Con motivo de los cien años del natalicio de Octavio Paz, la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México ofrecerá dos conciertos conmemorativos en los que interpretará la obra Amanece, composición musical de Antonio Juan-Marcos inspirada en un poema del ganador del Premio Nobel de Literatura en 1990.
Los conciertos se realizarán en la sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli, Periférico Sur 5141, colonia Isidro Fabela, el sábado a las 18:00 y el domingo a las 12:30. En ellos también serán interpretadas piezas como Redes, de Silvestre Revueltas; Tierra de temporal, de José Pablo Moncayo, y Concierto Voltaje para Timbal Solista y Orquesta, de Gabriela Ortiz.
En entrevista con MILENIO, Antonio Juan-Marcos habló sobre el vínculo que encuentra entre la poesía de Paz y sus composiciones, así como de lo que el público podrá apreciar en los dos conciertos.
¿Qué fue lo que provocó que se inspirara en Octavio Paz?
Llevo escritas tres piezas que forman parte del ciclo Dos son un jardín, las tres basadas en aspectos de Octavio Paz, particularmente en poemas que hablan de la relación amorosa de pareja. Son poemas que leí desde la adolescencia; son obras de arte que te van acompañando en tu vida y ensayos que te ayudan a ir reflexionando.
Ha sido durante muchos años una lectura muy íntima y muy personal; siempre vuelvo a los poemas de Paz y siempre me dan nuevas reflexiones, las cuales se empiezan a traducir en música. Ya son cuatro años componiendo con versos de él, y así empecé la primera pieza de este ciclo. Entonces ha sido un proceso de muchos años en el que me he acompañado mucho de los textos de Paz.
¿Cuál es el vínculo entre la poesía de Paz y la música que compones?
Depende de cada pieza. En el caso particular de Amanece yo ya sabía lo que quería lograr de este vínculo texto-música. Algo importante era que el poema fuera claramente articulado, entendible dentro de la estructura musical; es decir, que la escritura musical pusiera en relieve el sentido y la sonoridad de las palabras mismas.
Queríamos que el texto se pudiera entender de manera lírica, clara y articulada; eso ya delimitaba un cierto registro y utilización de la voz a una cierta manera de escribir música para este texto. Después hay más consecuencias, que tienen que ver con las sonoridades del propio poema porque, aunque sea corto, podríamos decir que se divide en secciones, diferentes versos que tienen diferentes rítmicas, sonoridades y temporalidades, y eso fue muy importante a la hora de estar escribiendo.
Un ejemplo que es importante en esta relación explícita en esta pieza es que cuando Octavio Paz utiliza la palabra "amanece" en este poema, antes del último verso él la coloca en el margen izquierdo de la página, de manera que abre un espacio hacia un último verso que es conclusivo, pero de una manera como cuando concluyes hacia el silencio, que no te da una conclusión neta y clara sino una que te abre hacia otro espacio. Entonces para entrar a ese otro espacio él utiliza la palabra "amanece", que no pertenece al texto anterior sino que abre un espacio nuevo con una temporalidad más larga, lo cual te da implicaciones musicales fuertes.
Lo anterior se traduce en que cuando el cantante articula esa palabra hay un pasaje orquestal donde trato de crear esta sensación del amanecer de poquito a poco, empezando por las dos flautas. Entonces se empiezan a añadir las familias orquestales y es como los rayos de sol que empiezan a salir, y un poquito más hasta que amanece. Esto hace que exista un espacio más de reflexión y de interioridad.
Al final son dos expresiones artísticas que se conjuntan, y una puede aclarar el sentido de la otra.
¿Qué espera que se lleve el público al escuchar sus composiciones?
Espero que se lleven un momento de poesía musical, porque trato de crear una poesía inspirada en esas imágenes y en esa musicalidad que ya está en los poemas. Que se lleve un ambiente, unas atmósferas que le lleguen; que los versos de Paz tanto como los sonidos que musicalizan estos versos puedan crearles un espacio íntimo, frágil, y que exista una conexión entre la poesía y la música.
Dos son un jardín
Antonio Juan-Marcos agregó que el título del ciclo musical está basado en la frase de uno de los escritos de Julio Cortázar que dice: "Un cronopio es una flor, dos son un jardín", el cual, trasladado a la idea del amor de Octavio Paz, significa que un personaje es una flor, pero que en la relación se multiplica.
En Dos son un jardín se trata de que cada pieza del ciclo vaya creciendo en lo instrumental, y que se vayan abriendo espacios sonoros hasta tener uno muy amplio, que es el de la orquesta sinfónica.
El compositor mexicano, orgulloso de sus raíces, destacó que entre sus intereses y planes le encantaría hacer una composición con motivo del Día de Muertos, pasando de lo individual de los poetas a la conciencia colectiva que tiene la festividad nacional, para lo cual hará uso de frases populares y de dominio público que le permitan experimentar esa sensación colectiva del pueblo. Además, también buscará hacer composiciones para diferentes instrumentistas, ya que sería hacer un homenaje a grandes músicos y amigos que ha conocido y con los que ha compartido diferentes experiencias.