerda pulsada como el tres y la guitarra, el dominio de la flauta, y, por sobre todas las cosas, de la voz. Y es que Beatriz canta con un lirismo envidiable y sus arreglos vocales para tres y cuatro voces son de lo mejor que he escuchado en un buen tiempo.
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Así, también, resulta agradable ver a Amarilys Reyes Alejo interpretando a Elsa Claro. Después de asumir a lo largo de su carrera tantos personajes cómicos y de ejercer como profesora de actuación en la escuela de instructores de arte, a uno no le pareciera hasta especial atestiguar su histrionismo para el drama. Y lo hace con soltura, elegancia, mas con los nervios a flor de piel.
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Habría que seguir explotando su actuación en los momentos climáticos y hacer mejores transiciones, más grandes, de un estado emotivo a otro, para que la representación no parezca tan lineal, tan desafortunada.
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Por Vasily M. P.