He buscado ser transgresora y subversiva". Gioconda Belli (Managua, 1948). Su nombre está asociado a la palabra como arma. Su decidida oposición a la dictadura de Somoza le costó la prisión y el exilio. Activista del Frente Sandinista de Liberación Nacional, fue refugiada política en México y Costa Rica.
En 1970 inició su carrera literaria con un impactante poemario marcado por el erotismo. Desde entonces, y combinando poesía y narrativa, se ha convertido en una de las voces femeninas más sólidas del actual espectro literario en español.
"El riesgo ejerce una mágica fascinación", dice entre risas quien acaba de publicar El intenso calor de la luna (Seix Barral), una novela que se rebela contra el papel que impone la sociedad a la mujer madura. "La razón de ser de la feminidad ya no es la reproducción", afirma.
Y sobre su nueva obra...
Soy consciente de que he escrito un libro que aborda un tema transgresor pues ha sido considerado secreto, tabú, algo de lo que no se habla, como es la menopausia, y convertirlo en un tema que se tratara abiertamente. Dentro de esa historia he intentado hacer una novela muy sensual, muy erótica, porque me interesaba hacerle burla a historias como la serie Las sombras de Grey. En las antípodas de esos libros quería escribir algo sobre la sensación de liberación. La liberación de todos esos prejuicios sociales que han condicionado la vida de las mujeres que pasan de los 40 o 45 años y que parecen abocadas a que en poco tiempo les salgan canas y se conviertan en brujas.
Otro elemento que me fascinaba era el azar. Cómo vivimos todos cotidianamente sin pensar que en cualquier momento un evento determinado nos puede transformar la vida completamente. Por eso toda la novela empieza a desenvolverse a raíz de un evento fortuito.
También quería contar una Managua, una Nicaragua, donde la revolución queda como un monumento. Nadie tiene ya una visión heroica de la vida o del futuro. Pero en donde la pobreza y los problemas siguen siendo asfixiantes. Esa es la situación en la que actualmente nos encontramos en mi país. Quise reflejar eso, pero sin convertirlo en eje de la novela, porque el eje es el desarrollo de la mujer. Todo ello en una época a la que llamo posbiológica.
Todos vamos a vivir más de treinta años más de lo que vivieron nuestros tatarabuelos y, además, las mujeres ya no dependemos de la píldora, ya no dependemos de nuestros ciclos para tener hijos y las hormonas nos ayudan en todo lo relacionado con la menopausia. Además, los hombres, a través del viagra, descubrieron América, como demuestra el hecho de que treinta millones de hombres en el mundo la utilizan, hasta el punto de que ya es la sexta droga más importante de la historia. Los hombres, a través de ese tipo de fármacos, convirtieron la disfunción eréctil en una cosa sexy. Queremos también convertir la menopausia en una cosa sexy.
¿En qué sentido la menopausia como liberación?
La mujer en la menopausia vive su vida sin temor. Antes de eso todavía muchas mujeres viven su vida supeditadas a la idea de tener hijos. La menopausia es el fin de la fertilidad. Es el fin de la etapa en la que tiene que estar dedicada al marido, a los hijos, etc. Es descubrir una nueva identidad en la que es ella para ella. Así lo veo. En la menopausia, y la ciencia lo confirma, se pueden tener unos orgasmos absolutamente maravillosos; monumentales.
La protagonista de El intenso calor de la luna lleva una vida muy ordenada hasta que un suceso le cambia todo. ¿Por qué decimos que amamos la intensidad y el vértigo, si en realidad y en general lo que buscamos es la comodidad, la tranquilidad de que no pase nada?
En lo ordenado y lo previsible hay en el fondo una sensación de falta de seguridad. La vida te empuja en una cierta dirección y descubres lo atractivo de la adrenalina. Más allá del miedo, la aventura atrae. La vida tiene capacidad de brindar otra intensidad diferente. De una manera u otra todos buscamos esa adrenalina. Queremos huir de la mansedumbre de los días irrelevantes. Yo lo busco. Arriesgarse ejerce una mágica fascinación.
Perdóneme una pregunta tan tópica pero... ¿cree que el amor tiene los días contados?
No, en absoluto. Creo en el amor con una fe enorme. Desde que el ser humano existe, las historias se repiten. Cambian las circunstancias y los marcos, las maneras como nos relacionamos, pero las emociones se siguen repitiendo. Vivimos más años y, por ello, nuestra cultura tiene que empezar a pensar de otra manera. La longevidad es hoy otra cosa muy diferente a lo que era en tiempos de nuestros bisabuelos y eso cambiará las cosas. Hoy tenemos un montón de vida por delante y tenemos que definir cómo vamos a vivir esa vida útil. Cómo nos vamos a crear una identidad que ya no está directamente relacionada con nuestra función reproductora. Nuestra vida sexual también tiene que cambiar en ese sentido. La razón de ser de la feminidad ya no es necesariamente la reproducción. No es una sexualidad para atraer el macho para reproducirse, sino una sexualidad por el puro gozo, eso marca otra manera de ser. Para mí, el amor es risa, es disfrute.
¿Se siente Gioconda Belli una mujer transgresora?
Inicialmente fui transgresora porque me salió así. Empecé a escribir poesía muy joven y nunca pensé que iba a ser escandalosa la poesía que yo estaba escribiendo. Reflejaba procesos naturales de mi cuerpo y hablaba del amor... Pero me di cuenta de que lo que hacía era transgresor. Que me estaba saltando convenciones. Que no era aceptable para muchos lo que yo estaba haciendo. Yo hablaba de mi sexualidad como sujeto de mi propio placer, de mi propio cuerpo, no como objeto sexual. Cuando comprendí eso lo empecé a hacer a propósito, porque me di cuenta que había logrado un lenguaje subversivo por toda la represión que había en el lenguaje del cuerpo y en la biología femenina y en la mujer como sujeto de su propia sexualidad y eso me interesó. Jamás he escrito pornografía. Más bien he sublimado la sexualidad desde un punto de vista romántico, abiertamente carnal pero no pornográfica. He intentado reflejar la sexualidad vista desde los ojos de una mujer, que es una sexualidad muy vinculada a la emotividad y a la belleza y a la carnalidad como algo que tiene un gran contenido espiritual.
Las frustraciones amorosas también están muy presentes en su obra. ¿Quién cree que se maneja mejor en relación con los "males de amores", las mujeres o los hombres?
Aparentemente los hombres se manejan mejor porque tienen más capacidad de compartimentar los sentimientos y distinguir la vida emotiva de la funcionalidad del día a día y de la existencia ordinaria. Eso no quiere decir que la procesión vaya por dentro y que muchos hombres sufran y mucho. Pero creo que los hombres crean más murallas. Las mujeres caemos y volvemos a caer.
Ha escrito usted de y sobre la revolución, especialmente la nicaragüense. ¿Ha pasado el tiempo de las revoluciones?
Del tipo de la que vivimos en Nicaragua probablemente sí. Pero lo que no ha pasado son los problemas que generaron o a los que combatían las revoluciones. Eso parece que esta aumentando. La gran pregunta que no se ha contestado es como revolucionamos la revolución. Hay movimientos, como el de los Indignados. Siempre hay brotes de protesta.
En ese sentido ha señalado usted que tras el tiempo de la revolución estamos entrando en el tiempo de la palabra, ¿en qué sentido?
Tenemos que aprender una nueva manera de decir las cosas. Creo que todavía estamos muy atrapados por la manera, desde mi punto de vista ya pasada, de definir los procesos sociales y los fenómenos que se están produciendo. Por ejemplo, el populismo que se están dando en América Latina es muy interesante, pero está atrapado en un discurso viejo. Quiere usar un discurso con elementos nuevos, pero con formas de lenguaje viejas. Un discurso autoritario de dueños de la verdad y cosas de ese estilo que a mí me recuerda el viejo discurso de la izquierda.
Hay muchos escritores que empiezan haciendo poesía, como es su caso, y pasan a la narrativa por aquello de que vende más. ¿Es ese su caso?
Nunca pensé que iba a comer de la narrativa. Yo había vivido la revolución y una serie de cosas muy intensas que me hacían sentir que tenía mucho que decir. Hubo un momento en que pensé que la poesía ya no era el medio que necesitaba para expresarme. Quería incluir muchas más voces. Empecé a escribir La mujer habitada y disfruté tanto al hacerlo que me animé con otras. La novela me exige una planificación. Pero sigo escribiendo poesía y acabo de publicar en Nicaragua una colección con los ocho poemarios que he escrito hasta ahora. Necesito la poesía. Espero seguir siempre haciéndola y de hecho en ello estoy. Pero la poesía nunca la planifico; surge. La poesía me cae encima. Me atrapa. Me asalta en los momentos más inesperados.
Que habría que decirle a la gente que simplifica y asocia el nombre de Gioconda Belli a la literatura feminista...
Es su problema. La literatura es una. Las mujeres hablamos y escribimos de cosas que antes no se mencionaban. Las mujeres entramos en la literatura de una manera más consistente en el siglo XIX. Estamos contando el mundo desde nuestra perspectiva pero creo que es incorrecto hablar de literatura feminista. No estoy de acuerdo con esa tendencia a marcarlo todo y delimitarlo: literatura negra, femenina, etc.
¿Cómo se observa la realidad de España desde dos lugares tan distintos como Managua y Los Ángeles, las ciudades en las que más tiempo ha vivido?
Me llama la atención la violencia de género. España ha logrado y avanzado mucho y ahí está el gran número de mujeres que ocupan puestos importantes en muy diferentes sectores. Pero como en todos los países hispanohablantes, y aunque aquí se han hecho esfuerzos grandes para transformar eso, todavía hay bastante machismo. Entre todos tenemos que lograr que eso vaya a menos.
unademagiaporfavor-LIBRO-El-intenso-calor-de-la-luna-Gioconda-Belli-portadaEl intenso calor de la luna
Gioconda Belli
Seix Barral
317 páginas
18,50 euros
E-book: 12,99 euros
Descargar un fragmento
Tras dedicarse por entero a formar una familia, dejando atrás proyectos profesionales, Emma llega a la madurez de sus 48 años. Sus dos hijos ya se han marchado de casa y la relación con su marido ha perdido el encanto de los primeros años.
Cuando su cuerpo de mujer atractiva y sensual muestra los primeros signos de cambio, Emma se angustia y teme perder los atributos de su feminidad. En medio de una vorágine de pensamientos negativos, un hecho fortuito la lleva a entrar en contacto con una realidad ajena a la suya donde encuentra una inesperada pasión que cuestiona su apacible rutina y la lleva a descubrir el gozo, la sexualidad y las posibilidades de realización de esta nueva etapa de su vida.
El intenso calor de la luna cuenta la historia de Emma, un personaje flaubertiano que se rebela contra el papel que le impone la sociedad a la mujer madura. Gioconda Belli explora la identidad femenina en la menopausia, cuando la mujer debe ir más allá de los mitos que centran su valor en la belleza juvenil y la fertilidad, para descubrir un nuevo erotismo y el poder de ser ella misma.
La autora
Gioconda Belli nació en Managua, Nicaragua, el 9 de diciembre de 1948. Es autora de una obra poética de reconocido prestigio internacional, por la que ha recibido el Premio Mariano Fiallos Gil, el Premio Casa de las Américas, el Premio Internacional Generación del 27 y el Premio Internacional Ciudad de Melilla.
Su primera novela, La mujer habitada (1988), ha sido traducida a 11 idiomas con enorme éxito, especialmente en Italia o Alemania, donde ha superado el millón de lectores en 25 ediciones y ha obtenido el Premio de los Bibliotecarios, Editores y Libreros a la Novela Política de 1989 y el Premio Anna Seghers de la Academia de las Artes.
También es autora de las novelas Sofía de los presagios; Waslala; El pergamino de la seducción y El país bajo mi piel, sus memorias durante el periodo sandinista.