Fuente: http://www.lacasadeviena.com/literatura/loretto-rafanelli-y-el-misterio-de-la-poesia/
El italiano Loretto Rafanelli (Bolonia, 1948) es un poeta que le tiene un cariño peculiar a Latinoamérica. Ha visitado países como México, Nicaragua y Perú en años anteriores, y disfruta mucho de la poesía en español.
Hace un par de semanas el escritor estuvo como invitado en el Segundo Encuentro Internacional de Poesía Manuel Acuña, que se realizó en Saltillo, Parras y Torreón, Coahuila (Septiembre 2014). Junto a otros autores de diversos países, Loretto leyó algunos poemas en italiano, que a su vez fueron leídos en nuestra lengua, gracias a la traducción.
El poeta es un hombre más allá de lo amable, sencillo y apasionado, con una visión muy clara sobre el poder de la poesía en los seres humanos. Es autor de poemarios como El tiempo de espera, En las oscuras habitaciones, Las voces de Filadelfia, entre otros títulos. Además es profesor y una de las voces más destacadas de la poesía italiana. A continuación Loretto compartió, en una pequeña charla, algunos pensamientos sobre su oficio y esa cualidad casi mística que sólo se encuentra en la poesía.
¿Cómo fue su primer encuentro con la poesía?
El encuentro entre poeta y poesía es una cuestión mágica. Hay un encuentro con una parte del misterio, de la vida escondida. No sé cómo la poesía está presente en mi sentir, pero me ha encontrado y yo he encontrado a la poesía. No creo que se pueda decir con precisión dónde y cómo la poesía pueda nacer. Se puede sólo pensar en una combinación de algunos elementos como la magia de la palabra, el secreto del corazón, la magia de la imaginación, la magia de la vida, porque la vida no se puede decir con la lógica, es demasiado grande para poder decir 'esto es aquello'. La vida es un misterio que se puede interpretar con la religión, con el mito y tal vez con la poesía.
En sus poemas se encuentra una preocupación sobre la existencia y sobre la manera en que la poesía dice grandes cosas con pocas palabras
Yo creo en la poesía como una misión. La poesía puede permitir una reflexión sobre la vida. Creo en la poesía como una cosa muy, muy seria porque entra en la vida del poeta y en la de todos. No creo en la poesía como una ironía, como una burla, como una broma. La poesía para mí es una palabra muy alta, muy profunda, muy pesada, muy dulce, muy emocionante. Todo esto es la poesía.
¿Cómo ha sido la experiencia de escuchar su poesía en español, una lengua hermana del italiano, en Latinoamérica?
Son dos idiomas hermanos pero dos hermanos que tienen una región distinta, una historia distinta, una música distinta, un camino distinto. Entonces no se puede creer que los idiomas son la misma cosa. A veces son dos voces muy distantes. No creo que sea fácil conocer el español para un italiano y el italiano para un español. Pero me gusta mucho la lengua española, yo traduzco también. Es una emoción especial escuchar la propia palabra en un idioma distinto. Es una cosa tan fascinante como es fascinante escuchar su idioma (el español). Yo tengo una cercanía emocional muy fuerte con América Latina. Me siento como en mi casa cuando estoy en México. La gente es muy bonita, muy agradable. Yo prefiero llegar aquí y no a otros países de Europa.
¿Y los autores latinoamericanos...?
Yo conozco poco, no tanto, la literatura latinoamericana. Tengo una gran consideración hacia Rulfo. Es un narrador inmenso, de una fuerza particular. Gabriel García Márquez, Borges, Vargas Llosa, todos son nombres muy conocidos en Europa, en Italia especialmente. Hace dos años hice un trabajo de traducción de nuevos poetas de América Latina. He traducido 25 jóvenes latinoamericanos. Es un trabajo muy completo que me ha permitido entrar de más en la poesía de América Latina de varias generaciones. De México conozco a Marco Antonio Campos, Eduardo Lizalde, José Emilio Pacheco, por nombrar algunos. También está un poeta argentino muy importante que murió hace 5 meses, Juan Gelman, y otros poetas que conozco y me parecen muy buenos. Es necesario para mí leer a otros autores de América Latina, yo conozco bien la poesía italiana y tengo buena conciencia de la poesía europea. Hace poco tiempo que practico la lectura de autores latinoamericanos.
Hay personas que en este tipo de actividades, como el Encuentro Internacional, tienen un primer acercamiento con la poesía, algo que no siempre es sencillo de lograr...
Yo soy profesor y conozco el problema de enseñar a los jóvenes la poesía. Creo que es una ruta muy complicada porque la poesía es difícil. No se puede pensar que es fácil, la poesía es difícil para todos porque tiene una característica que es la síntesis y que no permite facilitar la lectura. Esta experiencia, junto con otras, puede aportar una curiosidad, una idea que puede llevar al joven a leer algunas cosas, pero no se puede pensar en transformar a la gente en poetas o en lectores de poesía.
Estos festivales como, otras iniciativas, son muy importantes porque es un primer recurso para llegar lejos. Los resultados no se ven mañana, no se ven hoy, se ven con el tiempo. Los jóvenes entonces pueden amar la palabra, que es la palabra de la poesía, es una palabra especial porque no es la que se usa normalmente, así se puede construir una visión de la vida distinta. Es un proceso que se ve en el tiempo. Todo puede llegar en una vía mágica.
Los siguientes poemas son tomados del blog de Círculo de poesía.
Traducción: Erika Reginato.
Hielo
2.
Un hielo híspido de nombres
y los viejos, y los niños todavía
paralizados en el lento esperar.
Los brazos en el barranco, en la planicie
vacía que llega al mar,
en una tierra amarga sin
pupila con el pan seco
en mis labios, y se sosiega
la mirada en los ojos de los hermanos. No regresa
la nieve, ahora arrasa y derrumba
el gregal los cuerpos. Las mujeres
en el silencio de la maternidad
que destroza, en la mano
que ensangrienta los ríos,
y todo el campo
es una plaga de mármol.
El silencio blanco de los nombres
El canto de madres alcanza
la cima del tiempo y las trenzas
de las muchachas se hacen velo desgastado.
En las envueltas sábanas, en una luz
de vidrio, los jóvenes están en orden
e inmóviles en el viaje que desde el malecón
alcanza al sueño perenne.
En el recuerdo extremo de las voces.
Huellas
Sombra se hace el tiempo y huella
tras huella como piedra
los cuerpos devasta.
Y las trenzas extendidas sobre las noches
son diminutas llamas
que vagan en el viento,
esperas infinitas, lugares sin paz.
Los niños corren en los campos
y las mañanas fluyen
en una desnudez sin palabras.