La poesía hace mejores a las personas, dijo el editor español Manuel Borrás, en un mensaje que envió para la celebración en Caracas por la edición del libro "País", la poesía reunida de la venezolana Yolanda Pantín.
La obra, de casi 900 páginas, fue publicada por la editorial Pre-Textos, que suma así a Pantín a otros autores de Venezuela, entre ellos Vicente Gerbasi, Rafael Cadenas y Eugenio Montejo.
Con la presentación cerró en diciembre la actividad anual del programa cultural "Chacao siente/Chacao cuenta", en la sala Cabrujas de ese sector del distrito capitalino de Caracas.
La coordinadora del programa, Edda Armas, leyó un mensaje de Borrás, imposibilitado de viajar desde España, y dijo que fue "un hecho de buenaventura" que en el cierre de la actividad 2014 fuera posible "contar con la presencia y la poesía reunida" de Yolanda Pantín.
"País" se integra a la colección La Cruz de Pre-Textos. El estudio introductorio estuvo a cargo de Antonio López Ortega, ensayista y narrador venezolano. Allí escribió: "La poesía de Yolanda Pantín remite a la verdad. Voz de carácter cuestionador, descreído y crítico" y una poética que se centra "en el simple instante de la revelación".
La colección cuenta también con los venezolanos Alejandro Oliveros y Luis Enrique Pérez Oramas, y prevé publicar próximamente a Igor Barreto. La obra de Pantín había sido presentada en octubre.
En el mensaje, el editor español expresa: "Mi deuda de amor con América viene de lejos, arraiga en mi infancia, cuando descubrí a Rubén Darío de la mano de mi madre, que tenía el hermoso vicio de leernos poesía, es decir, de contribuir a hacernos hijos de nuestra libertad futura. Sin duda ese precoz descubrimiento propició en mí diversas galaxias, diversos ocasos, señales, comprensiones de profundidad que todavía hoy me acompañan".
Proclama amor a América porque, agregó, "amo su unidad en su diversidad, es decir, esa unidad que compacta nuestro idioma común y que a la vez nos concede la gracia de la diversidad de sus partes desde la linterna de esa misma unidad. Porque el idioma español lo constituyen tanto las cadencias exóticas que pueden oírse en la selva amazónica como el dulcísimo castellano del Caribe o el refinado de los criollos andinos. Nuestro idioma nos conecta a un recuerdo exquisito, pero el idioma español del Nuevo Mundo es una forma que predice una inteligencia áspera en sus sabores y vital, desafiante incluso".
También es, dijo, una "inteligencia nueva" que "tuvo su más hondo arraigo en un inédito y renovado sentimiento de libertad que ignorábamos los españoles peninsulares y cuya lección no debimos haber desatendido. Si no hubiésemos dado la espalda a América pretextando 'más altas tareas', quizás hubiéramos gozado de una cultura mucho más arraigada en la libertad de la que hoy gozamos".
Luego, el mensaje incursiona en la presencia de la poesía en el mundo. "Los ciudadanos de bien que creemos en la causa de la libertad tenemos la obligación moral de manifestar y reivindicar la importancia civil de los poetas en tiempos turbulentos. Y tenemos esa obligación de largo contraída desde que sabemos que la poesía es la llamada que nos hacen las voces más antiguas germinadas en nosotros".
Borrás escribió que "por mucho que se proclame que sin justicia no hay libertad, nadie puede convencerme de que sin libertad se pueda hacer justicia, y menos con la justeza poética que impone la generosidad a la que obliga la poesía. Porque la poesía, no lo olvidemos, hace mejores a los ciudadanos y eso es precisamente lo que siempre han querido evitar los tiranos de toda laya. Todos aquellos que fundamentan su razón en el poder que detentan son susceptibles de encontrarse de frente a los poetas bien nacidos, pues de todos es bien sabido que los tiranos niegan la vida precisamente allí donde los poetas la afirman, y tengo para mí que no hay nada que haga más sagrada a la poesía que sustentar y afirmar la vida".
En suma, sostuvo, "estamos gozosamente condenados a amar y a cuidar de nuestros poetas, porque ellos son la mejor garantía de nuestra libertad futura".