Dos personalidades cohabitan en el alma de Dámaso Javier Vicente Blanco (Valladolid, 1964). La que responde a este nombre es la del doctor y profesor de Derecho Internacional Privado de la Universidad de Valladolid.
En armonía con su vertiente profesional, Javier Dámaso, a secas, define al escritor que vive la poesía como una experiencia que le sirve de «iluminación profana para explicarme metafóricamente la vida», dice el poeta citando a Walter Benjamin.
Fue la dimensión más íntima de Dámaso la que asomó en el Museo Casa de Cervantes, que abría la segunda edición del ciclo de poesía 'La estación de los poetas' para inaugurar la programación con que conmemorará el IV centenario de la segunda parte del Quijote. Durante el recital 'Taller de restauración', en alusión a uno de los poemas que leyó y que es una visión crítica de la «destrucción arquitectónica en Valladolid y la falta de cuidado con su patrimonio» en el pasado, Dámaso escogió una selección de poemas relacionados con su ciudad.
Escritor de bibliografía poética exigua, el compromiso de Dámaso con la cultura ha sido explícito siempre, desde la década de los ochenta. Entonces fue actor y director de teatro en la compañía Aristófanes, y empezó a cristalizar sus inquietudes artísticas en verso. Contaba ayer que los libros 'Objeto para destruir' (1981-1987), 'Incluso sin palabras' (1986-1991), 'Viajero inmóvil' (1992-2001) y 'Otros poemas' condensan su obra poética inédita. La Fundación Jorge Guillén publicó algunas de sus composiciones en la antología 'Sentados o de pie. 9 poetas en su sitio' (2013) y la misma institución sacó a la luz el año pasado su primer poemario en solitario, 'La edad de hierro'.
De esos «tiempos mejores», de los ochenta, años de gran efervescencia política y cultural en los que se fraguó el ímpetu creador de aquel grupo de jóvenes poetas vallisoletanos (Mario Pérez Antolín, Luis del Álamo, Luis Díaz Viana), habló Luis Santana, uno de los escritores que figura en la antología, que presentó a Javier Dámaso. Para el protagonista de la velada literaria, la influencia de los integrantes de aquella generación en su obra ha sido muy relevante: «Siempre he sido un poeta en contexto y en silencio», reconoció. De ese silencio editorial al que se refiere emana la poesía como «una oración personal e íntima, no sagrada sino profana», añadió.
VIRGINIA T. FERNÁNDEZ