Fuente: http://www.elpais.com.co/elpais/cultura/noticias/reflexiones-sobre-poesia-boca-juan-manuel-roca
En el tradicional barrio La Soledad, en Bogotá, vive Juan Manuel Roca. Es un sitio de grandes casonas con tráfico vehicular que va y viene del centro de la ciudad y que, pese a todo, guarda su mística, su propia y particular belleza, su poesía.
Allí ha gestado buena parte de sus más de cuarenta años de labor y publicación de poesía, ensayos e incluso narrativa, y hace poco presentó su libro 'Asedios de la palabra', con una interesante y cuidadosa serie de reflexiones en torno a la poesía, junto a la belleza de los grabados del maestro Alberto Rincón.
En él, no para de hablar y pensar de la poesía, tanto de su belleza como de su exigencia, en un recorrido y una labor de estudio, dedicación pero también de inspiración, junto a varios de los grabados del maestro Alberto Rincón, lo que hace que se integre el arte de la poesía escrita en comunión con la poesía de la imagen.
¿Por qué reflexionar sobre la poesía?
Siempre he sido de la idea de que un poeta que no reflexiona sobre la poesía es un poeta limitado. Mucha gente cree en la intuición o en la inspiración, en cosas que se van dando por una sensibilidad, pero la carencia de profundización en la que para mí es la máxima de las artes escritas, la poesía, hace que se genere una poesía limitada concentrada solo en el foco sentimental. Es necesaria una reflexión si partimos de la idea de que la poesía es una manera del pensar.
¿Se había hecho este tipo de reflexiones en Colombia?
En Colombia sí han existido poetas que han sido críticos y buenos ensayistas que han reflexionado sobre la poesía, como Luis Tejada o Jorge Gaitán Durán, pero no conocía que existiera un libro que reuniera varias visiones sobre las posibilidades de la poesía.
¿Cómo fue la construcción de libro?
El libro lo realicé a partir de textos que ya tenía escritos, de otros nuevos, así como de collage y viñetas, con pequeñas notas y pertimentos que se encuentran en la primera mitad del libro. La otra mitad, son poesías sobre algo que ha sido importante en la poesía desde Rimbaud que coloreó las vocales, que es la poesía que se informa así misma de lo qué es la poesía. Por eso esa segunda parte se llama 'El silencio de Scheherezada', partiendo de la idea de que Scheherezada siempre tuvo la cabeza a punto de ser cortada si al mandatario no le gustaba el cuento. Me gustó la figura porque en este caso el silencio significaría la ausencia de canto, del cuento. Decidí reunir poemas de distintos libros que he publicado y algunos poemas inéditos que están conectados a este tema.
¿Cuándo empezó la obsesión por reflexionar sobre la poesía?
Hace unos años, cuando en una universidad me dijeron que si iba a hablar sobre la poética y de cómo yo miraba las diferentes poéticas. Recordé que había escrito sobre ello, y revisando empezó a gestarse la idea del libro.
¿Se desconoce la historia de la poesía en Colombia?
En los ámbitos académicos y ciertos círculos intelectuales se conoce, pero no tanto como se debería, aunque es la historia más coherente de las artes en las letras, en la que generación tras generación se puede seguir ese gran cuerpo dentro de la gran tradición poética colombiana. Desde nuestro primer poeta moderno que fue José Asunción Silva, pasando por la generación del Centenario, así como Piedra y Cielo, Revista Mito, los nadaistas y los poetas actuales, lo que creo que hay algo ahí muy interesante y que puede ser más coherente que la historia de la narrativa porque es más episódica.
¿Y los nuevos públicos?
Parece que hay más público para la poesía que para la narrativa, y prueba de ello es el Festival Internacional de Poesía de Medellín. Los poetas que llegan de fuera de Colombia no pueden creer ver a dos mil o tres mil personas reunidas para escuchar a un poeta.
Pero es más sorprendente que ese festival naciera en medio de la Medellín de Pablo Escobar, en el momento del horror. La búsqueda de la resistencia donde van a escuchar algo que no les cambiará el mundo pero los transformará inpidualmente.
Es interesante ver como suele surgir el arte como contraposición a la perversión humana que es la guerra. Por Sergio Villamizar D. / Colprensa