Fuente: http://www.laverdad.es/murcia/201503/07/busco-alabar-nadie-gusta-20150307005748-v.html
Todo el mundo me llama 'Pinetti', hasta mi madre», comenta Francisco Pinar. Se considera ciudadano universal. Durante veinticinco años estuvo trabajando en 'La Verdad', «la parte más bonita que he tenido en mi vida, entrevistando a grandes profesionales», recuerda.
Tiene tres libros escritos de poesía y ha publicado uno, 'La puerta falsa'. Es fundador de la cafetería La Bohème, en la calle Arquitecto Emilio Pérez Piñero, en el murciano barrio de Vistalegre, que el próximo martes cumple los 25 años de historia.
-¿Por qué surge La Bohème?
-Por una de las canciones que siempre me ha entusiasmado, 'La Bohème', de Charles Aznavour.
-¿Qué tiene de especial su local?
-La frase que todo el mundo puede leer cuando entra al establecimiento: 'Los amigos deben ser como la sangre, que acuden a la herida sin que ésta la llame'; también el cóctel 'Apocalipsis'.
-Su cafetería ha acogido múltiples celebraciones de universitarios, ¿cuáles son sus mejores recuerdos?
-Los mejores recuerdos que tengo son los concursos de poesía, sin premios en metálico; y la sorpresa cuando los estudiantes empezaron a sacar sus versos de los cajones. Yo les motivé a ello, porque yo mismo ponía mis poesías en las paredes. No eran ni buenas ni malas, eran simplemente poesía, la diferencia está en escribirlas desde el alma o ir de 'cultureta'.
-¿Qué se ha hecho famoso en su establecimiento?
-Las grandes fiestas bohemias que se han ido organizando de forma improvisada.
-¿Qué público frecuenta más su local?
-El mismo que va por el mundo, de clase baja, trabajadores y estudiantes. La Bohème es un pedazo de este mundo y van los tontos, listos e inteligentes. En el local se han enamorado y han salido buenos matrimonios; otros buscaban la soledad, y otros la embriaguez de la luna; y el resto jugaba al dominó y al parchís.
-¿Algún personaje famoso le ha visitado?
-El ciclista Marco Pantani. El secreto de mi cafetería está detrás de la barra, en servir a la gente; el público es el saber estar en el vértice de la barra o en el ángulo de la copa de su estupidez.
-¿De qué va su poesía?
-Mi poesía depende del momento del alma y del sentimiento anterior, no es clasificable; de ahí que el poeta nunca tenga edad, pues tiene la edad del verso y el final del poema.
-Dicen que es usted un poeta maldito...
-Tal vez, porque mi poesía no alaba al ego, nunca intento buscar los vocablos para alabar a nadie, ni tan siquiera a mí mismo; me gusta más el mundo que yo mismo.
-¿Qué le dice al mundo en su poesía?
-No le digo nada, es el mundo el que me tiene que decir a mí, por lo tanto yo no me clasifico en ningún premio de poesía, voy por libre. La poesía está por encima de cualquier rango o titulación de una carrera; forma parte de las cuatro artes de los dioses. Donde muere la pintura, la música y la escultura, nace la poesía.
-¿Cuál es el secreto para mantener activo el local durante un cuarto de siglo?
-Trabajar y ser nosotros mismos, ser auténticos, somos un negocio familiar, siempre he trabajado en sociedad con mis tres hijos: Claudio Ramón, David y Zipi.
MANUEL HERRERO