Todo un lujo en el inicio del curso poético del Viernes del Sarmiento. Jesús Hilario Tundidor ofreció ayer un repaso de una parte de su extensa obra poética.
Araceli Sagüillo, que dirige el grupo del Sarmiento, junto a los también poetas José Antonio Valle y Santiago Vega, agradeció su presencia «porque la poesía es lo que nos une y lo que hacemos con ilusión y perseverancia».
Carlos Aganzo, poeta y director de El Norte de Castilla, fue el encargado de presentar a Jesús Hilario Tundidor «algo muy sencillo porque basta con leer sus propias palabras, escritas en el poema 'Autorretrato'. Cariñoso, afable, lejano aunque esté en la cercanía, con la inocencia de la sabiduría y viviendo a corazón abierto».
Desde que el poeta zamorano consiguió el premio Adonais en 1962 no ha dejado de publicar poemarios y se ha convertido en un referente de las letras españolas. Pertenece al grupo poético de los 60 y ha jalonado su biografía itinerante con hitos poéticos como 'Tetraedro', el ensayo 'Seis poetas de Zamora', 'Repaso del tiempo inmóvil', 'Mausoleo' o 'Las llaves del reino'.
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Carlos Aganzo añadió 'Costrucción de la rosa', «uno de mis favoritos, donde ya en el año 1990, Jesús Hilario Tundidor construye y deconstruye la belleza».
Ganador del Premio Castilla y León de las Letras, en su edición correspondiente al año 2013 por el conjunto de toda una obra que refleja su amplia, cabal y profunda manera de entender el sentir poético y la hondura y el simbolismo de su poesía, calificó la poesía de Tundidor como «un cruce entre la filosofía y el lirismo» y a su amigo poeta como «lúdico y mágico».
Agradecido por la invitación y la amistad que mantiene desde hace décadas con Araceli Sagüillo, Jesús Hilario Tundidor quiso rendir homenaje a Andrés Quintanilla Buey «que fue el que me otorgó el primer premio que gané en Valladolid, el premio de la Academia de Poesía».
Seleccionó poemas de dos libros que fueron rescatados de las traducciones de sus obras y de los congresos en los que ha participado, en los que la emoción de la vida vibra a su alrededor «cuando es mejor morir que resistirse».
Un canto al corazón, singular perspectiva poética que aúna innovación con clasicismo, para un poeta que quiere desarrollar sus proyectos tranquilamente, con tiempo y sin prisa. Reflexionar sobre el acontecimiento poético, sobre su forma personal de entenderlo. Y así leyó 'Vuelo del albatros'; Control de la ternura'.
En el tramo final, Jesús Hilario Tundidor se decantó por 'Canto oscuro para un cenicero'; 'Portadores de la sequía' y un bellísimo poema 'Razón para amar la vida', que dedicó a su tierra «a la que quiero, a pesar de que ella tenga sus cosas...y yo las mías».