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"La poesía es una victoria sobre la muerte" - España

Fuente: http://www.lasnoticiasdecuenca.es/entrevistas/17039_selena-millares-la-poesia-es-victoria-sobre-muerte

La sala Pequeña de la Facultad de Bellas Artes de Cuenca acoge este viernes a partir de las 19.00 horas la inauguración de Huella y Lumbre, la primera exposición de la autora canaria Selena Millares, artista y escritora, profesora catedrática de Literatura Hispanoamericana en la Universidad Autónoma de Madrid. Sobrina de Manuel Millares y autora de varios poemarios y ensayos, aprovechará su presencia en Cuenca dentro de los actos de la III Semana Canaria en Castilla-La Mancha para presentar su novela El faro y la noche, merecedora del Premio Internacional de Literatura Antonio Machado 2014.

¿Cuál ha sido la génesis de la vocación creativa en su trayectoria personal?
No sabría decirlo, la poesía me ha imantado siempre. Cuando hablo de poesía me refiero al sentido antiguo de la palabra, al poema como creación, más allá de etiquetas y fronteras entre artes o géneros literarios. Me formé en un entorno propicio, cerca de personas entregadas al arte de una manera abismada y visceral. Creo que eso me hizo muy severa hacia mí misma, muy autocrítica, y a visibilizar poco mi tarea, precisamente por el fervor y el respeto hacia ese quehacer. He estado siempre situada en la órbita del ensayo, la poesía y la pintura, creo que esa búsqueda ha sido algo como una certeza o un camino ineludible. Las artes, que los poderes arrinconan cada vez más, son lo único que nos puede redimir frente a la barbarie tecnológica y a la plutocracia actual. Nos quieren adocenados frente al big brother de las pantallas, y el arte nos hace libres. Es la luz, frente a tanta oscuridad. Por eso además me gusta el arte hecho con las manos, donde se sienta el pulso, el tacto, el latido de la sangre. Nada en contra del arte fotográfico y conceptual, pero sí en contra de que se esté dando la espalda a la pintura desde hace tiempo. Lo decía Gordillo hace poco en una entrevista, quejándose de la actividad del Museo Reina Sofía. La pluralidad es deseable, frente a las modas.

¿Qué tal se conjuga la actividad docente como profesora en la Universidad Autónoma y el papel de artista insular radicada en Madrid?
Perfectamente. En la universidad me dedico a la docencia e investigación en el área de la Literatura Hispánica. Es el mismo territorio, no hay fronteras, no las veían los renacentistas, esas barreras son artificiales y vinieron después. Me gusta mi trabajo, es un privilegio estar en contacto siempre con la gente joven, saber lo que piensa, cómo respira. Entre los alumnos de Filología siempre hay creadores, es maravilloso compartir afinidades. Y me parece que hay que incentivar la enseñanza de las Humanidades, tan castigadas: parece que interesa mucho que la gente piense poco, que no tenga sentido crítico, que asuma dócilmente una realidad tóxica, narcotizada por el imperio de la imagen digital. De la docencia van desapareciendo las horas de Filosofía, de Música, de Literatura, de Arte... Eso hay que combatirlo con firmeza. En cuanto a mi relación con mis islas –y lo digo en plural, porque son todas mi tierra–: cuando cierro los ojos sigo viendo el mar. Es verdad que a veces me asalta la magua, eso que en otros sitios se llama saudade. Me acuerdo ahora de esa anécdota bonita sobre Andrés Bello en el exilio londinense; dicen que al pasear por los muelles, y sentir el olor intenso de las frutas de su trópico que descargaban los barcos, esa conmoción le llevó a escribir su gran poema América... Los isleños debemos proyectarnos fuera como lo hizo Ulises, así ocurrió siempre en la historia de nuestros puertos. Algo de eso se trata en mi novela El faro y la noche, publicada este año en Barataria, una editorial con nombre de ínsula, por cierto.

La poesía representa desde los comienzos de la civilización una forma de comunicación genuina. ¿En qué lugar te encuentras dentro de las diversas poéticas del panorama literario en la actualidad? ¿Hubo influencia en tu escritura de parte de autores tan representativos como José María Millares Sall?
No soy muy amiga de etiquetas. Rafael Morales escribió sobre mis poemas que no pertenecen a ninguna escuela, y que su signo son la ensoñación, la delicadeza y el compromiso. Y Jorge Rodríguez Padrón vio en ellos la conjunción entre iluminación y memoria. En cuanto a mis referentes, son muchísimos: toda la poesía es un sistema de vasos comunicantes, y una victoria sobre la muerte. La semana pasada disfruté de un concierto maravilloso de Amancio Prada, y me parece un milagro que después de tantos siglos nos siga emocionando la palabra de San Juan de la Cruz.

El arte ha sido para la ciudad un valor histórico esencial con el que muchos visitantes se dieron a conocer. Y entre ellos el artista canario Manuel Millares. ¿Qué opinas sobre los 50 años de la creación del museo de arte abstracto? ¿Sigue vigente el arte como vía hacia la belleza y el conocimiento?
Cuenca es un espacio geográfico único. La atalaya del casco viejo sobre el Júcar, con su voz de siglos, parece figurar la atalaya del arte, eterno, sobre el río del tiempo. Todo es belleza en Cuenca, hasta su nombre suena a música, y es curioso que no sea más turística, pero eso la protege de las hordas de visitantes con sus cámaras y su bullicio. El Museo de Arte Abstracto es formidable y necesario, esa generación de pintura española tuvo una intuición magistral al hacer anidar ahí su obra. En su momento fueron un grupo de ruptura: ahora son clásicos.

Y la memoria tiene un lugar especial dentro de tus creaciones. ¿Qué experiencias recuerdas de tu estancia familiar en las islas?
Sí, la memoria en todo sentido, histórica y antropológica. La memoria es nuestra lumbre y nuestra huella, de ahí el título de mi exposición de pintura y poesía en Cuenca. Decía Yeats que la hija de la Esperanza y la Memoria se llama Arte. En mi caso, la memoria habla siempre del mar y de la isla, ese es mi horizonte.
Samir Delgado