Fuente: http://www.laverdad.es/murcia/201509/13/poesia-necesaria-vital-para-20150913004752-v.html
Ahí debajo, más allá de la fría bata blanca y aséptica como la cal, más allá de la ilegible escritura de doctor, palpita el corazón de un buen poeta. Para adivinarlo basta con observar cierto brillo que enciende su mirada cuando algún paciente le habla de poesía. Aunque es doctor en Medicina, resulta complicado precisar si el médico esconde un poeta o el poeta un médico.
Pero en esa búsqueda diaria encuentra la respuesta a tantas incógnitas. Lo cierto es que Juan José Cerezo presenta estos días su segundo poemario, titulado 'La fragua de los días', un espléndido recorrido por la existencia que crepita, tal que si en llamas ardientes andara, desde la infancia a la vejez.
-¿No cree que a veces es más recomendable recetar un poema que una aspirina?
-(Risas). ¡Es muy posible, sí! Pero dependerá de la dolencia. Si le duele la cabeza y le receto un poema es difícil que mejore. Incluso puede empeorar si el poema es malo. La poesía es tan necesaria para el ser humano como la aspirina.
-Pero eso no sucedería si me recetara uno de su nueva obra, 'La fragua de los días'...
-Esté seguro de ello.
-¿Qué tiene que ver la Medicina con la poesía?
-Mucho, sin duda. La Medicina es un ciencia humanista que persigue la curación del hombre. La poesía persigue el mismo fin, aunque de forma espiritual.
-¿Cómo se inspira?
-A través de imágenes, de instantes. Es algo intuitivo. De repente, sin esperarlo, me atrae una idea, una relación entre dos cosas de las que surge un verso. Quizá en ese momento no pueda escribirlo, pero sé que está ahí, que ahí hay un poema.
-¿De qué autores se nutre?
-Entre los murcianos, admiro a Ginés Aniorte y a Juan Gregorio Avilés. También cuento entre mis favoritos a Carlos Marzal y Vicente Gallego. Y luego un sinfín de nombres: Luis Cernuda, Antonio Machado... no sabría decidirme.
-Es imposible, supongo, hablar de tiempo a la hora de componer un poema.
-Imposible. El poema, una vez encuadrado, puedes abandonarlo un tiempo y luego retomarlo. Eso es muy difícil si se tratara de una novela. Por ello, a veces puedes emplear todo un año para un poema, y otras apenas unos días.
-¿Por qué eligió ese título?
-Porque condensa muchas cosas. La fragua es un lugar imaginario donde vamos produciendo cada día, como improvisados herreros, el tiempo. Ahí fraguamos nuestra vida. Ahí amamos. Ahí sufrimos.
-Y la vida va pasando inexorable.
-El libro ofrece la historia de una vida, desde los primeros poemas de la niñez, otros que ensalzan el amor en la juventud, hasta desembocar en la enfermedad y la muerte. Este pasar de la vida lo refleja uno de los amantes, que lo goza y lo sufre a un tiempo. Sin embargo, el libro permite disfrutar de cada uno de sus poemas de forma independiente, aún separadas del conjunto.
-¿Cúales son sus temas preferidos, aquellos donde se encuentra cómodo e inspirado?
-No creo que tenga ninguno, al menos de forma consciente. Me gusta la poesía que trata el amor, la de corte existencialista, temas como la nostalgia, el sufrimiento, el choque inevitable entre la realidad y el deseo, el paso del tiempo...
-¿Dónde se puede adquirir esta obra?
-A partir del próximo día 21 estará disponible en la librería Diego Marín y también es posible conseguirlo en la página web de la editorial Renacimiento.
-¿Anda ya trabajando en el próximo libro?
-¡Qué va! Tengo algunas ideas, pero no creo que edite nada hasta dentro de cuatro o cinco años.
-¿Por qué tanto?
-Porque no vivo de la poesía. Al no hacerlo, el grado de precisión y exigencia me obliga a necesitar más tiempo.
-Pues será una pena para muchos lectores.