A mayor lucidez mayor desesperanza y a mayor desesperanza mayor posibilidad de ser lúcido» Álvaro Mutis Jaramillo, nació en Bogotá el 25 de agosto. Poeta, novelista y periodista colombiano. Hijo de Carolina Jaramillo Ángel y del diplomático colombiano Santiago Mutis Dávila.
En 1925, a causa de la profesión de su padre, viaja a Bélgica, donde llega a los dos años de edad. Hizo sus primeros estudios en Bruselas. Regresaba a Colombia, primero, durante las vacaciones y después por temporadas más extensas. Vivió en una finca cafetalera y cañera que había fundado su abuelo materno, en el corregimiento de Coello, cerca a Ibagué, en las estribaciones de la Cordillera Central, de la cual el autor dijo: «Todo lo que he escrito está destinado a celebrar, a perpetuar ese rincón de la tierra caliente del que emana la substancia misma de mis sueños, mis nostalgias, mis terrores y mis dichas. No hay una sola línea de mi obra que no esté referida, en forma secreta o explícita, al mundo sin límites que es para mí ese rincón de la región de Tolima, en Colombia»
A principios de los 40 comenzó a trabajar en la radio, donde dirigió un programa dedicado a la literatura y ejerció como locutor de noticias. Inició su carrera literaria, influenciado por los escritores surrealistas, publicando sus primeros poemas y críticas en la revista Vida y en los suplemento literarios de los diarios El Espectador y La Razón. En 1947 publicó su primer libro de poemas en colaboración con Carlos Patino, La Balanza.
Mutis se vinculó con los jóvenes poetas de la revista Mito, fundada en 1955 y dirigida por Jorge Gaitán Durán, y continúa publicando libros de poemas como Los elementos del desastre (1953) - donde aparece por primera vez Maqroll el Gaviero, el personaje que nunca abandonará a Mutis - o Memoria de los hospitales de ultramar (1959). Hacia 1960 comenzó a operarse en él un viraje desde la poesía hacia la prosa. Publicó el Diario de Lecumberri (1960) y Los trabajos perdidos (1961).
En 1973 publicó su novela La mansión de Araucaima y presenta en España su poesía Summa de Maqroll el gaviero. Al año siguiente obtuvo el Premio Nacional de Letras de Colombia, que supuso el primer reconocimiento importante a su obra. En años posteriores continuó compaginando la literatura y el periodismo, iniciando Bitácora del reaccionario, su columna semanal, y colaborando en revistas dirigidas por Octavio Paz. En televisión presentó el programa Encuentros, dedicado a entrevistas con escritores.
Sus siguientes libros serían de poesía: Caravansary (1982), Los emisarios (1984), Crónica y alabanza del reino (1985), y Un homenaje y siete nocturnos (1987). En 1983 se le concede el Premio Nacional de Poesía de Colombia, y tres años después el Premio Médicis a la mejor novela extranjera en Francia por La nieve del almirante. La Universidad del Valle lo nombró Doctor Honoris Causa en Letras en 1988, y posteriormente lo hizo la Universidad de Antioquia. En estos años salieron a la luz sus novelas Ilona llega con la lluvia (1988), Un bel morir (1989), La última escala del Tramp Steamer (1990) - obra con la que recibió el Premio Javier Villa Urrutia -,Amirbar (1990) y Abdul Bashur, soñador de navíos (1991), entre otros. Recibió el Premio Roger Caillois, otorgado por la ciudad de Reims por el conjunto de su obra, la Orden de las Artes de Francia y el Águila Azteca de México.
Posteriormente publicó obras como Tríptico de mar y tierra o Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero, en las que recopiló las distintas obras dedicadas a Maqroll. En 1997 recibió el premio Príncipe de Asturias de las Letras y ganó la VI edición del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
En el año 2001 fue galardonado con el Premio Cervantes por su aportación a la literatura en lengua española, y dos años después recibió la Legión de Honor en grado de oficial, la mayor distinción que otorga el gobierno francés.
El 22 de septiembre de 2013 Álvaro Mutis murió en México, donde había residió más de cincuenta años.
Y es entonces cuando peso mi exilio
y miro la irrescatable soledad de lo perdido
por lo que de anticipada muerte me corresponde
en cada hora, en cada día de ausencia
que lleno con asuntos y con seres
cuya extranjera condición me empuja
hacia la cal definitiva
de un sueño que roerá sus propias vestiduras,
hechas de una corteza de materias desterradas por los años y el olvido.
Fragmento - Poema Exilio